Ya lo decidí aunque suene duro. En Chacao, mi municipio, votaré nulo. Me da igual si gana Muchacho o Graterón. Los dos son igual de malos, pero el segundo le lleva una morena al primero, por su insípida y pésima gestión, donde fue derrotado por la inseguridad.
Por ello, perderá las elecciones primarias, a no ser por un milagro de la caridad. Lástima por quienes la semana pasada lo ayudaron con su concierto para la juventud. Dinero desperdiciado para conseguir votos a última hora.
Ni hablar de sus pancartas de 80% de aprobación. ¿En serio, cuál es la fuente, el origen de la encuesta? De ser cierta, entonces me ubico feliz entre el 20 restante.
No en balde, la policía no hace nada por impedir el incrimento de la tasa de secuestros en Altamira, Los Palos Grandes y La Castellana. Basta verlos deteniendo recoje latas y mendigos, para darse cuenta de su inoperancia. Se paran como veinte patrullas a objeto de poner en cintura a un señor infractor.
Póngase a trabajar, señores. En cuanto a Muchacho, solo recordar el insólito diseño de sus curiosas campañas de publicidad, llenas de demagogia y falsedad.
Según me cuenta un colega, Ramón suele grabarse subiendo cerro y pintando paredes, para figurar. Además le encanta repartir y ponerse su franelita cursi de color amarillo. De paso, carece de proyecto. Su imagen es su discurso. El vacío político más rotundo. Otros amigos lo recibieron asombrados en su apartamento, cuando les llegó de la nada para estrecharles la mano e invitarlos a sumarse a su «movimiento». Para morirse de la risa, el caballero. Al menos se defiende con la palabra en público. Emilio de broma sabe articular una frase. Sea como sea, me abstengo de ofrecerles mi respaldo. Yo lo tengo claro. Con ellos, ni a la esquina. Cero uno a la izquierda y a la derecha.
