Leopoldo, qué bueno que te retiraste

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Lo hiciste «bien» en la Alcaldía de Chacao. Durante ocho años, pero en especial durante el período entre 2000 y 2004, fue difícil estar en tu posición: manejabas al municipio más rico del país, el lugar geográfico donde comenzó el 11 de Abril de la gente de a pie, de los pendejos que fuimos a marchar para que se fuera Chávez, antes que el fascismo militarista/empresarial la cagara a dos manos.

En Chacao también se instalaron aquellos otros militares de la Plaza Altamira y por allí pasaron cientos de marchas de chavistas y opositoras que recorrieron la Francisco de Miranda casi siempre como quien va pa’ Chacaíto, el CCCT, las Mercedes y la OEA, hacia la Solano o la Libertador, la Francisco Fajardo y la México y de ahí a patica ‘e mingo está Miraflores.

También te tocó vivir las guarimbas de un puñado de necios itinerantes y las protestas que los y las sin casa propia hicieron (hacen y seguirán haciendo) frente al INAVI y al MINFRA.

En ese tiempo murió mucha gente de forma innecesaria. Otra vez los entrañables pendejos que una vez acuñó Uslar Pietri.

A todo eso te sobrepusiste. Hasta aceras mandaste a hacer para que las sillas de ruedas, los cochecitos y carritos de la compra sacaran a pasear sus humores. Alumbraste calles, pusiste el Transchacao, alguna que otra casa para que abuelitos y abuelitas hicieran yoga, y ese aroma a clase media ajustadita, sin más pretensión que caminar un rato pal’ cine cerca de casa y al salir, tomarse una cervecita en Da Ponte.

Pero en algún momento se te extravió el camino. Y no, no fueron los coscorrones que le dieron a Rodríguez Chacín mientras tú y Capriles lo abrazaban aquel mediodía del 12. Seguro también te llevaste un cachetón.

Tampoco fue el tema de la inhabilitación: puede que te hayas robado esos reales de PDVSA, pero tienes razón, no te llevaron a juicio. Cuando lo tengas –que deberías tenerlo- si eres culpable, deberías ir preso, pero mientras tanto eres inocente y tenías todo el derecho de lanzarte a presidente.

Por un momento pensé que habían sido esas fotos para la pre-candidatura. Tu cara sale deformada. Hay algo en tus ojos difícil de describir. Apareces muy cansado, con las pupilas dilatadas, la mirada perdida. Cara e’ loco, pues.

Después me di cuenta que fue cuando le hiciste caritas a Uribe Vélez. ¿Uribe Vélez?

Puede ser que estás desesperado ser figura política. Eso no está mal, muchos quieren «el bien» para su país, comunidad, territorio, comarca, barrio, cuadradito. Pero algunos no saben como demostrar ese «bien» y terminan refugiándose en los símbolos. Mira lo que le pasó a la bandera y al escudo. Al menos te queda el Himno. Al menos nos queda el Himno.

Leopoldo, la presidencia no es para tí.

Un fotógrafo me dijo un vez: “Leopoldo es como Chávez pero al revés”, y a mí se me antojó exacta la imagen.

La estética ya no de tu campaña, sino de tus ansías, se huele a la distancia.

Prefiero verte mil veces como alcalde, y que tengas tiempo de ver crecer a tu hija, hacerle el amor a tu esposa y pegar tus brinquitos y carreritas. Pero nunca más sobre esos escritorios Leopoldo.

Ojalá algún día te dé una crisis de edad y vayas a un rave, como hacías antes.

Deja esa mala junta con Uribe y ponte a  trabajar en Caracas, que tiene rato mereciendo que su gente se muera de vieja en una gramita y no en el asfalto con un tiro en el pecho.

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