***ADVERTENCIA: RECOMIENDO LEER CON DISCRECION, EL SIGUIENTE ESTA SUBIDO DE TONO [¹][²]
Date: Sun, 18 Dic 2011 12:36:33 -0430
From: **** ****
To: **** *********
Subject: Re: hola!.
Durante esas casi 37 semanas que han pasado desde que papi eyacula su muestra de semen dentro de mami (sabes, porque se quieren mucho y están esperando a que te traiga una cigüeña) eres un feto amorfo y cuasi inerte en una sopa que no es más que líquido amniótico, coágulos de grasa si la dieta de mami no es muy balanceada y tu propio orine el cual, como feto y por reflejo, tragas varias veces al día. Tienes los ojos cerrados y tu mundo gira en la tranquilidad que te da escuchar la voz de tu mami desde sus cálidas entrañas, de voces y sonidos que suenan distantes y distorsionados. De repente es hora de salir de ese plácido lugar para seguir la luz que se vé por una abertura al final de las paredes vaginales antes frotadas que se están contrayendo de forma espasmódica. Luego del túnel eres sujetado por los pies, para aspirarte las vías respiratorias que debes tener lleno de moco y remanentes de esa sopa en la que nadaste todo ese tiempo. Acto seguido te cortan el cordón umbilical, y envuelven en un diminuta manta para mostrarte un ratico a tu madre, que debe estar mamada, dopada, llorando y dilatada. Terminas, al final de tal traumático recorrido, en un cuarto igual de frío, con bastante luz y lleno de fetos igual de llorones y traumados como tú, alineados en cubículos a lo callcenter de telemarketing. La gente dice que nacer es lo más bello del mundo, yo digo que me daría igual de asco que cuando ví en Natgeo™ una antílope pariendo a su cría y luego se comió la placenta sin siquiera echarle guasacaca.
Luego de que superas ese trauma por tu cuenta y sin ayuda psiquiátrica, pasan unos 700 días aproximadamente, donde no haces más que despertarte, comer, jugar, cagar, mear, jugar, dormir, embutir dulces, mear, vomitar dulces, cagar y luego volverte a levantar para hacer lo mismo de nuevo, tu círculo de la vida. Hasta que llega ese día, en que tus padres (si es que fuiste criado por ellos) te visten de camisa Ovejita roja y pantalón de gabardina abrochado a nivel de ombligo, y te despacharán sin consentimiento ni debate alguno al recinto lleno de carajitos como tú donde pasaras los días de semana, mientras mami no para de llorar y peinarte por millonésima vez. Te explican qué harás en ese lugar y tienes que asumir en tu contra el reto de sobrevivir desde ahora en adelante sin el regazo de tu círculo de confianza y, enfrentarte a una sociedad de mocosos que acostumbran como a tí a vestir, pensar, escribir, pintar, leer, cantar de manera idéntica, como en esos videos en blanco y negro que están narrados en alemán [Sic].
Vives bajo esa rutina por otros doce años (si eres «disciplinado»). El color de las Ovejita cambia con el tiempo, y te van aumentando el nivel de dificultad de todo, desde las actividades hasta la socialización con el resto de «compañeros» no tan mocosos pero igual de malditos. Superas tu fascinación por los G.I. Joes, los Power Rangers, GoldenEye y Dragon Ball por culpa de embates hormonales que te hacen pensar de manera muy distinta ante los tiernos, pomposos y – en ocasiones – virginales físicos de las jovencitas de tu colegio. Llega ese esperado último día, el de la toga y birrete, el de la foto con el grupo, el de la despedida «hasta nunca!», el de la última fiesta que posiblemente tendrás con esa cuarentena de burgueses que compartiste más de una década y, si hoy en día te topas con alguno en la calle, muy posiblemente se ignorarán mutuamente como hicieron desde siempre, alegrándote lo gorda, fofa e infelizmente casada que está o lo calvo o anti atlético que se está poniendo el otro individúo.
Quiero pensar que ya es suficiente, para no tener que seguir con más anécdotas retóricas semi-personales porque ya sabes a donde voy con todo esto. La vida es un trauma, y los capítulos acaban y empiezan tan sigilosamente que no nos damos cuenta. No queda otra que asimilar y entrompar con las bolas bien puestas y casi que con los ojos vendados.
Decidiste por motivos que no pregunté en irte a vivir con la familia que tienes en Puɾtu’gal, cuando Europa esta a un paso de desayunar con crack, y nunca dominaste el idioma. Pero como toda decisión si quieres que no sea en vano debes mantenerla a todas; a pesar de lo difícil que es decir adiós a la panaderéia de tu abuelo, las hayacas, las verdes, las azules, las tercio, las arepas de mamá, los fines en la playa y, de último pero nunca menos importante: tu familia, tus siempre mencionados primos (carne de primo se come, supongo) y amigos, que por lo que cuentas, te hacen disponer de toda una patota envidiable que se quedó por algún u otro motivo en este miserable, mugroso, maldito, marginal país de mierda. Me alegro por tí, en serio.
Como hija menor, es posible – por no decir es común – que seas de voluntad débil y todo reto te espante, además de que tienes pinta de que te apegas demasiado a las personas por muy nulas que terminen ser, quizás dudas de que tus cualidades estén a las expectativas del reto. Por eso se te está haciendo más difícil de lo que suponía terminar de purgarte ese hábito tan patriarcal que tiene uno el venezolano que no puede vivir sin su familia y sus amigos, y alejarse de ellos es como quitarse un quiste con cortauñas.
Es normal, que te sientas triste, y que cada día te sientas peor. Es normal que extrañes a la gente con lo que has compartido tanto, no es normal que estés con un verano atroz, es normal que llores … para bien o para mal, ya sabes que es lo que tienes en este miserable, mugroso, maldito, marginal país de mierda y si pensabas que estar sola es un martirio, termina de deprimirte pensando en todo lo previamente mencionado, para que te desahoges llorando todo lo que quieras, pero siempre y cuando al final te sacudas las lágrimas de tus hinchados ojos, respires hondo, dejes tu pasado atrás y de nuevo afrontes todo lo que conlleva las decisiones ya tomadas, sabiendo que no se puede arrugar. Resumo, recordar y extrañar lo que dejas acá lo deberías usar para una sola cosa, en valorarlo de verdad, como no lo hiciste cuando lo tenías al alcance de tus manos, y si lo consigues sería mucho logro, ya que no cualquiera lo hace o sabe hacer.
Al igual que ser parido, ir al primer día del colegio, el último día de bachillerato, cuando perdiste el virgo, tu primera pea abrazando una poceta, tu fugaz relación lésbica (ni me la presentáste), tu primer semi-secuestro express… son consecuencias de las decisiones que te colocan en un camino donde no debe haber otra forma de caminar que no sea hacia adelante y si toca recordar no sea con el anhelo de querer pasar por un camino que sabes a donde te llevó. Concluyo: causa y consecuencia, llora pero sigue. Simple.
NO me molestó que me hayas pedido «ayuda», de hecho creo que hiciste bien porque cualquier otra persona con la que tengas más confianza que conmigo quizás te sugeriría lo más obvio y estúpidamente cobarde («Mareca, pero regrésate si es lo que realmente quieres y te sientes tan #foreveralone») NO!, no es tiempo de ser feliz y beber como la vaga que eras antes de irte, es hora de que pases roncha para que aprendas a valorar sacrificios, es hora de que dejes de ser una hija de papi. Para corroborarte el hecho de que no me ladilló tus emo-chillidos ¿Crees que si me ladillara, me hubiese molestado en responderte esta mierdera de párrafos? Es más, quisiera yo que alguien me escupiera párrafos tan resentidos como estos si algún día caigo en desdicha, en el reggaeton o el sendero de Dios, vainas que les temo tanto como emo peruano viendo en plena medianoche un comegato noruego en la pata de su cama vistiendo una franela roja con una esvástica dibujada con marcador, y martillo en mano.
Creo que he escrito suficiente (a las féminas sé que les gusta que los consejos/opiniones sean largo y tediosos, así que creo que por ahí la pegué del techo) espero que te haya servido de algo esta verborrea redundante y que consigas sacar ánimos para seguir pa’lante. Me despido entonces, no sin antes desearte que un plomero gago, te taladrarte las nalgas, para ver si al colocarles par de embudos en ellas y al extirpar con saña, sale pus o mayonesa… 11 párrafos, no te puedes quejar.
[¹] A pesar de lo obsceno, tedioso y del vacio del mensaje, se medio entendió y cumplió su cometido, todo un final feliz.
[²] Redacto por encargo cartas de insultos por futuro matrimonio, al igual que resignación ante paternidad por descuido, incentivo para pedir el divorcio, ventajas del aborto antes de los 20 días, introspección por la pérdida de virginidad a los 28 años, mofas por salir del closet, entre otros varios.
Cool! Voy a guardar esta carta por si acaso la necesito algún día. Aunque creo que mis amigos me dirían cosas peores, y está bien, nos queremos muchos como para caernos a mente
Saludos
Excelente humor negro!! muy de acuerdo!!!!!!
Leer toda esta cantidad de mierda (que coquetea con la misoginía más enferma) es comprender cuánto daño le ha hecho al subconsciente colectivo venezolano el haber sido educados con los libros de Ludovico Silva (que lo del método Ludovico y el lavado cerebral a lo Naranja Mecánica no es casualidad, ni mucho menos). No, estás equivocado, en la vida hay que leer algo más que La plusvalía ideológica.
Pobre gafo, pobre artículo, pobre mierda.
Como no eres burgués, supongo que vives en Maderero y tus amigos son el careconflei, el oriente, la mojóndemomia y hernancito, ¿no, pichón de nazi? Pajúo!!!!!!!
Que cagada de carta, me esperaba algo mas profundo, yo creo que con contar como esta el país actualmente es suficiente.
Tranquilo, chamo. Las mejores cosas siempre son escritas desde nuestras miserias, hay un tal Nietzsche por ahí que y que hizo fama con eso.
Calidad, lástima que se me haya espado en su momento.