Los argentinos legaron un término para la historia: el cine choronga. Los venezolanos inventamos uno mejor: cine majunche. Voy a definirlo.
¿Qué es el cine majunche? Por un lado, es un cine inferior, deslucido, mediocre. Sería sinónimo de buena parte de la oferta criolla.
Por el otro, es un cine capáz de encarnar la ironía política del día.
Chávez utiliza la palabra para satanizar a Capriles, pero le sale el tiro por la culata. La gente lo apoya y lo convierte en Trending Topic.
Por tanto, el cine majunche también admite a las películas malas pero buenas, a las cintas paradójicas, a las comedias involuntarias.
Lo bonito radica en la amplitud del concepto. Sirve para identificar largometrajes desastrosos.
Pero también para defender piezas condenadas por el poder.
Por ejemplo, el gobierno hace puras películas majunches en la Villa del Cine. En adelante le llamaré la Villa del Cine Majunche.
De un tiempo para acá, Román Chalbaud solo dirige películas de propaganda majunches.
En paralelo, la visita de Sean Penn a Venezuela califica como «película majunche» por tratarse de una mediocre repetición. Remake majunche.
Antes de las películas pasan un corto majunche: «Noticine», donde le echan flores al Festival de Cine Majunche de Margarita.
Prototipo del cine majunche de Hollywood: «Jack and Jill». Imagínense el remake de la Villa. Le llamarían «Majunche y Majuncha».
Pero el verdadero protagonista del Cine Majunche es Capriles. ¿Cuál sería el título de su película?
Próximo estreno: «El Árbol de la Vida Majunche». Dirige Esteban de Jesús. Protagoniza Sean Penn. La Villa del Cine ortorga el presupuesto a dedo.
Bancarrota asegurada.