Tengo meses queriendo escribir esto pero no me atrevía a ver el asunto de la violencia y la inseguridad a la cara, pero hoy con lo que le pasó a OneChot creo que no di para más. Cada año que pasa el círculo de la barbarie se va cerrando a nuestro alrededor hasta convertirnos en una estadística y con suerte en un párrafo de la página de sucesos. El gobierno desde hace tiempo nos quiere vender una gran falacia con respecto a la inseguridad, quiere convertirnos en corresponsables de la seguridad ciudadana para de esa forma echarnos los muertos a nosotros, si aceptamos esa responsabilidad de manera automática aceptamos también la culpa.
Y he ahí el porqué del título, no he dejado de leer en twitter estupideces como que OneChot se lo buscó o lo atrajo cósmicamente por haber elegido ese nombre artístico o que andaba «ostentando riqueza» o cualquier estupidez. Cuando lo cierto del caso es que OneChot es un tipo que se atreve a hacer reggae de protesta, algo que hoy en día parece olvidado, cuando Bob Marley nos dejó joyas como Get up Stand up o I shot the sheriff. Pero esto es un comportamiento generalizado, basta que roben/maten a alguien para que empiecen a hacer las preguntas de rigor: qué hacías en esa zona, es que de madrugada no se puede salir, porqué no entregaste el blackberry, para qué sacaste plata de ese cajero, etc. En fin, nos hemos acostumbrado tanto a la inseguridad que creemos que los anormales somos nosotros y lo normal es ser atracado en cualquier lugar y en cualquier momento. Hemos convertido a la víctima en la culpable, como si pudiéramos evitarlo, como si todos los «truquitos» de los que nos ufanamos los venezolanos para tratar de no ser una estadística más sirvieran de algo o fueran la solución. Pensando así el gobierno lo único que tiene que hacer es sentarse a reírse de nosotros.
Decía al principio que esa tesis de la corresponsabilidad como la plantea el gobierno es una falacia porque en la constitución claramente en el artículo 55 establece que es el Estado a través de los organismos de seguridad quiénes garantizan el derecho a la vida y a la protección de los bienes privados, además aclara que la participación ciudadana en programas de prevención está sujeta a la regulación del Estado. En pocas palabras, el Estado es el máximo garante de la seguridad y en ningún lado se dice que le toca a los ciudadanos esa tarea de cuidarnos a nosotros mismos.
Pero el gobierno cada vez que nos recuerda que no debemos hacer ostentación de bienes materiales, ni circular con los vidrios abajo, reconoce que no tiene cómo manejar la situación ni tampoco tiene intenciones de hacerlo. Ya lo decía Caplís ( y luego Horacio de la manera más servil lo llamó borracho incoherente) que en Venezuela hay un guiso enorme con las armas, ¿cómo es posible que en un país donde el porte de armas está suspendido desde hace años algunos estimen que existen entre 9 y 15 MM de armas? Casi una por persona. No hay que ser un genio para sentir como mínimo suspicacia por saber de dónde vienen esas armas, por dónde entran y cómo llegan a manos de los malandros, las posibles respuestas son pocas: o el gobierno y los militares son unos idiotas e inútiles que no tienen control de las fronteras, porque en Venezuela no se producen ni tornillos mucho menos armas, o están directamente involucrados en el negocio de la violencia.
A mí este tema me toca personalmente, el año pasado lamentablemente tuve contacto casi directo con la violencia venezolana. En mayo pasado, el que fuera mi profesor de química en noveno grado se sentó a comer con su familia en un restaurante en Maracaibo cuando unos malandros entraron a robar, el dueño sacó un arma y empezó un tiroteo, el resultado, un profesor y un padre de familia asesinado frente a su familia. Nadie tiene porqué pasar por eso. Cuando expresé mi indignación en Facebook, alguien me respondió que era lamentable pero que esas cosas pasaban. Error: Esas cosas NO pasan en sociedades avanzadas, NO tienen porqué pasar y definitivamente NO son normales. Justo el tipo de respuesta que no ayuda, porque ojo, sí tenemos responsabilidades al respecto pero no son las que el gobierno nos quiere imponer.
Luego en junio del año pasado un malparido al que le dicen el «Güigüi» se le ocurrió meterse en una casa de una urbanización de «plata» de Margarita a robar, al verse sorprendido por mi primo de 26 años empezaron a forcejear y le disparó con un chopo, matándolo en cuestión de minutos, el gran pecado de Luis Vidal fue haberse quedado en su casa con su mamá un sábado por la noche e intentar protegerla. La foto del malandro que lo asesinó la tengo tatuada en el cerebro, de vez en cuando tengo alguna pesadilla con el tipo, que gracias a la presión de la gente de la isla no le quedó otra que entregarse. Todavía hoy puedo me molesto cuando alguien me pregunta ¿pero para qué se puso a pelear con el malandro? y ufanos dicen: ese fue su error. Hay que ser imbécil para pensar así. Un tipo se mete en tu casa y pone en peligro a tu mamá y vas a quedarte quieto, ni que eso te garantizara la vida, otro truquito inútil.
Finalmente en octubre mi cuñada fue con el novio a comer hamburguesas en Maracay y se sentó tranquilamente en su mesa cuando entraron unos tipos y de nuevo se armó un tiroteo. Cinco balazos recibió, quince días en hospitalizada, operación de cráneo, de pie, de brazo, etc. Todavía está de reposo, todavía a pesar de su milagrosa recuperación no ha podido retomar su vida. Algún cretino preguntó qué hacían a las nueve de la noche comiendo en la calle, o un clásico, por qué no se tiró al piso. Ese es el nivel de impunidad que hay en el país, si te pasa algo es tu culpa por estar en la calle, en tu casa, en un restaurante o donde sea. Nótese que los tres casos fueron en distintas regiones del país.
Cuento ésto porque es lo que me ha llevado a pensar tanto en el tema de exactamente ¿cuál es nuestra responsabilidad en la solución del problema de la inseguridad ciudadana? Creo que nuestra primera gran responsabilidad es no juzgar a la víctima como si de su culpa se tratara. La culpa es del malandro y de más nadie, no indignarse porque alguien tuvo la ocurrencia de ir al cine a función de 10 sino porque hay fuera personas capaces de matar a alguien y de irrespetar nuestras vidas como si no valieran nada, esos son los primeros culpables. Luego, poner la responsabilidad dónde va: en el gobierno que por omisión o con intención no ha aplicado ninguna medida contundente para frenar el problema.
Además somos responsables por acabar con la impunidad, cumplir las reglas cuando nos beneficie no está bien, parece tonto pero irrespetar un semáforo da pie a cada vez atreverse a más y más. Creer en las reglas y en las leyes es el primer paso para acabar con la corrupción y la impunidad. Cuando nos coleamos, circulamos por el hombrillo, no damos paso a los peatones y el resto de pequeñas cositas que creemos insignificantes estamos alimentando el caos y el descontrol. El que quiera puede inscribirse en un programa de voluntariado o lo que sea que le sirva para ayudar, pero lo menos es cumplir con las leyes y las normas elementales de convivencia.
Para terminar, el video de otra víctima de la violencia que nos consume y no respeta ni creencias ni ideologías.