No hay evolución histórica en la mediática nacional desde el once de abril. Seguimos anclados en el mismo plano de polarización absurda de la noticia y de la información.
Nadie asume su responsabilidad y todos se echan la culpa como en un jardín de infancia. Así es imposible esclerecer los hechos. Ahora el gobierno acusa a la oposición de fomentar violencia en Cotiza. La Mesa de la Unidad hace lo propio con el PSUV.
Ya no sé cuál versión creer. Las dos se apoyan en imágenes y testimonios visuales. Al final, el ruido y la manipulación impedirán conocer la verdad, como en Puente Llaguno.
Por lo visto, a la revolución le conviene enrarecer el clima, enturbiarlo y meterle miedo a la gente de Capriles para invitarlos a desistir de la idea de hacer campaña en los barrios.
Según la óptica distorsionada del proceso, los culpables son los otros, los guardaespaldas del abanderado de la MUD. Ellos encendieron la mecha de la discordia para victimizarse y enlodar la imagen de los afectos al presidente.
Para VTV, la herida del hijo de Ismael García no cuenta como evidencia. Solo como autoaflicción. Es decir, el mismo se lo buscó o se pegó el plomazo. Una locura. Hasta el Ministro participa de la charada. Es increíble. Hoy de seguro, Mario Silva lo interpretará como una conspiración del imperio y la CIA. Es de locos. El mundo al revés por cortesía de la red oficial.