Nuestra forma de vida, sobre todo nuestra manera de obtener información, entretenimiento, e interrelación con otras personas, ha cambiado de manera radical desde el advenimiento y la masificación de Internet. No soy un experto sobre el tema, pero sí un gran consumidor -y abusivo- de las posibilidades que ofrece la era digital. Tanto por trabajo como por placer, transcurro gran parte de mi tiempo pegado a un computador, o a cualquier dispositivo que permita la conexión a la red. A continuación hago una breve reseña de cómo fue mi vinculación progresiva a la vida virtual.
0- Pre-Internet.
Antes de la masificación de Internet existieron los BBS (Bulletin Board Services): eran especies de redes privadas, a las cuales se accedía a través de una conexión dial-up a un número telefónico determinado. Se trataba de sitios en donde se colgaban fotografías y textos, y también proveían unas salas de chat. Recuerdo que mi primera experiencia con los BBS fue por motivos laborales: monté información técnica de cierta empresa en uno de ellos, con la finalidad de darla a conocer entre sus clientes potenciales; fue una clase de antecesor de página web, en modo caracter (es decir, pura letra y número, nada de imágenes ni hipervínculos). Esto sucedió alrededor del año 1.994. Posteriormente me afilié a uno de ellos, manejado por un señor de apellido Alayón; ahora me queda la duda de que fuera el mismo Ángel Alayón de Prodavinci.
Otro medio que se estilaba esos días era la lista de correo: en esa época era bastante aficionado a la Nueva Trova (pecados de juventud, ¿quién no ha sido cabeza e chola alguna vez en la vida?); por algún azar del destino hallé un «mailing list» de admiradores de Silvio Rodriguez, denominado con el pavosísimo nombre de «la tropa cósmica«, y me afilié a él. En fin, había dos tipos de listas de correo: las que solamente transmitían, y las bidireccionales (caso de «la tropa»), que funcionaban así: uno mandaba un correo electrónico a una dirección determinada, y ese correo le era retransmitido a todos los integrantes de la lista. «La tropa» llegó a ser bastante numerosa, y había días en los cuales me llegaban de 30 a 40 correos desde esa fuente. Otra cosa que recibía a través de una lista de correo (esta vez unidireccional) era la primera versión de Letralia, la estupenda iniciativa de Jorge Gómez, que aún sigue vigente (claro, adecuada a los nuevos tiempos). A través de ella pude canalizar mis inquietudes literarias, y por un breve tiempo fui colaborador allí.
1-Los foros: la etapa clandestina.
Corrían los días de Abril de 2.002, en concreto el 13. Después del coctel de emociones de los días precedentes, que iban desde la indignación hasta el alivio, se palpaba en el aire que algo no marchaba bien. Los canales de televisión enmudecieron, y se limitaban a pasar programación intrascendente. Los rumores por vía telefónica no hacían sino aumentar la zozobra. Decidí buscar información en ese aparato que tenía en el cuarto, que estaba conectado telefónicamente al mundo a través de un módem que presumía de la sorprendente velocidad de 48 Mb/s. Entré a un buscador, ahora no recuerdo bien cual, tal vez Netscape, o Lycos (Google no estaba aún en el panorama, quien diría), y tecleé «Chavez». Me apareció entre las sugerencias algo que decía «antescuálidos». Pisé el link, y entré a lo que supe después era un foro, de tendencia oficialista.
Lo que me sorprendió de ese descubrimiento fue la fidelidad de la información: todo lo que ocurrió ese día lo supe prácticamente en tiempo real, como pude constatar después. Me enganché a ese sitio, en un principio como lector y después de un tiempo como participante activo: no conocía el término, pero fui troll por un rato. Me dediqué a bombardear, junto con otros opositores, toda intervención a favor de Chávez. Hasta que, en una discusión acalorada, en donde alguien mencióno algo sobre sabotaje, recomendaron que nos fuéramos a Comacates. Me llamó la atención ese nombre, y después de la respectiva búsqueda me inscribí en uno de los foros más famosos de ese tiempo.
Comacates era parecido a Noticiero Digital: había radicales de parte y parte, y una especie de centro que trataba de lograr cierta cordura. Pero ocurrió lo siguiente: Comacates pertenecía a un personaje llamado Frank De Prada, bastante conocido en estas latitudes virtuales (es el dueño de ND, si no me equivoco) quien en un momento determinado decidió que para participar en el mismo había que pagar una suscripción. La escusa era la misma de siempre: los costos asociados al mantenimiento del sitio. Realmente lo que cobraba no era gran cosa, para ser sinceros. Creo que serían unos diez mil bolívares viejos. Como estaba enganchado pagué mi suscripción… para ser baneado a las pocas semanas, en medio de una purga feroz emprendida por Mr. Prada. Mi encabronamiento no fue normal, ya que no había cometido ninguna falta a la etiqueta del foro; pero no hubo forma, las puertas de Comacates se cerraron definitivamente, para mí.
Sin embargo en ese período proliferaron los clones de Comacates cual si fueran hongos: aparecieron Megacomacates, después trastocado en Megaresistencia (todavía en funcionamiento), Comacatesx y un foro al que le tuve particular cariño, Coloresperanza. Todos esos lugares tenían una característica común, el anonimato. Pocos eran los foristas que se atrevían a identificarse, pues corría la bola de que los organismos de seguridad del estado estaban tras los foristas. Yo no creo mucho esa especie, ya que básicamente lo que hacíamos era criticar y desahogarnos. Ya al final de esta etapa, por el año 2006, empecé a frecuentar el foro de CANTV. Era una cosa demencial: el foro político tuvo que ser dividido en dos, porque el nivel de atorrancia alcanzado era insostenible, y para evitar derrames de sangre se decidió la instauración de un foro oficialista y uno opositor, y estaba prohibida la intervención en el foro contrario (la gente estaba clasificada por los administradores, para saber de cual tendencia era cada participante). Pero un buen día la CANTV roja rojita decidió clausurar los foros de opinión, por lo que se perdió ese espacio (tengo entendido que después lo reabrieron, pero para una sola tendencia, adivinen). Artículo aparte merecen las personalidades de esos foros, verdaderos egos que entraban en confrontación por las cosas más absurdas. Tal vez un día me anime a escribir sobre eso, por ahora lo dejo así.
2-La webdospuntocero.
Sin saber lo que eran, me encontré participando en redes sociales gracias a una de las iniciativas tempranas de Microsoft, los grupos MSN. Otra de mis aficiones es la recolección de información gráfica de la Caracas antigua; por ello entré en contacto con una página llamada viejasfotosactuales, iniciativa del pintor Ernesto León. Al revisar dicha página vi que hacía referencia a un especie de foro, y lo busqué. En realidad era el embrión de una red social, ya que por medio de una cuenta permitía compartir imágenes, crear notas, invitar a eventos, entre otras funcionalidades. Fue un período muy grato, ya que se hizo bastante investigación sobre la iconografía de la ciudad (algo de esto lo explico en este artículo). Sin embargo, al cabo de un tiempo Microsoft decide el cierre de los grupos MSN y León migra a otra plataforma, Multiply, que no tuvo la misma acogida.
Mientras tanto empezaban a llegar por correo electrónico invitaciones a cosas llamadas Hi Five y Myspace. Al principio no les hice mucho caso, hasta que un día, escuchando por radio un programa que alababa las bondades de las redes sociales, en concreto Facebook, decidí crearme una cuenta. Eso ocurrió en 2.008. Al principio hice lo que todo el mundo, tratar de conseguir gente conocida, especialmente amigos de la infancia o la juventud, familiares o compañeros de trabajo. Era la etapa tonta de enviarse regalitos, tragos, toques y parafernalia varia. Traté de pasar de ello, y más bien me enfoqué en las posibilidades que brindaba: me afilié a varios grupos centrados alrededor de Caracas (Caracas, Caracas en retrospectiva, Caracas en flor) y creé mi propio grupo (Caracas Panorámica), en los cuales sacié mis inquietudes relacionadas con la materia y conocí a bastante gente interesante, amistades que trascendieron de lo virtual a lo real. En mi opinión Facebook, bien utilizado, es una plataforma útil para intercambio de información, planificación de eventos y desarrollo de iniciativas. Tengo cerca de mí la experiencia de un cuñado que ha consolidado una comunidad relativamente pequeña pero de una solidaridad envidiable. No pongo el vínculo ya que, para mantener su espíritu original, es un grupo secreto al que se puede entrar solamente por medio de la invitación de uno de los administradores. Funciona bajo la metáfora de una barra, y de hecho se llama «la barra de …». Lugar a donde vas para hablar pajita, a conversar sobre tu día, tomándote algún trago de tu escogencia.
Posterioremente, hará cosa de dos años, entré por fin a Twitterlandia, el reino del pajarito chismoso. El sitio para informarte – y desinformarte – en tiempo real, con un ritmo frenético e imposible de mantenerle el paso. Dependiendo de la cantidad de gente a la que sigas, tu «timeline» puede crecer de 20 en 20 nuevos tuits, y si es un período particularmente noticioso, aún más. En mi experiencia, Twitter brinda la posibilidad de poder interactuar con gente a la que jamás tendrías acceso por vías normales. Las «personalidades» suelen contestar a los tuits dirigidos a ellos, y con frecuencia se vuelven seguidores. Claro, es fácil caer en la tentación de convertirse en «stalker«, por lo que se debe mantener un grado de discreción adecuado, y no actuar como si se tratara de un chat.
3-Los blogs.
Hay quien dice que los blogs ya se quemaron, que son etapa superada. Yo llegué bastante tarde a ese mundo, y monté el mío el año pasado, aproximadamente por estas fechas. Pensé en hacerlo pues tenía mucho material disperso y decidí centralizarlo allí. Es un blog dedicado a la literatura, la fotografía, la gastronomía y la música principalmente, aunque también he escrito sobre otros temas. Es una manera de evadir un poco la realidad agobiante que vivimos, y de dar rienda suelta a las inquietudes intelectuales. No me ha ido tan mal, para el estandar de la blogosfera. Creo que estoy dentro del promedio de las visitas para gente casi desconocida, como es mi caso. Adicionalmente a eso participo en el blog colectivo que viene siendo Panfletonegro, otro sitio decano en la difusión de literatura, cine, y política en los últimos tiempos. Entré a panfleto gracias a Twitter: vi que estaban promocionando un concurso, y participé logrando un honroso (así decimos los perdedores) tercer puesto; eso fue en junio del año pasado, y desde ese momento he sido bastante consistente, normalmente publico de manera simultánea en mi blog y en PN.