Voy a referirme a esta noticia.
Hay un problema de contrabando de gasolina en los estados fronterizos. La gasolina venezolana, quizás la
más barata del mundo, es comprada del lado venezolano por personas que, usando carros con tanques falsos y otros medios de almacenamiento, luego la venden en Colombia a diez veces el costo.
Cabe pensar que la GN se hace la vista gorda a cambio de una tajada, pues de no ser así ya hubieran acabado con ese negocio.
Es una muestra más de los problemas que causan la demagogia y las regulaciones económicas absurdas.
La respuesta del gobierno ha sido seguir la única estrategia que conoce: coartar las libertades individuales de los venezolanos en nombre de un difuso Bien Común que francamente no se ve por ningún lado.
Por una parte a los residentes de los estados fronterizos se les comenzará a racionar la gasolina (aunque esto último ya se viene dando de hecho en muchas localidades de la frontera), lo cual es grave. De nuevo estamos frente a un Estado controlador lo suficientemente arrogante como para creer que puede determinar las necesidades de los demás por vía de imposición.
Pero además de eso, estas medidas restringen el derecho consagrado en el artículo 50 de la Constitución al libre tránsito por todo el territorio nacional: ahora un venezolano no podrá viajar con SU carro a un estado fronterizo de SU país, sin notificar al gobierno. ¿Por qué? porque al turista no registrado sólo se le suministrarán 30 litros de gasolina durante toda su estadía.
Déjenme sacar una cuenta: tengo un carro económico cuyo tanque de gasolina carga 50 litros.
Una vez hice el viaje Caracas-Barquisimeto. Cargué gasolina antes de salir, en una de las bombas de Tazón, y volví a cargar en Bejuma. Creo que en Bejuma tenía como tres cuartos de tanque (el carro estaba nuevo, pero su rendimiento se ha mantenido bastante bien). Supongamos que mi carro llega a Barquisimeto con medio tanque.
Extrapolando, para ir a Maracaibo necesitaré medio tanque más. Entonces, si de Barquisimeto quiero seguir a Maracaibo, tendré que cargar gasolina de nuevo, por ejemplo, en Carora.
Eso significa que llego a Maracaibo con medio tanque todavía, unos 25 litros.
Como visitante de un estado fronterizo tendré a disposición 30 litros del combustible, lo cual me permitiría rellenar el tanque y llegar tranquilo al menos hasta Valencia.
Ah, pero eso es si toco en Maracaibo y me regreso en el acto. Si ruedo un día por Maracaibo, puede que gaste un cuarto de tanque más (exagerando un poco) y los treinta litros me permitirán llegar hasta Lara, donde podré llenar el tanque otra vez.
Pero si quiero estar más de tres días, ya está bastante claro que los treinta litros de gasolina podrían no alcanzar para salir del Zulia, llegar a Lara y recargar.
Entonces tengo que calarme una cola, llenar unos papeles, depositar en el banco… alguna vaina, hacer algunos trámites para avisarle al gobierno: «mira, estoy de visita en el Zulia y necesito echar gasolina». Tengo que avisarles cuándo llegué y cuándo pienso irme.
Un CADIVI para la gasolina.
¿A alguien le parece normal tener que avisar al gobierno para poder desplazarse en SU propio carro dentro de SU propio país?
Porque a mí no.
¿Por qué será que no puedo irme con MI carro a cualquier lugar que quiera en MI país? ¿Qué derecho tiene el gobierno de restringir los usos LÍCITOS que pueda darle yo a MI propiedad, en este caso el vehículo?
Pero no me paren bolas, que yo estoy loco y además soy medio tarado. Imagínense: según un brillante futuro Periodista de la República, la comprensión lectora es mi «archinémesis». Y si algo no me permitiría yo dudar es de la sapiencia de un periodista o aspirante a periodista ¡faltaría más!
Sé perfectamente que lloverán los imbéciles que me van a decir que me vaya a Maracaibo en autobús o en avión, ya que soy tan «escuálido».
Miren: mejor ahórrense el tecleo en vano. Este que está aquí no tiene ninguna necesidad de ir a Maracaibo por los momentos. Es sólo que algunos venezolanos somos tan, pero tan, pendejos que seguimos actuando y pensando por principios.