Hoy Goytisolo puso a temblar a los dinosaurios de la izquierda y la derecha.
En honor a la verdad, hizo un reparto democrático de sus dosis de incorrección política sobre el tema de la primavera árabe.
No dejó títere con cabeza a lo largo y ancho de su recorrido por el medio oriente. Primero se cargó a los dictadores derrocados de Tunez y Egipto, al tachar a sus regímenes de «cleptocracias».
Después fue particularmente demoledor e implacable con el tirano de Libia, cuya caída justificó más allá de la intervención extranjera. Algunos miembros del público temblaban por la indirecta.
Luego describió la situación de Irán, Irak, Yemen, Arabia Saudita y Siria, donde tampoco vislumbra un futuro promisorio.
De repente, se paró un loco a vociferar incongruencias porque el ponente no hablaba del caso de Marruecos por su relación con las colonias de España. El escritor ni se inmutó y pasó a tocar el asunto.
Posteriormente, describió a su país de manera crítica. Según él, la inestabilidad republicana es el sello de distinción de la madre patria.
Tampoco resultó condescendiente con el PP, muy a pesar de la presencia de los representantes de la embajada ibérica, quienes aguantaron el chaparrón con estoicismo, porque era Goytisolo. Lo mismo aplica para los funcionarios del gobierno. Ojalá fuese igual en otras circunstancias.
Por último, abogó por el establecimiento del estado Palestino en armonía con Israel. Cuestionó el antisemitismo pero no se tapó la boca ante la desastrosa política exterior de la nación de Netanyahu.
Quizás solo le faltó hacer la relación con el contexto nacional e internacional de la crisis económica. Nos interesaba preguntarle algo al respecto. Lamentablemente, un caballero decidió acaparar el segmento de la interacción para lucirse, tirarse un discurso aburridísimo y entablar una suerte de conversación con el invitado. Por su culpa, nos quedamos dos en la cola. Gracias, mi pana, te la comiste.
De cualquier modo, una jornada digna para el recuerdo. Todavía la estoy procesando. Datos curiosos: no había un solo canal del estado y menos un pendón de la revolución. En la audiencia cundía la oposición. Los chavistas rajados no deben andar muy contentos. Los amantes de la tolerancia y la diversidad, lo celebramos como una pequeña victoria del pensamiento crítico. Así la primavera árabe llegó al Celarg.
Si lo trajeron para hacer propaganda, perdieron los reales.
El señor reafirmó, como pocos, su independencia de criterios.
No cree en maniqueísmos o dilemas binarios.
Es el boomerang del FILVEN 2012.
Una extraña lección para la nomenclatura roja rojita.
Con argumentos de peso, se quedan mudos, salen corriendo en estampida o se ausentan.
A veces, pegamos una, viejo. ¡Qué bien!