¿Qué tienen en común una muchacha y un hombre de casi cincuenta? En la cinta escrita y dirigida por Sofia Coppola todo. Cuando vi “Lost in translation” yo también estaba un poco (en realidad bastante) perdida, seguro lo sigo estando, quizás esa sea una condición que nunca se abandona, no del todo. Bob Harris (Bill Murray) y Charlotte (Scarlett Johansson) se encuentran en Tokio por motivos diversos: el es un actor de éxito que viaja para filmar el comercial de un licor, y ella la recién estrenada esposa de un fotógrafo. Ambos no saben bien de que va la vida (el lo ha olvidado, ella no lo ha descubierto) y dentro de la extrañeza de esa ciudad «extraña», descubren un hilo invisible que los comunica entre sí y de ese modo con el mundo.
La soledad y el sin sentido dentro de lo que se supone es nuestra vida “real”, la que hemos ¿elegido?, con toda esa gente «familiar» que -a veces- nos circunda sin conocernos en realidad, es lo que expone Sofia Coppola en esta su segunda película. Mas allá de la estética que a ratos recuerda a los video clips, y las escenas absurdas y tragicómicas, a ratos poéticas de la cinta, este film retrata la relación de dos personas aparentemente en circunstancias opuestas, pero con “almas” similares.
No es precisamente una historia de amor lo que plantea Coppola, si no mas bien el relato de una comunión emocional, una complicidad, la sociedad breve, de dos personas que a pesar de ser, de dos generaciones diferentes, consiguen lo más importante en la vida cuando se siente uno “ausente” o «fuera de orden», conexión, complicidad, comprensión, coincidencia, en una relación no forzada ni socialmente coherente y por tanto mucho más real.
La historia de esta complicidad llena de ternura e inteligencia, muestra una moderna Tokio, llena de luces y carteles, grandes edificios. Ciudad alegórica de la extrañeza y confusión que, aunque ya venían padeciendo los personajes en su país de origen, solo logran “enfrentar” al verse fuera de su geografía cotidiana.
Lo mejor de la trama, son los diálogos de los personajes, pues como espectador sientes que la directora trata de salvarlos, a través de sus charlas, que los llevan al conocimiento de si mismos, para indirectamente salvarte como espectador (a mi me salvó, a mi me salva) porque te lleva a pensar que si existe la complicidad con alguien (así sea veinte años mayor que tú) no todo esta perdido.
Catalogar una cinta de obra de arte siempre es un lugar común, pero con esta película de Sofía Coppola caeré en los lugares comunes.
La Frase: Cuánto más sabes quien eres y lo que quieres, menos te afectan las cosas.
Calificación: 10/10
C.LuisaULiendo