Siempre que miraba al espacio, se preguntaba: ¿Que misterios existirán allá en otras galaxias, existirán vidas en otros planetas? La mente viajaba como una sonda espacial, su cerebro era una estación aeroespacial. La memoria desgastada difuminaba las primeras estrellas que vio cuando era solo un niño. Ya de adulto, Armando jamas había comprado un telescopio. Cuando cerraba los ojos, imaginaba extraños planetas, todas las noches antes de acostarse leía un fragmento de la novela Solaris. Una vez soñó que caminaba con alguien, se deslizaban por el tobogán de una colina, el lugar parecía la población de Cubiro, y el cielo se veía tan cerca que las estrellas podían tocarse con las manos. ¿Y todo para que? ¿Para agradar a una chica que conoció en los años 90?
Armando siguió viajando a través del espacio, atravesando galaxias y respirando el polvo de las estrellas. Aun estaba fresco el recuerdo de la lluvia de estrellas que ocurrió en el año 2004. Zara lo acompañaba en todo momento, no se cansaban de ver la osa mayor, y la estrella polar, aunque todo el ejercito de estrellas era igualmente admirado. Armando y Zara recordaban al cometa Halley. Armando no necesitaba un telescopio, sus ojos eran el observatorio del Monte Palomar. La memoria recargada le mostraba una lluvia de estrellas, pero no era la lluvia de estrellas del año 2004, se trataba de una lluvia de estrellas que aun no había ocurrido. Un asteroide del tamaño de la luna, se dirigía hacia el planeta tierra, el impacto ocurriría el día 22 de junio de 2013. Zara soñaba con un potente rayo láser que destruyera el asteroide.
Armando entró a los baños de la universidad, por casualidad el aterrizaje ocurrió en los baños de mujeres, el pánico se apoderó de las féminas, al ver un hombre desorientado que balbuceaba, Armando produjo una estampida. ¿Y todo para que, para engañar a una inocente mujer? Las neuronas le culpaban, caminando por veinte años en los pasillos de la universidad. Al final del pasillo fue absorbido por un agujero negro. ¿Quien pudiera medir la velocidad de la oscuridad? Sus oídos parecían el radiotelescopio de Arecibo. Mari había llegado de República Dominicana, Venezuela se convirtió en la segunda casa. Los chicos y chicas estaban frente al centro comercial distribuyendo panfletos en apoyo a la clonación. Zara no permitió que Armando tomara un panfleto, le desagradan tales cosas, ella estaba en contra de la clonacion.
Armando no se había percatado de que Zara caminaba, ¿Acaso fue un sueño, una pesadilla donde a Zara le habían amputado la pierna izquierda? Armando no sabia que pensar, los sueños lo torturaban. El sueño mas frecuente era aquel donde Armando sufría de alcoholismo. En aquellos sueños balbuceaba. El humo de los cigarros formaba una espesa nube que dejaba su apartamento como el reino de la neblina. Una especie de aldea Tibetana, donde los trenes volaban y los aviones se arrastraban serpenteando por nubes sucias de poliéster. Tenia fe para tomar el café, corazón para tomar ron, en la nevera había cerezas, pero el prefería tomar las cervezas, si el primer hombre fue hecho de barro, Armando aspiraba convertirse en el ultimo hombre de hecho con cigarro. Frank Kafka fue una cucaracha que murió sobria en una habitación. Armando fue un higado que moriría ebrio en una habitación, con el epitafio: «No molestar, hombre bebiendo licor.» Recordó la pelicula de Nicolas Cage Leaving Las Vegas, afortunadamente Zara no pensaba actuar como Elisabeth Shue.
¿Y todo para que, para engañar a una chica que conoció en los años 80? Armando regresó al tobogán de la colina, tocó las estrellas con la mano. Zara desapareció, esa noche Armando no quiso leer la novela Solaris, esa noche no imagino a ningún planeta. El corazón viajaba a la velocidad de la luz. A través del facebook una noticia le terminó de destruir: Zara había fallecido. Armando ya no miraba al espacio, para el, Zara se convirtió en la estrella mas lejana. Una estrella que vivía ahora en la mente de Armando, en el poderoso e invencible reino de la mente, el único lugar al que no puede entrar eso que los religiosos llaman Dios.