Destruye el dolor, que carcome mis sentidos. Destruye las lágrimas y llena mi corazón de alegría. Destruye la maldad y vuelve lo trágico, en algo aceptable, capaz de ser digerido. Destruye mi ansiedad y mi depresión. Destruye lo «políticamente correcto» y hazme ser, lo mas incorrecto posible. No es cuestión de moral. No es cuestión de juzgar. Yo no juzgo a nadie; ¿por que tú me juzgas a mí? Si hubieras atravesado toda la miseria y las tragedias que yo viví, no te atreverías. Desde la cómoda existencia que llevas, desde tu cómodo y simple materialismo; se tú mismo y nadie más.
No vengas con tus palabras llenas de narcisismo colectivo, a tratar de levantarme la moral. Tu moral y tu manera de ver la vida, es problema tuyo. Yo bastante tengo, con la manera de ver y vivir la mía…