De regreso de «Calisto», primera obra del Festival de Teatro vista por nosotros en el 2012. De calidad inmensa. Pieza unipersonal donde el protagonista se desdobla en múltiples alter egos del pasado y el presente, para indagar en las repercusiones culturales e históricas de «La Celestina». El trabajo nos sobrecogió gracias a los dotes histriónicos de su personaje principal, quien incorpora un total de 26 caracteres en escena. Por encima, una adaptación posmoderna donde el texto arropa a la forma. Por debajo, una reflexión oportuna en contra de la censura y a favor de la libertad de expresión, tal como lo expresó Daniel Dannery en su diagnóstico del evento.
«Calisto» deja en evidencia la inteligencia de la curaduría para suplir la carencia de recursos con densidad y complejidad. De hecho, nos brindó la oportunidad de reír y de burlarnos de los inquisidores de ayer y hoy.
La ovación cerrada la recompensó al final. Mañana la pueden atajar por tercera vez. Los españoles vienen con todo.
OJo con su puesta en escena. Destaca por su expresionismo y por su reflexión metalinguística.