Recomiendo ver estos dos videos antes de leer lo siguiente:
http://www.youtube.com/watch?v=CiP8qH3WMo8
http://www.youtube.com/watch?v=AqigzoHwLW0
He descubierto el agua tibia, lo sé. Decir que la propaganda oficialista tiene un porcentaje de oportunismo criollo no es nuevo si pensamos en todas aquellas películas hechas a la medida de la poltrona de Miraflores, mediocremente producidas, con un contenido tan binario que aburre. Son películas por encargo que a mi parecer se fabrican a los golpes solo porque alguien recibirá un jugoso cheque. Esta vez la cuestión es muy parecida y me tomé una tarde para investigarla.
Pareciera que la ideología del oportunismo también tocó a los videos que recientemente se subieron a Youtube con nombre de “ Cine-Ñángara y Cine Arte PSUV”. La diferencia entre esta propaganda y otras que hay del PSUV es una sola: la estética. Eso es lo primero que llama la atención de quien está acostumbrado a los spots televisivos de VTV; acá la estética es “masiva”, “gringa cliché” o quizás demasiado limpia para lo que transmiten los canales oficiales. En estos videos se está usando una cámara DSLR Canon y una óptica para emular ese “look de cine” o “look estándar” que tienen la mayoría de videos en Vimeo, además que se cuida la edición. La música se aleja de los acordes de arpa y cuatro que siempre se oyen en las propagandas oficialistas, de hecho la música es anglo, «Crimewave» de «Crystal Castles» es la del «Cerdo». El que hace esto, definitivamente, ha pasado un rato viendo videos en Vimeo pero, por ese temblequeo de la cámara que suele suceder a quienes no tenemos muchos equipos (se ve más en el video de la chica “revolucionaria”), pensé que no era una productora grande sino un grupo de jóvenes… un grupo de jóvenes oportunistas, quizá.
Quién hace estos videos, dónde son hechos y a quiénes van dirigidos, fueron mis primeras dudas. En el video de la chica con el rifle, la música, el cigarro y el contenido “sexual” me hicieron pensar que esto no era para la tv –exceptuando a La Hojilla-, esto es para rodarlo en la web (quizás para un público más restringido). De ese video varias cosas llaman la atención: ella no cumple con el “estereotipo revolucionario” que se ha construido con el tiempo, me refiero a la mujer con rasgos indígenas o a la chica morena con el pelo crespo teñido, labios y cejas delineadas, cuerpo voluptuoso (armónico o no) que, sudada, baila al ritmo del tambor, salta gritando o manda besos al Comandante. Esta vez es una chica de tez clara, con un maquillaje simple, ropa interior pícara y un atuendo típico de un día frío; si ven el primer plano de ella fumando, parece una foto “intensa” de cualquier alumna de la Metropolitana, Monteávila o UCAB. El uniforme que usa también tiene su detalle: la boina no es roja sino negra, en Venezuela la boina solo puede usarla la guardia de honor y debe ser roja; así que el negro es extranjero. Otra cuestión que llama la atención es que no hay ranchos ni se ven los barrios al fondo, y es raro porque en las propagandas nacionales usan el plano cliché de los barrios para retratar al –genéricamente llamado- “pueblo” porque así desean identificarlo, me imaginaba que al ella levantar el rifle vería al fondo el Metrocable o la silueta de Petare, en cambio se ven unos edificios y no está el Ávila, «ese sitio no es Caracas», pensé -y en efecto no lo es, pero tampoco es Venezuela-.
El video del cerdo también tiene sus detalles extraños: primero el lugar, luce como Parque Cristal al comienzo, pero después aparecen unos ventanales de vidrio y unas estructuras que no he visto en la ciudad, además del ambiente y la vegetación que no es de aquí. También me pareció extraño ese detalle del peluche ensangrentado que lleva el Sr. Cerdo y que, mezclado con el audio de Chávez, se pierde en simbología. Este parecía más un video hipster en Vimeo que una pieza propagandística, por eso no era muy loco pensar que el video hasta pudiese haber sido robado por los del PSUV, quienes le montaron la voz del Presidente y los títulos.
En el post de John Manuel Silva sobre el video del cerdo, Victor Amaya, un comentarista, escribió “Material refritado… los mismos autores lo venden en México como un corto de PETA”, Victor colocó el link pero el video ya había sido borrado de Vimeo (a las 2am del 10 de abril).
Pues bien, ¿quién hizo esto? Es fácil averiguarlo, al final del video salen los créditos de los autores –mal atino, porque su vanidad los expuso a la investigación curiosa-. El realizador de los videos es un chico barbudo del 91, se llama Ángel Linares y vive en México, es venezolano y nació en Táchira (todo esto es explicado por él mismo en su perfil de Vimeo –y es que debía tener un perfil en Vimeo-). Si se meten en su perfil justo hoy ya no verán el video del cerdo, pero en el caché de Google se puede encontrar que Victor Amaya tenía razón: el video del cerdito con el habano fue subido con el nombre de “Comercial de Peta-CUEC UNAM” el 15 de marzo (mientras que el video en Youtube fue subido el 21 de marzo):
Con razón ese video no me cuadraba como propaganda oficialista sino como un videoclip al estilo genérico de “protesta contra el sistema” para Mtv (vale acotar que la música lo hacía más apto para el Mtv norteamericano que para el hispano). El propósito inicial de este video no era el cine-propaganda-PSUV-Ñángara; era más bien una práctica de la carrera de cine que realiza en México y que en seis días le cambió el título, le agregó la voz de Hugo y listo, video-socialista-to-go al mejor estilo AutoMac. Y si quieren ver el cambio oportunista, pueden chequear el timeline del chico en Twitter:
Para quien tenía la duda de por qué no decía “cochino” es quizás porque en México se le dice “cerdo” y el muchacho está acostumbrado a ello. Como este es un video foráneo –lo cual pondría nervioso al chovinismo palurdo que tiene el chavismo, y del que se jacta en todas sus acciones- admito que quise averiguar en dónde habían grabado esto, solo por morbo y para comprobar eso que decían que era hecho en Miami. Al final llegué a que se grabó en ciudad de México, en el Distrito Federal, en unas zonas empresariales. Acá los resultados de Google maps (si hacen click en la imagen pueden verlas en grande):
En esa calle está este edificio:
Que es el que sale aquí:
El resto del video se grabó aquí:
No lo culpo, debe ser muy entretenido poder grabar videos en la calle, en pleno centro empresarial de México, sin sentir que perderás la cámara. Hasta yo lo haría.
A esta estructura se le llama «los pantalones de México»:
Y es que por eso todo me parecía extraño, incluso con el video de la “chica revolucionaria” (que ya hablaré de ella), cuya torre al comienzo del video jamás había visto aquí. Pues ese también es importado y no me lo estoy inventando:
¿Quién es ella? Pues, se llama Ana Paula Arrangoiz, quienes se quedaron desilusionados con ella usando el uniforme militar y portando un rifle, pueden verla en otra faceta aquí http://www.facebook.com/anapuat (y denme las gracias, porque la chica tiene deshabilitada su búsqueda en Facebook), verla en este corto https://vimeo.com/38517585 o seguirla en twitter https://twitter.com/anapuat; pero no la troleen, no es chavista recalcitrante ni anda copiando-pegando “las líneas de Chávez” en su TL, de hecho luce como una chica fuera de este rollo político nacional. Sospecho (y esto sí no lo he podido comprobar) que es mexicana de nacimiento. Ella suele producirle las cosas a Ángel, digamos que es como su buena amiga, y por eso puede actuar como una mujer revolucionaria que se despoja de su identidad individual y se une a la masa armada sin saber exactamente en qué rollo se está metiendo, y ante cuál contexto expone su cara en este país. Y es que dirán que no todos los que salen en las propagandas deben ser lo que actúan, obvio que no, pero en este caso me llama la atención porque también producen el video y por lo menos el realizador sí quiere mantener la imagen de un chico revolucionario barbudo, pero se le sale lo oportunista y a la vez lo incongruente:
No sé si ver a este chico con unas buenas garras, que está preparando el terreno para recibir acá unos buenos pagos de la petrochequera y por eso decidió hacer una ñángara; no sé si es que estar lejos de Venezuela le hace ver esto como exótico y la «revolución» llena de emoción su espíritu joven; no sé si es un niño farandulero que no ha conocido a los otros niños faranduleros que hay acá (que precisamente están en el bando contrario). De verdad que sus motivos reales los desconozco pues ahí no llega Google – “por ahora” -, pero se nota que el chico quiere que su proyecto de clase, convertido en una campaña improvisada, se ruede por ahí:
Al final uno nota que simplemente quiere que la gente sepa de él y de lo que hace, y no lo culpo, somos millones en la web queriendo eso:
El punto mayor acá es que el cine-psuv o cine-ñángara no es algo maquinado en un laboratorio desde el comienzo, no es Goebbels detrás de un escritorio ni son los estudios de Lasswell. Este “cine”-propaganda es una mezcla de improvisación y oportunismo, que luce hollywoodense por las herramientas utilizadas pero que dista de ser una propaganda maquinada al estilo ruso (por más que se busquen tipografías san-serif soviéticas en dafont.com). Es una propaganda vacía (sigo preguntándome por qué el cerdito camina con ese peluche blanco ensangrentado) y excesivamente idealizada: qué sexy es ver a una chica linda portando un rifle en nombre de la revolución, pero sucede que en la Venezuela actual ese estereotipo de chica es el que verías en las marchas estudiantiles “escuálidas”, con las manos pintadas de blanco o desmayándose por el olor del gas lacrimógeno.
Para mí una buena propaganda o una propaganda con todas la de la ley -de esas que hasta meten miedo- es la que se prepara con cuidado, la que se estudia y que no se firma públicamente porque al decir “yo hice este video, yo hice esta campaña” se ensalza tu ego, tu individualidad–eso es incoherente hasta con la misma idea del uniforme y el rifle-; en las guerras mediáticas solo hay bloques, hay carteles estupendos de la guerra fría cuyos autores permanecen anónimos, por ejemplo:
Igual, quizás el chico idealista apela a que este proyecto oportunista es un cine revolucionario y por eso coloca su nombre, quiere que lo tomemos en cuenta, quiere figurar en la historia … pero lo siento, nada de esto se compara con la guerra mediática que nos hace la sombría realidad del país.
Sinceramente esperaba más en el fondo de todo este meollo, esperaba encontrarme con toda una bien aceitada guerrilla comunicacional, con una teoría de la conspiración, hasta con una secta pero me conseguí con pura improvisación y oportunismo de un pequeño “cuate”, similar al de sus compatriotas de discurso que viven aquí… quizás siempre fui yo quien pecó de idealista.
ACTUALIZACIÓN: Ya que me han sugerido complementar mi investigación, aquí va la declaración que el autor hace en aporrea para aclarar la situación. Con toda libertad, pueden hacer clic aquí
-Ele.