En la distancia no se distingue simetría interna, salvo la que se observa en el contorno, al acercarnos aparece, y al seguir aproximándonos al nivel de una lupa, se pierde nuevamente.
La historia de siempre, grandes caños por los cuales se conduce la sumatoria de los fluidos generados en las pequeñas y estrechas conexiones, que a simple vista se confunden con el verde predominante.
La metáfora más interesante de esta estructura natural, es la vinculación segura entre el principio y el final, implicando esto, que sin importar lo que se haga, ambos puntos están perfectamente definidos, y no hay manera de cambiar sus posiciones cuando nos movemos sobre la superficie. Obviamente, podemos considerar esta obra de arte un origami que podemos manipular libremente, sumándole una dimensión, pero el origen y el fin no variarán, aunque si podemos acelerar sus encuentros.
Se trata, aparte de todo lo que podemos imaginar, de caminos energéticos que se han trazado por millones de años, y cuyos secretos siguen perfectamente ocultos ante las ciegas comprensiones de los depredadores superiores, que evolucionamos en un tiempo equivalente al que le toma a esta vestimenta verde caer desde las ramas al suelo.
Probablemente, el tiempo requerido para tratar de copiar burdamente este proceso bioquímico, a fin de generar la energía que necesitaremos, no será suficiente para prevenir nuestro seguro final, ya sea por la destrucción que sostenidamente fomentamos o algún evento cósmico que tampoco podremos controlar.
Solo nos queda seguir caminando bajo las sombras que estas verdes configuraciones producen, mientras viven una existencia paralela que osamos catalogar como inferior y desconectada de la conciencia del entorno, la cual nos arropa y resulta ser más eficiente en todos los sentidos.
Pompeo Paolo Zotti