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Negocio crónico

Quiero hablar esta vez de lo que yo considero las bestias entre las bestias negras en Occidente. Aquella que se erige sobre la humanidad, al menos en Occidente, como un inmenso parasito todopoderoso que rige y es dueño de alguna manera de lo más sagrado que tenemos: nuestra salud.

A la cabeza de este infernal monstruo y digo infernal porque la cantidad de corrupción, prebendas, privilegios y ocultación de la verdad harían palidecer a la V Republica es la FDA o la Food & Drug Administration que más que una agencia reguladora es un campo de golf donde terminan los ejecutivos que se jubilan de las grandes corporaciones farmacéuticas (“Big Pharma” o BP para los efectos de este texto). Es harta conocida la relación incestuosa que existen entre la BP y la FDA donde muchas veces la función de regulador y alto ejecutivo de una farmacéutica es tan intercambiable como un traje o la tarjeta de presentación. No me quiero ni imaginar la cantidad de conflictos de intereses que deben tener estos señores en sus cabezas pero lo más paradójico del asunto es que los reguladores existen, en gran parte, para controlar los conflictos de intereses potenciales en la salud, en las finanzas y en cualquier dominio donde el interés público debe prevalecer. ¡Tenemos una agencia reguladora de la salud y la alimentación que tiene el conflicto de interés en su propio seno!

Lo más pérfido de esta organización es que sus tentáculos abarcan también a la parte alimentaria. Para mí, la salud está íntimamente ligada a una buena alimentación. Por un lado te venden alimentos híper-procesados, genéticamente modificados, saturados de azúcar, colorantes, saborizantes, pesticidas y fertilizantes y por el otro te venden la “cura” cuando el cuerpo dice basta. ¡Un negocio redondo! Algunas veces me pregunto si los EEUU es un país con personas y muchas granjas o simplemente es una granja enorme con muchas especies, incluyendo a la humana. Desde el punto de vista de la FDA ya no debe de haber diferencias entre un ser humano y un pollo en una granja avícola.

Este monstruo controla el negocio aguas arriba y aguas abajo. No solo te hacen pagar por alimentos que no lo son en verdad para que la futura enfermedad se desarrolle dentro de ti para luego ordeñarte a placer cuando la salud se rompe, sino que además se han inmiscuido en las escuelas de medicina donde tienen una enorme influencia y han acumulado gran poder. No es exagerado decir que los médicos en muchísimos países (no solo en EEUU) son entrenados y educados para servir exclusivamente a la industria farmacéutica y perpetuar sus vicios en pos del beneficio económico. Es bien sabido que hay incentivos económicos muy atractivos para que los medicos prescriban tal o cual medicamento. Muchos dirán que hay ética y mística en la disciplina y que los doctores no van a recetar cuestiones innecesarias o una medicina en vez de la otra simplemente por un incentivo económico. También se decía lo mismo cuando se inventó la caja registradora. “Los tenderos son gente ética y honesta, la caja registradora será contraproducente a largo plazo”. Sin un control adecuado las cosas siempre se rompen por el lado débil, en este caso el bolsillo.

Sí, lamentablemente los médicos son entrenados hoy en día en el arte de cortar carne humana y recetar medicinas. Los días del médico cabecera, aquel que trataba al individuo antes de tratar a la enfermedad han quedado bien atrás.

Pero no nos desviemos del principio y el origen de todo: la enfermedad. ¿Qué es la enfermedad? La respuesta daría para miles y miles de páginas de discusión pero para mí, en reducidas cuentas, la enfermedad es la no-salud lo que es muy distinto a decir que la salud es simplemente la ausencia de la enfermedad. Para los seguidores de la Medicina Tradicional China (MTC) y por ende para cientos de millones de chinos la enfermedad es la perdida de equilibrio entre el ying y el yang. Integridad, equilibrio, holística, totalidad etc., son conceptos que nunca oiremos en el consultorio de un medico por estos lares donde la disciplina ha diseccionado al cuerpo humano en pies, pulmones, oído, ojos, vaginas y demás órganos producto de una especialización mal entendida. Especialización que ha hecho de la medicina “convencional” (e intercambio aquí convencional por Occidental) experta en ver a los arboles en todo su detalle pero muchas veces incapaz de apreciar el bosque.

Otro punto importante acerca de la enfermedad, en este caso de enfermedades graves, es que todas tienen un punto de no retorno. Hay una fase en toda enfermedad grave en donde se pasa de un padecimiento serio a una enfermedad terminal en donde nada, ni la medicina Occidental ni las alternativas pueden hacer algo al respecto y lo que queda es prender velitas.

Para la medicina Occidental el canon quedo fijado en la época de la Ilustración: causas objetivas de las cuales uno puede conocer o no, especialización, método científico y síntomas, muchos síntomas. Y es en esto último donde está el quid de la medicina Occidental: la enfermedad como un cumulo de síntomas, se eliminan los síntomas ergo se elimina la enfermedad. ¡Craso error!

El problema es que muchas veces los síntomas son parte de la cura o la manera como el cuerpo está dando señales de que algo no funciona bien. El cuerpo tiene todo lo que necesita para la auto-curación. Muchas veces no hacer nada es el mejor remedio y los síntomas son solo parte de este proceso.  Comparemos esto con la aproximación de la investigación médica moderna en donde dada una enfermedad x de lo que se trata es de identificar cuáles son los mecanismos de acción (los llamados “pathways” sean estos moleculares, celulares, etc). Por ejemplo, la sobreexpresión de un gen lo que trae la sobreproducción o no de cierta proteína es algo que la investigación moderna busca con la avidez del hambriento. Luego, se busca entonces como afectar químicamente este mecanismo de manera de suprimir al gen o disminuir su sobreexpresión. Todo esto a grosso modo. No hay reparación sino afectación. Un mecanismo o un artificio que altera la disfunción de otro mecanismo de cuya disfunción se desconoce muchas veces la razón última. ¿Donde está la cura en todo esto? Y lo peor, ¿qué consecuencias no previstas puede traer esta aproximación al problema?

La enfermedad no es simplemente un mecanismo o mecanismos que no funcionan bien, que se han dañado. Esta visión mecanicista del cuerpo humano, de la salud y de la enfermedad es nefasta.

En ningún lado oiremos hablar de las razones fundamentales por la cuales este mecanismo es disfuncional. A lo sumo teorías y elucubraciones y es que estas están en un segundo plano.  Lo importante es saber qué es lo que está dañado, no el porqué. El equivalente de esto es como si un carro pasara aceite y en vez de revisar el motor, los pistones , etc simplemente se le echa al motor un aceite más denso con ciertos aditivos “para parapetar un poco la vaina y que pase menos aceite”.

Y no me hablen de que hay “defectos de fabrica”. La genética por ejemplo solo explica del 10 al 15% de los canceres, el gran mal de nuestros días, el resto en teoría pudieran ser evitables. Y si son evitables es porque hay causas últimas que lo originan.

Toda la medicina Occidental en el mejor de los casos es paliativa. Suprime los síntomas pero no necesariamente cura. Lo único que en verdad ha demostrado tener poderes curativos y que junto con la potabilización del agua son para mí los más grandes avances de Occidente en lo que se refiere a la salubridad pública, son los antibióticos. Si se tiene una infección y se toman los antibióticos necesarios lo más probable es que uno se cure en el sentido de que la infección desaparece. ¡Pero sucede que la infección es muchas veces un síntoma de una condición subyacente! Pero hay que decirlo, es un síntoma que muchas veces puede matar lo que no el caso por ejemplo el caso con un dolor de muela (también un síntoma). Por muchos siglos la humanidad vivió con las infecciones como una condena a muerte. De hecho hoy en día no toda infección es tratable necesariamente. Hay súper-infecciones producidas por bacterias que han mutado tanto (y por ende adaptado) debido al abuso de antibióticos que son intratables. Pero este es otro tema.

De resto, y esto es discutible, la medicina Occidental vuelve crónica a la enfermedad o en el mejor de los casos “resuelve por un lado pero jode por el otro” con la cantidad casi ilimitada de efectos secundarios que muchas de estas “curas milagrosas” traen consigo. Muchos de estos efectos no serán reversibles.

Lo que es peor y verdaderamente siniestro es que hay muchas enfermedades que por su propia naturaleza, a nivel molecular o celular quizás, no son factibles de hacerlas crónicas. Estas enfermedades no acaparan ni un minuto en las reuniones ejecutivas ni en la toma de decisiones de estas grandes empresas. Las llaman “enfermedades raras” cuando toda enfermedad debería de ser rara en un principio.

No está demás recalcar de nuevo que el negocio es redondo y muy lucrativo. Básicamente te tienen agarrado por las que te conté toda tu vida “hasta que algo mejor se descubra”. Como una araña que poco a poco te va envolviendo y sacándote el jugo vital cuando le viene en gana.

Obviamente que es mil veces preferible a tener esta opción que a no tener nada. Pero para la mente curiosa y abierta hay un mundo gigantesco de alternativas terapéuticas, desde la simple botánica pasando por la ayurvedica hasta la MTC sin olvidar a la homeopática. Cada una tiene sus pros y sus contras y ninguna es la mejor en todos los casos, ni ninguna está exenta, como todo en este mundo, de promesas imposibles. Lo único que si tienen en común es su aproximación empírica hacia la enfermedad y la curación. El empirismo es una posición filosófica que yo valoro mucho no solo en este ámbito. Son miles de años, literalmente, de ensayo y error lo que da garantía de eficacia y cierta garantía también de que los tratamientos, hierbas, practicas, etc que componen en este caso a la MTC están los mejores de todos los que algunas vez se consideraron que imagino no fueron pocos dado lo ancestral de esta disciplina.

Admito que el empirismo no es el método más eficiente para llegar a la cura o solución de algo, yo solo doy gracias de haber nacido bastantes siglos después de que esta práctica se origino y que los que probaron las hierbas malas fueron otros y no yo.

Para dar cierto balance a este texto me gustaría resaltar los logros de la medicina Occidental en dos áreas fundamentales como lo son la del diagnostico y la atención médica especializada (terapia intensiva, cirugía especializada, etc). Quizás el mayor logro de la medicina Occidental haya sido identificar con asombrosa precisión la condición subyacente, ponerle una etiqueta (es decir nombrarla) y categorizarla. Luego que te curen es otra cosa. Además en casos de emergencia (un accidente o por estos lares que te metan un balazo) mejor que te vea un medico o cirujano entrenado en la medicina Occidental. Mi problema es más que todo con la parte química del asunto.

Termino con una frase de Voltaire:

“Los doctores prescriben drogas de la cuales conocen poco, a cuerpos de los cuales conocen menos, para remediar enfermedades que no conocen en lo absoluto”

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