Oxímoron. (Del gr. ὀξύμωρον). 1. m. Ret. Combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido; p. ej., un silencio atronador.
¿Puede usted encontrar los dos oximorones en la fotografía? Son fáciles de distinguir, pero están tan arraigados en la estética impuesta por el actual régimen que tal vez pasen desapercibidos. Aquí van: el primero es la frase «arte político». La política puede verse como un arte, es cierto. Pero no debería jamás utilizarse el arte con fines políticos: ya tenemos bastantes ejemplos de lo pernicioso de ese enfoque (sumamente utilizado en regímenes totalitarios). Cuando se obliga al artista a ceñirse a una temática y una estética acorde con las intenciones de un gobierno determinado, el resultado será inevitablemente triste.
El otro contrasentido es gráfico: aunar a la expresión «Museo de Bellas Artes» la imagen de un individuo armado es una tremenda contradicción. Las Bellas Artes deben enriquecer el espíritu, no envilecerlo. El arte puede, y llegado el caso, debe denunciar la guerra, y el ejemplo más a la mano es el cuadro «Guernica» de Picasso. Pero utilizar el arte para ensalzar el belicismo es una práctica perversa. Tal vez un experto en semiótica pueda decodificar de manera mucho menos torpe que la mía esta imagen. Pero intuitivamente es una alcabala que me impide entrar al museo que debería ser para el goce visual, y no una vitrina de esta seudorevolución. ¿Dónde están los Salas, los Michelenas, los Reverón , donde están, en fin, los cuadros seminales e históricos que deberían estar expuestos perennemente en una sala especialísima de este museo? Hace décadas que no los veo, tal vez estén arrumados en algún sótano, no lo se a ciencia cierta. Pero lo que sí se es que el Museo de Bellas Artes, hoy en día, debería recibir un nombre más sincero y acorde a su utilización. Tal vez Museo de la Revolución sea más adecuado, en donde se glorifica el caracter «pacífico, pero eso sí, armado» de la misma.