Es tanto lo que se ha dicho sobre ése video de 17 minutos, que pareciera que cualquier cosa que se agregue es redundar y sólo repite lo ya dicho por otros. Así que, tal vez, lo mejor es comenzar hablando del origen de esta entrevista.
Nuestra reacción al ver el video «Caracas, ciudad de despedidas», fue la normal, la misma que nos genera cualquier material audiovisual: juzgarlo. En ese juicio, tanto Noelia como yo, coincidimos en señalar la poca calidad del video, su falta de profundidad y de forma, la carencia de un contrapunto. Igualmente, nos detuvimos en un momento del audiovisual en que uno de los testimonios aparece acelerado y con el efecto «voz de ardilla», que casi siempre se utiliza para ridiculizar a un entrevistado.
Sin embargo, lo que vino después escapa a nuestra comprensión. Y no nos referimos al rechazo que pudieron generar las palabras de los chicos o la calidad del video en sí, sino a la cacería de brujas a la que fueron sometidos sus entrevistados y realizadores. Una ola de nacionalismo intolerante, acusaciones temerarias, exageraciones de todo tipo y bajezas múltiples (llegando al punto de agredir y amenazar a los involucrados) innundó al pais. O mejor dicho, al país 2.0, al país que existe en las pantallas de nuestras computadoras.
Extrañamente, los venezolanos hemos visto cosas peores, videos en los que un delincuente es quemado vivo en un linchamiento colectivo, declaraciones de un ex-magistrado confesando corruptelas que dejan a Tony Soprano como un tipo decente, y otros videos similares al que hoy comentamos, como aquel en el que un individuo aparece orinándose en las instalaciones del metro, o aquel otro donde un presidiario es sodomizado y ejecutado por otros presidiarios. Y ninguno, pero ninguno, generó las viscerales reacciones que esos 17 minutos de adolescentes comentando las razones por las que querrían irse del país provocaron en los internautas venezolanos.
En algún punto, el asunto dejó de ser sobre el video y pasó a ser sobre los chicos, y más importante, sobre nosotros. Nos atrevemos a decir que en la reacción contra ellos hubo mucho de complejos y bajezas y muy poco de indignación por el contenido del trabajo. Algunos se dieron cuenta de que los realizadores eran jóvenes y que tenían problemas para expresarse, y entonces decidieron soslayarse, pisar más duro, agredir con más saña. Desde los memes burlones, pasando por las disquisiciones pretendidamente intelectuales y terminando por sectores del gobierno que hasta les dedicaron programas en los canales del estado. Algunos creen que esta fue una respuesta irreverente, pero en realidad fue cobarde. Especialmente, porque algunos de los que se convirtieron en inquisidores de estos chicos no son precisamente un ejemplo a seguir. Porque si todos «amaran» a Venezuela, como violentamente intentaron demostrarlo este fin de semana quienes se aprovecharon de la torpeza de unos adolescentes para patearlos cuando estaban en el piso, entonces este sería un país precioso, lleno de ciudadanos ejemplares. Y todos sabemos que no es así.
Noelia tuvo la iniciativa de contactarlos y pedirles una entrevista. La idea original era contactar a la directora y a los entrevistados, pero fue imposible. Finalmente, Ivanna Chavez Idrogo, estudiante del cuarto año de Comunicación Social, aceptó respondernos el cuestionario que dejamos al final de estas palabras. Con él, no queremos profundizar más en el tema, tampoco elaborar teoría alguna sobre la emigración o sobre el celebérrimo video. Esta breve entrevista es, sencillamente, un gesto. Tan simple como eso. Un gesto de respeto y de consideración para con unos adolescentes que han sido víctimas, no sólo de su propia torpeza e inexperiencia, sino de la taras, manías y complejos de quienes los han convertido en blanco de ataques y agresiones, que más que generadas por el video en sí, son generadas por esa necesidad de algunas personas de agredir a quien no tiene herramientas para defenderse.
Personalmente, estamos podridos de tanta opinadera, de tanta hipocresía, de tanta inquisición. Creemos que el tema de la emigración es complejo, nos afecta en los personal ya que tenemos grandes amigos y hasta familiares que se han ido del país. Es un asunto que debe tratarse sin tabúes, sin juicios catedralicios de partes de los idos y de los que nos quedamos. Pero eso no va a lograrse al calor de una redoblona de coñazos virtuales contra un grupo de chamos que cometieron una imprudencia. Así que aquí las dejamos las quince preguntas con sus respectivas respuestas por parte de Ivanna Chavez Idrogo, directora del video «Caracas, ciudad de despedidas». La dejamos hablar a ella y esperamos que ustedes tengan la apertura suficiente de leer sus argumentos antes de colocar una letra escarlata sobre su frente.
Agradecemos la generosidad de la estudiante, y esperamos que este sea un gesto de desagravio para ella.
«Nadie tiene el derecho de ofender sólo porque no se esté de acuerdo».
1) ¿Cuál es el origen de “Caracas, ciudad de despedidas”? Y, al mismo tiempo, ¿cuál fue el enfoque que quisiste darle y el planteamiento estético?
Nace de la curiosidad y de la frustración propia y de mi entorno. Tengo mucho amigos que viven fuera, a quienes extraño. He visto mis relaciones y mi vida limitada en gran parte por eso, y además estoy en la disyuntiva de si irme o quedarme. Quise darle una oportunidad a algunos amigos para que expresaran sus sentimientos.
El enfoque era sencillo e informal. Supongo que por la calidad de la imagen pareciera profesional, sin embargo los recursos eran pocos y la intención del alcance era corta. Es como un video casero pero con cuidado en los detalles. No quise cumplir con las formalidades convencionales de un documental porque quería hacer algo diferente, que transmitiese la frescura de ser joven.
2) ¿Dónde estudiaron cine? ¿Han recibido alguna reacción por parte de sus profesores o de las autoridades de la Universidad?
Aun no he terminado mi carrera, estoy en cuarto año de Comunicación Social. Aspiro que al terminar esta carrera pueda estudiar cine, esa es mi meta.
Han sido pocos a los profesores que he visto desde que explotó toda esta situación. Los que me conocen entienden que la intención no fue nunca lograr esta reacción.
3) Hay poca tensión entre los entrevistados. Gente joven, amena, perteneciente a sus círculos de amigos cercanos, entrevistados en su cotidianidad. ¿Por qué ellos? ¿porque no abordaron a otros muchachos, de otro circulo ajeno al de ustedes?
Porque la idea era hacer algo con y para mis amigos y conocidos. Ellos son la realidad que conozco, con quienes yo comparto y que, de alguna manera, son el reflejo de quien soy. Nunca pretendí dar una lección de vida ni decirle a nadie que es lo que debe hacer con respecto a este tema; nadie tiene esa autoridad y por eso somos libres.
El video no es tanto sobre sugerir que los jovenes se vayan o se queden, sino exponer el por qué muchos de ellos se van.
La intención era darle la oportunidad a los chicos de expresar frustraciones y sentimientos que vivimos y compartimos constantemente: despedir y extrañar a nuestros otros amigos y familiares, la relación amor/odio que se vive en nuestra ciudad, la incertidumbre de no saber si irse o quedarse para lograr cumplir nuestras aspiraciones íntimas, etc.
4) ¿Por qué el testimonio de una de las entrevistadas fue acelerado y se le aplicó el efecto “voz de ardilla” que usualmente se utiliza para ridiculizar a las personas? ¿No te pareció irrespetuosa esa actitud para con la entrevistada?
Que usualmente sea utilizado de esa manera no significa que esa sea una regla absoluta. A decir verdad es que, a la hora de editar, esa fue la solucion que encontramos para un zoom in muy brusco que hice por accidente. Por ser un estilo informal el que procuraba me pareció que cuadraba. Es demasiado rebuscado darle una connotación negativa.
5) En tu cuenta de Twitter señalaste: «mi intención no fue ofender«. ¿Qué opinas de la recepción que tuvo el trabajo en redes sociales?, ¿de las opiniones que dicen que es un corto demasiado superficial y banal?, ¿de quienes creen que es racista y ofensivo? ¿No fue un poco ingenuo considerar que el video no iba a ser injuriado? ¿Javier (editor del video)y tú no pensaron en cómo reaccionaría la gente al verlo?
Creo que se formó una matriz de opinión negativa, lo cual procuró que una mayoría viesen el video predispuestos por lo que muchos opinaban.
No veo superficialidad porque se habla de querer volver, sin ni siquiera haberse ido, para hacer industria en Venezuela porque este es nuestro país, de que a dónde sea que uno se vaya quiere llevarse, de algún modo, a su ciudad natal, de que uno siente un vacío por no poder vivir nuestra ciudad como quisieramos, que cuando uno muera quiere que aquí se entierren sus restos…
Creo que racismo es identificar a los entrevistados por su color, estar pendiente de los colores que hay o de los colores que faltan, cuando eso no es importante. Racista creo que hubiese sido escoger a alguien solo por su color.
No veo por qué un video hecho entre amigos y para ellos tenía que causar tanto revuelo. Me parece exagerado y desproporcionado. La gente está en libertad de reaccionar y decir lo que piensa, pero la ofensa está de más. Lo importante es que a quienes va dirigido lo entendieron y les gustó; evidentemente no lo hice con la intención de llegarle a un público en general.
6) ¿Cómo conocieron a los entrevistados?, ¿cuales piensan ustedes que fueron sus motivaciones para aceptar serlo? Todos los protagonistas del video fueron objeto de burlas en redes sociales, pero fueron dos los especialmente afectados: Paul Ruiz y Raquel Abend Van Dalen. ¿Alguno te ha mostrado su descontento o arrepentimiento por haberte concedido la entrevista luego de una respuesta pública tan visceral?
Los entrevistados son mis amigos; ya ni me pongo a pensar cómo o por qué los conozco, para mí, de algún modo siempre han estado ahí y sé que lo seguirán estando.
Creo que nadie lamenta su participación, porque no es el tema sobre lo que uno se debe sentir avergonzado. Lo que sí da mucha pena (pena de dolor más que de vergüenza) es que la gente arremeta contra ellos. Nadie tiene el derecho de ofender sólo porque no se esté de acuerdo con lo que se dice. El problema no es lo que ellos dicen más sí que pareciera que la gente no recuerda que sus derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás.
7) Javier Pita descolgó el video de Youtube y Vimeo. ¿Por qué tomaron esta medida? ¿fue por la presión social o por petición de los entrevistados?
Nos entristece haber tenido que quitarlo, por un momento, porque a nosotros nos enorgullece nuestro trabajo. Yo no creo en la presión social porque pienso que hay que ser íntegro, ser quién tú eres y defender lo que crees no importa si se trata de el Papa o tus amigos.
No era mi imagen la que estaba queriendo ser destruida, de esa soy yo enteramente responsable y a mí esas cosas no me mortifican, pero era la de mis amigos y me dio mucho dolor verlos expuestos de ese modo, por eso se quitó.
8) ¿Te animarías a profundizar en los temas planteados en “Caracas, ciudad de despedidas”, haciendo una continuación?, ¿aceptarías entrevistar a personas con opiniones disidentes?
Para mí la palabra no sería profundizar sino más bien extenderme porque este documental trata de sentimientos, y creo que no hay nada más profundo que un sentimiento.
No tengo planteado hacer una secuela, sin embargo, es totalmente válido para mí retratar otras opiniones pero ese sería un proyecto completamente diferente. Si se me presentara la oportunidad claro que lo haría.
9) ¿Cómo ha afectado tu vida y la de tus entrevistados lo ocurrido estos días?
He sido objeto de ofensas y amenazas pero también siento que nunca había recibido tanto cariño y apoyo de quienes son cercanos, y a veces hasta de desconocidos. Si lo pones en una balanza, es evidente lo que realmente importa: el amor siempre sobre el odio, la compasión y bondad ante la adversidad.
10) Sobre el tema planteado, ¿qué piensas del fenómeno emigratorio que abarca ya a más de un millón de venezolanos que han salido del país en los últimos años? Alguno de ustedes, tanto los realizadores como los entrevistados, ¿son hijos de inmigrantes?
Personalmente, soy hija de venezolanos y toda mi familia, desde mis tatarabuelos son venezolanos. No cuento con ningún otro pasaporte.
Hay una fórmula de guión cinematográfico que se llama “Viaje del héroe” y se basa en la introspección y proceso de autoconocimiento del personaje, además del aprendizaje de otras realidades. Lo más importante no es cuando se va, sino cuando vuelve y enseña y comparte todo aquello que ha aprendido con quienes dejó en su punto de partida. Mi sugerencia no es que emigremos o no, pienso que cada quien esta en plena libertad de hacer lo que considere bueno para sí mismo mientras no le haga daño a nadie. Más allá de eso, si de mi opinión se trata, es que espero que algún día todos los que emigraron puedan y quieran volver para contribuir con sus conocimientos.
11) ¿Qué opinas de las personas que deciden no emigrar?, ¿deberían sentirse ofendidas por tu cortometraje?
No entiendo por qué habrían de ofenderse porque no se les agrede ni se les critica, de hecho, no se mencionan porque no es sobre ellos.
Hay quienes dicen que hablamos mal de nuestra ciudad y que si no nos gustan que nos vayamos. Yo podría decir lo mismo del video: a quien no le gusta que no lo vea, pero no, no es la solución ni yo tengo derecho a decirle a nadie que debe hacer. No se habla mal de nuestra ciudad, cada chico expresa realidades de ella y, la verdad, es que no todas esas realidades siempre son buenas, eso todos lo sabemos y sentimos. Es más, lo decimos en privado y luego, es como si nos diera miedo admitirlo. El hecho de que los chicos comuniquen su descontento tiene que ver con el amor por Caracas, si no la quisieran sencillamente la ignorarían y no sentirían la frustración de no poderla vivir en completa libertad.
12) Todos tuvimos oportunidad de leer dos documentos importantes con respecto a «Caracas, ciudad de despedidas». Uno fue la carta de disculpa que Van Dalen publicó en su blog, «Merienda en el espacio», y otro el documento redactado por el equipo de producción del documental, donde defienden la realización del mismo. Mientras una carta es de disculpa, la otra es de defensa al video. ¿Eso significa que hay diferencias entre ustedes?
Para nada. Raquel es una amiga incondicional y ella nos comprende y apoya, sin embargo, tiene derecho a su propia opinión y nosotros la respetamos.
13) Hubo dos reacciones comunes al trabajo de ustedes. Una, minoritaria, que trató de entenderlo y rescatar sus aspectos positivos. Otra, la más común, fue una ardorosa e intolerante respuesta que se convirtió en una suerte de cayapa virtual. Si no lo hubieran realizado ustedes ¿que opinarían de “Caracas, ciudad de despedidas?
Es una realidad con la que me siento identificada porque, más allá de la forma, el mensaje es una verdad innegable. Debo admitir que estoy muy apegada al proyecto porque viene desde algo muy interno que son los sentimientos. Sin embargo, si el caso fuese que no me gustara lo ignoraría. No me contaminaría con algo como el odio simplemente por estar en desacuerdo. El odio le hace más daño al que lo siente que al que lo recibe.
14) ¿Crees que el caraqueño es una persona tolerante? ¿Qué opinas de la capacidad de ofenderse del venezolano?
Claro, con algunas cosas somos muy tolerantes: aquí todos los días roban, matan o secuestran a alguien, permanecen meses con el mismo hueco en su calle, se quedan días sin agua o sin luz, se utilizan nuestros recursos para financiar proyectos de otros países y aquí la gente pasando trabajo, tenemos nuestras reservas comprometidas y se habla de soberanía; yo no sé cómo o por qué aguantamos tanto.
Creo que ya de por sí hay una tensión provocada desde hace tiempo y estamos esperando cualquier evento para utilizarlo de catalizador. Esta vez fue el video y pasado mañana, cuando todo esto se olvide como suele pasar, será cualquier otra cosa. Deberíamos canalizar toda esa fuerza de la rabia en productividad y no en ofensa.
15) ¿Deseas agregar algo más a toda la polémica que se ha creado con tú trabajo?
Nosotros no esperábamos esta exposición, pero ya que estamos en esta situación tan sólo esperamos que en vez de un obstáculo se vea una oportunidad para que los venezolanos nos abramos al diálogo y al debate justo y respetuoso sobre un tema que nos afecta a todos.