Marley de Kevin Macdonald es un excelente documental sobre la vida y obra de Robert Nesta Marley mejor conocido como Bob Marley. Tuve la oportunidad de verlo afuera del país, esperemos que no tarde en llegar a las salas de Venezuela.
El documental está muy bien balanceado con entrevistas a varios de sus familiares, sus amores, sus compañeros de banda, su productor (Chris Blackwell) entre otros. Hasta el expresidente de Jamaica, Edward Seaga, aparece entrevistado en el documental. Es bueno notar que Jamaica en los 70 fue un país de mucha violencia política con Edward Seaga por un lado y Michael Manley por el otro. Este ultimo apoyado (y no falta una pequeña aparición de su persona en el film) por Fidel Castro. Pareciera que donde este señor mete sus barbas no tarda en llegar el caos y la desolación.
Esta violencia absurda desembocó en un atentado con un arma de fuego a Bob Marley el mismo día que en éste ofrecía un concierto gratis para el pueblo jamaiquino. Aun con vendas y consternado por lo sucedido el concierto siguió adelante y Marley unió las manos de los dos rivales políticos al final del concierto en un signo de paz y entendimiento para delirio del público. Tal proeza es recordada aun hoy en día por Tirios y Troyanos. Después de este evento Marley se autoexilio en Londres donde pasó de ser una estrella en ascenso a ser uno de los artistas, sino el artista, mas importante de la ultima década de los 70 a nivel mundial.
Su concierto en Zimbabue en el día de su independencia del Reino Hundido es admirable por un lado y trágico por el otro. Marley y su banda financiaron ellos mismos el concierto que fue ofrecido gratis a un pueblo que apenas sabía de este artista y de su música pero que igual reverberó al son del Reggae. El optimismo y la alegría de esta gente el día de su independencia transpira por la pantalla. Pero es trágico también porque la momia de Mugabe (y digo momia porque este señor ya ronda los 90 y esta igualito que en aquella época) se le ve presidiendo la ceremonia frente al establishment británico (incluyendo al Príncipe Carlos) prometiendo lo imposible y jurando lo que los políticos suelen jurar en momentos históricos como éste. “Juro resguardar la libertad de este pueblo glorioso…” amargo recordatorio de que los políticos son una mierda en todas partes y que la libertad e independencia no son garantía de prosperidad.
Marley fue un “player” y algo de esto se deja ver en el film. Tuvo 11 hijos de 7 mujeres distintas mientras estuvo casado con su mujer Rita Marley. Rita y una de las hijas de Marley dejan entrever cierta amargura en el documental por esta parte oscura del artista pero ambas coinciden, sobre todo su viuda, que el respeto por su obra y su “misión” en este mundo transcendía cualquier nimiedad terrenal.
El final es bastante triste con un Marley postrado por un cáncer que le terminó de segar la vida a los 36 años en plena cúspide de su carrera y si se quiere de su vida. Fotos nunca antes vistas de él mientras recibía tratamiento en una clínica alternativa en Alemania dan el toque triste y morboso a este documental que termina sin embargo de la mejor manera. Esta parte cierra con una breve entrevista a una de las enfermeras, ya anciana, que atendió a Marley en esta clínica alternativa donde muestra con cariño un LP dedicado por el artista.
El sountrack de la película obviamente es reggae pero no solo de Bob Marley sino de otros artistas como Lee “Scratch” Perry otro favorito para los amantes de este género musical y gran amigo y mentor de Bob. También hay algo de ska jamaiquino que se le considera como el precursor de este género. Más allá de los que consideran el reggae como música de “playita” (yo por ejemplo considero el reggae como una música muy seria, tanto lirica como musicalmente) o a los que simplemente no les gusta esta música, el documental vale la pena verlo tan solo para comprender la magnitud de lo que este artista viniendo del peor de los inframundos logró. Es bueno recordar que Bob Marley junto con Elvis son los únicos dos artistas que siguen vendiendo millones de discos décadas después de su desaparición.
El documental termina con breves escenas, ya en nuestros días, de personas de todas las edades en distintas partes del mundo (desde Nepal hasta USA, desde Japón hasta la India) tarareando canciones de Marley. El mensaje de Marley ha calado en muchas comunidades indígenas a lo largo y ancho del globo. Desde aborígenes australianos con una ceremonia que hacen todos los años en el Victoria Park de Sídney en honor a Marley hasta miembros de varias tribus norteamericanas que siguen reverenciado su trabajo. El que un artista viniendo de los peores barrios de un país miserable como Jamaica (Trenchtown, un barrio que hace ver a Petare como una urbanización de lujo), siendo discriminado entre sus congéneres por ser mitad blanco y mitad negro, haya transcendido su tiempo y haya logrado tal impacto global más allá del idioma y de las diferencias culturales es digno de admiración y creo que es a la final de lo que se trata este documental. El espíritu y la creatividad humana frente a la adversidad.