Comience por abrir bien los ojos. Verá la normalidad llena de locura.
1) Trate de leer todo cuanto caiga en sus manos. Empiece por los libros de autoayuda. Quedará impresionado con los avances logrados luego de intentar seguir todos sus consejos.
2) También debe leer poesía, novelas, relatos y cuentos cortos. Si llegado el momento, siente la necesidad irrefrenable por escribir: alégrese, ya la locura se está apoderando de usted. Sigua adelante. Pida a 12 amigos leer y criticar sus escritos. Al añadir o eliminar frases, ellos gozarán y usted enloquecerá.
3) Salga a la calle con una sonrisa de oreja a oreja y trate de mantenerse así todo el día. Lo tomarán por disociado e intentarán borrarle esa cara de optimismo. Conserve la calma y la alegría en todo momento.
4) Llegado el fin de semana, aléjese de la ciudad. Los campos, montañas y playas son lugares ideales para quedar demente. Todo es cuestión de pretender pasárselo bien y descansar. Usted se dará cuenta: es misión imposible. Sufrirá con los mosquitos, zancudos y toda clase de insectos inmunes al repelente. La arena, en el caso de la playa, la falta de ruido del campo y la neblina de la montaña le provocarán verdaderos episodios de fobia.
5) En todo caso, siéntase en libertad de comenzar por donde mejor le parezca. Como habrá observado todo es cuestión de usar la imaginación, no en vano santa Teresa bautizó a esta facultad: la loca de la casa.