e escribe Fernando Núñez Noda y me pide un resumen autobiográfico de unos tres párrafos para crear la página de colaboradores habituales de Infociudadano, el portal de información que creara hace más de dos años y en el cual comparto con gusto los textos que publico en mi blog.
Mi primera reacción fue pensar “Sería bueno poner en mi blog también un resumen que le diga a quienes lo visitan un poco a cerca de mí, quién soy, de dónde vengo, qué hago pero ¿cómo puedo crear tres párrafos para un resumen de una vida hasta cierto punto monótona y sin mayores eventos qué resaltar, siendo que podría escribirlo en cinco líneas?”
No obstante, como soy un muchacho obediente y aplicado, cumplo tan pronto como puedo con la tarea encomendada y le envío al amigo Núnez Noda lo solicitado como lo podrán ver en www.infociudadano.com
Sin embargo, el resumen enviado a Infociudadano no me satisface por completo y me queda la inquietud de cómo debería ser un resumen autobiográfico o curricular de alguien que vive en un país como Venezuela. Un país que pregona estar viviendo el “Socialismo del Siglo XXI” pero que se ha disminuido a tal punto que parece una república bananera de principios del Siglo XX con ínfulas de primer mundo en el Siglo XXII.
¿Qué decir en un “curriculum vitae” de alguien que sufre este “vivir viviendo” con que nos atosigan a través de la propaganda oficial de un régimen que es incapaz de suministrarle a sus ciudadanos seguridad, alimentación, salud, empleo, vivienda y servicios básicos, pero que ya tiene proyectado lanzar al espacio su segundo satélite, a pesar de que no se tienen noticias ciertas de dónde se encuentra y para qué nos sirve el primero?
Tal vez, correspondería escribir el resumen autobiográfico de alguien que vive en un país en donde ciudades enteras pasan más de 48 horas sin fluido eléctrico constante y períodos de hasta 24 sin absolutamente nada de electricidad, sin existir una situación de guerra declarada y sin haber padecido alguna catástrofe natural de envergadura, de la siguiente forma:
GOLCAR ROJAS
C.V
Comunicador Social. Nací en Mérida en el año 1964. Allí estudié la primaria y la secundaria y padecí mi primer atraco a los 14 años, momento en el cual pensé, por primera vez: “Me quiero ir de este país”.
Al salir de bachillerato, me fui casi un año a Estados Unidos, mientras esperaba que me saliera el cupo para entrar a estudiar en la
Universidad. En Wilmington, North Carolina, aprendí a chapucear el inglés con un acento gocho que mantengo hasta el sol de hoy y que hace que parezca que lo aprendí a hablar con el tipo de “Ai can tolk guachinton tuu”. Allí me agarró el fatídico “viernes negro” de Luis Herrera, que nos hizo pensar que era la peor tragedia que le podía ocurrir a Venezuela. ¡Ilusos nosotros! No nos imaginábamos lo que se le vendría al país luego de las elecciones de diciembre de 1998. (Cosa extraña, en el imperio no sufrí ningún atraco).
En 1990 obtuve el título de Comunicador Social mención Comunicación para el Desarrollo Humanístico (sí, así, tan largo y raro como suena) en la primera promoción de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad de Los Andes (ULA), en el estado Táchira, donde fui víctima de mi segundo atraco y, por segunda vez, pensé: “Me quiero ir de este país”.
Hice mis pasantías en la filial de Pdvsa, Corpoven Barinas, cuando la industria petrolera venezolana contrataba gente capacitada sin importar que hubiera firmado una lista. Se podían visitar las instalaciones de la industria sin que verificaran el número de cédula en esa lista al entrar para constatar que se es una persona de fiar, y cuando el Barinés, que hoy es Presidente de Venezuela, se encontraba conspirando contra la democracia.
En los tiempos en que me dedicaba a la comunicación, trabajé para la Oficina de Prensa de la ULA, cubriendo las fuentes de Ciencia y Cultura. De allí me fui a Caracas, como buen gocho que se precie y que busca prosperar en la capital, a trabajar en la Oficina de Prensa de la Fiscalía General de la República cuando era Fiscal General Ramón Escovar Salom y la institución no se arrodillaba ante el Ejecutivo Nacional. El Fiscal General, incluso, se atrevía a denunciar y procesar al mismísimo Presidente de la República.
Luego de un año, pasé a trabajar como Asistente a la Presidencia de la Comisión de Salud del Senado, en el extinto Congreso, presidida por la doctora Lolita Aniyar de Castro, con quien me vine a Maracaibo para trabajar, primero, como sub-secretario en la Secretaría de Cultura del estado Zulia y, luego, en la Dirección de Información de la Gobernación del Zulia.
De allí salí con las tablas en la cabeza y asqueado de la política y pasé a hacer prensa y producción en la Compañía Danza Contemporánea de Maracaibo. Luego regresé por un tiempo a Caracas para trabajar como productor y creativo de la campaña publicitaria “Agenda Venezuela” desarrollada durante el segundo gobierno del difunto Rafael Caldera, por la Agencia Mercedes Vázquez y Asociados.
Despúes de todo este periplo, comprendí que quien dijo: ”entre más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”, tenía razón. Regresé a Maracaibo y en 1996 monté la tienda veterinaria Tu Maskota con el veterinario Cristian Espinosa. Desde entonces vivo de los animalitos de compañía, tarea que cada día se hace más cuesta arriba en un país donde todo se importa y en el cual no hay dólar oficial para los productos y accesorios de mascotas. Es decir, todo lo que vendemos lo importan con divisas del mercado negro lo cual hace que los precios de venta aumenten casi mensualmente y que la clientela disminuya porque, en una economía en crisis, al tratar de recortar gastos superfluos, comenzamos por las mascotas.
En Maracaibo, hace unos 5 años, revólver al cuello, fui ruleteado en un carro durante aproximadamente media hora, hasta ser abandonado en una zona desconocida, sin medio en el bolsillo, temblando más que un tuqueque por el susto y con unas terribles ganas de llorar. Este constituyó mi tercer asalto, entonces pensé, una vez más: “Me quiero ir de este país”.
Como la comunicación siempre ha sido una fascinación y una vocación, en el 2009, abrí el blog www.golcar.wordpress.com en el que me desahogo y satisfago mi profunda necesidad de comunicar. Aquí voy contando sobre las cosas que me apasionan, lo que me gusta y disgusta y lo que voy viviendo cotidianamente en este país de “revolución” y en esta ciudad de más de 40 grados centígrados a la sombra, donde hace pocos meses pasé el susto de mi vida cuando dos tipos, a las ocho de la noche de un sábado, pistola en mano, intentaron hacerme víctima de mi cuarto atraco cuando llegaba a mi casa.
Entonces, no solo pensé “me quiero ir de este país”; quedé convencido que, bien sea por la inseguridad personal y la violencia cotidiana que hace que veamos como algo normal el encontrar en la calle a sicarios y gatilleros con revólveres al cinto, o por la situación política y económica, o por la persecución política, tarde o temprano, tendré que irme de este país.