Eso es más o menos lo que se veía en los ánimos de ciudadanos venezolanos, de jugadores uruguayos, de comentaristas argentinos. ¿Por qué no pudieron ganar? Fue una pregunta que le hicieron a un delantero de Uruguay (un comentarista argentino) y su respuesta fue «la gente cree que es así de fácil, pero jugamos y ellos también, y así fue». Claro eso resumido con mis palabras pero fue la idea que transmitió.
Ahora, ¿por qué este empate es una visión de victoria para Venezuela? porque está plausible más que nunca llegar al mundial, no sólo por el lugar de la tabla en el que nos encontremos sino porque se está peleando contra la categorización de que Venezuela es un comodín para ganar puntos si juegas contra ellos en una eliminatoria. De hecho, se está comenzando a instaurar el nombre de La Vinotinto también afuera, no sólo en Venezuela, y darle un nombre es crear un personaje, nada mejor para cambiar una categorización que demostrarlo en la cancha, aunque todavía se escuche, siempre, que el otro país jugó malísimo (esto porque si no le gana a un país como Venezuela tiene que haber jugado muy mal, no salimos del prejuicio en esta idea) pero establecer un nuevo símbolo «La Vinotinto» es algo que puede ayudar a que esa categorización sea desvalorizada, como un plus totalmente útil.
Venezuela no piensa que derrotó a Uruguay, pero desde afuera pueden ver a Uruguay como débil, por no haber podido golear a Venezuela como Argentina lo hizo con Ecuador, también en una suerte de espectáculo morboso, porque no era aislado, ese partido tenía la carga del empate de Uruguay y de establecerse de primero en la clasificación.
Estaremos pendientes el sábado que viene, para ver con qué visión nos espera Chile, y la prensa internacional, ¿como la categorización de Venezuela? ¿o ya nos verán más como La Vinotinto? Sólo hay que ponerse los zapatos e interpretar al personaje.