El maestro Eduardo Marturet volvió a levantar la batuta frente a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, tal y como la ejecutó por primera vez hace 34 años en el primer concierto público de la entonces recién formada institución. Lo hizo en la sala del Centro de Acción Social por la Música a beneficio de los programas sociales de Fundana.
Desde la entrada del maestro a la sala, la orquesta inició con las notas emblemáticas del compositor John Williams para la saga La Guerra de las Galaxias. Fiel al original y con un tempo preciso, la pieza de entrada desató los aplausos del público mientras algunos músicos, especialmente en los violines, sonreían al saberse parte de un momento emblemático. Luego Marturet anunció la interpretación de otras tres piezas «galácticas»: la «Marcha Imperial», el «Tema de la Princesa Leia» y el del «Salón de Condecoraciones», con la que cierra el filme de George Lucas.
Luego vendrían otras composiciones de Williams: la banda sonora de E.T., que dedicó a los niños de Fundana al recordar cómo simboliza la amistad entre un niño terrícola y uno extraterrestre, la de La Lista de Schindler («está permitido llorar», dijo el maestro sobre esta dura pieza), y la del hombre de acero, Superman, para cerrar el interludio cinematográfico.
Luego vendría el intermedio, durante el cual la sala se llenó de los sonidos que salían del órgano de tubo. Al regresar, el maestro guió a la Simón Bolívar a través de pasajes de arreglos sinfónicos, incluido uno propio sobre música de Astor Piazzolla.
El último tercio se llenó de música de The Beatles, mientras la actriz y modelo Athina Klioumi narraba una historia con cada tipo de instrumento. A la batería se integró el reconocido Andrés Briceño, uno de los bateristas más versátiles de Venezuela.
Cerca del final sonó la banda sonora de Piratas del Caribe, justo antes del cierre: la participación de Roque Valero, quien puso el tecleo en la «Sinfonía de la Máquina de Escribir», original de Leroy Anderson.
A todos los participantes Fundana los condecoró en agradecimiento, aunque los protagonistas fueron los asistentes que dejaron su grano de arena para continuar la labor social a favor de «Los Chiquiticos».