Pues si!, todos, de una forma u otra, pertenecemos o estamos ligados a una tribu o una conducta tribal.
Y la primera tribu a la cual nos agregamos es la de la familia, la de compartir un apellido y un tronco común, y como tótem de esa tribu esta la madre, con sus bemoles de abuelas. Y ese tótem es el primero que defendemos como miembros activos de esa primera tribu. No en vano el insulto más grave es el que se dice a la madre, los CdM o HdP, los más usados e hirientes.
Con el tiempo te inculcan (junto con las etiquetas que te van adosando) que perteneces a otra tribu mas grande, pero manejable, …y es el de tu tierra natal, tu patria chica: tu ciudad o tu pueblo, y es así como hacemos gala de ser de la tribu del tal o cual sitio, añadiendo que es el pueblo más bonito o la ciudad más importante, o lo que tengamos a mano para defender ese honor de tribu de tu origen natal.
Claro está que esto se extrapola a lo que luego conocemos como país o nación, y es entonces que se acrecientan los tótems, símbolos y obligaciones a esa maxi tribu que es tu patria.
Y reverenciamos los trapos de colores que representan esa tribu, el escudo (que ya ni se utiliza) y su canto oficial, y se nos enseña su historia y su geografía. A esta tribu se le entregan valores mayores, dado que se te recuerda que debes morir por la patria, que debes dar tu esfuerzo común a ella,…incluso se te asignan características que no se pueden generalizar, y que (junto a todo folklore básico y arcaico) deben definir tu forma de ser, y así tratas de conformar en alguna forma tu comportamiento a los valores de esta tribu, no elegida sino por el signo de tu nacimiento.
Paralelamente, y como una forma para algunos muy importante, tu tribu familiar, te induce a la tribu espiritual a la cual pertenecen ellos, ya sea por convicción, tradición…o comodidad. Y de vuelta a poner cuidado a los ritos y reglas que esta tribu religiosa posee, más símbolos, más paradigmas y más etiquetas a las cuales honrar y defender.
Para aquellos que se salen del yugo de la religión, tienen otra lucha más intensa que son las tribus de pinta política, ..peor aún, y de las cuales no quiero ahondar.
Así que, aparte de tribus a las cuales no llegan todos, como las gremiales, las académicas (el alma mater) y otras, también el entorno familiar te ubica en la tribu social, o sea tu estatus, mas bien, tu capacidad de consumo y ostentación, que va desde NADA hasta un TODO.
Es decir, que un ser humano que nace formateado y con un disco duro limpio y virginal, va siendo catalogado, encasillado y obligado a pertenecer a variopintas tribus, las cuales ni eligió ni puede cambiar en general; familia, patria y religión signa tu vida para siempre.
Y nos es de tomar a la ligera, ya que antagonismos de estas tribus, llevan a vendettas, guerras y odios profundos,…de lo mas tribales.
Dado que ya tu tribu familiar y tu tribu local ni sale a cazar, ni defiende a sus miembros de animales voraces, ni atacan o se defienden de las pretensiones de otras tribus, …viene entonces la peor y más tonta tribu de todas: el equipo deportivo.
El que te toca en suerte, sea este local o nacional. Y es así que toda la adrenalina de que somos capaces de emanar, se la trasmitimos a defender la bandera de un equipo deportivo, como si en ello nos fuera la vida, como si nuestro futuro y nuestra existencia dependiera de ello.
La tribu más salvaje, la más incontrolable, la de mayor pasión, es sin duda, la tribu deportiva.
Suena ridículo, pero yo no lo invento, es así.
Y si la tribu es de carácter que raye con la nacional, entonces los lemas de morir por la patria y defender su honor, se trasmutan a esta y a sus juegos básicos y tontos, como seguir a una pelotita y ubicarla bajo tres palos. O hacerla pasar por una malla. O quizá pegarle duro con un palo y pasar corriendo por almohadillas colocadas por el piso.
Los deportes, que originalmente pretendían mantener el desarrollo físico y mental de sus usuarios, y hacer de esta actividad algo divertido y agradable,…terminan por ser enfrentamientos tribales con odio, rabia, confrontación, insultos y falso orgullo patrio, de mini batallas en la cancha y en las gradas, de exaltaciones y depresiones, de golpes, barbarie y conductas vandálicas,..de todo lo malo y muy poco lo bueno.
Y ¡AY DE TI! Si se te ocurre cambiar o contradecir a estas tribus primitivas deportivas, eres execrado y clasificado de traidor, de falso, ..y hasta te pueden golpear por ello.
Yo no voy a decir aquí que escapo a todas las tribus mencionadas, yo no estoy por encima de Ud. lector, ni de su entorno. Pero si a veces me escapo de toda esa parafernalia, y trato de aplicar la logica a estos comportamientos, lo cual, lógicamente es imposible.
En cualquier tribu a la que pertenezcas hay seres y actitudes insoportables, sea la familiar, la local, la patria, la religión o la política. Pero, sorprendentemente, todos perdonan o entienden que ya no quieras ver a tu familia o parte de ella, que te guste la nueva localidad donde vives, y hasta que cambies de nacionalidad por los motivos que sean.
Pero, VAYA MI ADVERTENCIA:
MUCHO CUIDADO CON LOS CAMBIOS Y CRITICAS DE TU TRIBU DEPORTIVA.
Te va la vida, ..o la familia, o los amigos si llegas a adversarlos.
Así que estas avisado, ya no vale esa frase que oía de pequeño al inicio de una trasmisión deportiva:
-“Salud amigos, el deporte vuelve a unirnos!”
Cierto, casi todos se unieron en mi contra!, ….DITA SEA!!
Así que ahora ando por ahí, mosca, y preguntando a todos de primera:
-“Epa….¿de qué tribu eres tú!??