Un amigo al que le gusta mucho el reggaetón me dijo una vez que si los roqueros venezolanos invirtieran su tiempo en hacer buena música en vez de tratar de probarle al mundo cuánto odian al reggaetón y la música popular, probablemente al rock de nuestro país lo escucharían mas personas que los cuatro pendejos de siempre. No se molesten, así lo dijo mi pana. Yo le agregaría algo: el rock nacional es, ciertamente, muy «nacional», si asumimos como un rasgo de lo nacional nuestro gusto por el escándalo hueco y efímero que pronto se olvida.
«Otro skándalo para desinformar/ Otro skándalo para evitar/ Un mayor alboroto porque los peores hechos/ Son otros que no conoceremos nosotros», reza una de las mejores canciones de Desorden Público.
Y es así, en Venezuela, desde hace mucho, se impuso la cultura de los shows diarios, del escándalo vacío, del boom de unas horas. Todos los días recibimos informaciones estrambóticas y exageradas, anuncios de desastres, ruedas de prensa donde se anuncian sucesos fundamentales en el devenir de nuestro país y, sin embargo, lo sabemos: aquí no pasa nada, un coño, todo sigue igual. Al día siguiente todo se olvida, pasamos al nuevo escándalo, a la nueva información de moda, a la misma indignación de plástico. Creo que si algo nos toca a quienes nos infoxicamos todos los días es profundizar en lo que recibimos, no jugar a la memoria de catálogo, preguntar, cuestionar, dejar de ser tontos útiles para que los cernícalos de lado y lado dejen de jugar con nuestra angustia.
Ayer circuló profusamente por redes sociales un comunicado de denuncia contra la Fundación Nuevas Bandas, en el que, a grosso modo y para resumir, se denunciaba un orquestado fraude en el próximo Festival Nuevas Bandas, en el que la victoria ya estaría comprada por la banda Los Colores que, hace dos días ganó, junto a O kills, el circuito caraqueño del Nuevas Bandas, clasificado así a la final.
El comunicado es el siguiente, hagan clic sobre él para ampliarlo y leerlo completo:
En principio el comunicado «denuncia» un secreto a voces, una de esas cosas que todos comentan en susurros pero nadie se atreve a decir en voz alta, ni siquiera el comunicado, que por eso es anónimo.
Pero, me surgió la inquietud, ¿quienes serán estos que denuncian y se expresan en su condición de «informantes» y «defensores» del rock nacional? ¿Por qué usan comillas para llamar tracaleros y deshonestos a los de la FNB? ¿De verdad gozan de «información confidencial»? ¿Por qué cuando hablan de «las pruebas» lo único que comentan es que son una banda de chamos y que están ligados al entorno de La Vida Bohème? ¿Qué clase de pruebas son esas? Y finalmente, lo que más me llamó la atención, ¿por qué cierran el comunicado contradiciendo todo lo que dicen y aseverando que «no pretenden ser catalogados como saboteadores» y, peor, que lo que buscan es «que se utilicen adecuadamente los mecanismos como el de la FNB para generar nuevos espacios»? ¿Cómo es la vaina chamo?, ¿que tu quieres que unos deshonestos tracaleros «generen» nuevos espacios, entendí bien?
Estas reservas me llevaron a ir más allá para saber qué hay detrás de esta «denuncia». El fulano colectivo La Gaceta Rock son, faltaba más, anónimos (o creen serlo, porque son tan ñeros que ni siquiera se molestaron en borrar sus viejos tuits). Hay que decir que La Gaceta Rock no es ningún colectivo, en realidad se trata de la banda Los D’ Vinil, quienes al principio usaban la cuenta para promocionarse, jalarle bolas a sus ídolos, o a los locales caraqueños y hasta para promocionar un evento que después criticaron (ver video). Además, hay otros detalles interesantes. Al principio la banda publicaba panegíricos, incluso contra sus enemigos predilectos: La Vida Bohème, aquí una pequeña colección de ellos:
Otra cosa es el tono con que, luego de definirse como La Gaceta Rock empezaron a tratar a todo el mundo. A quienes manejan la cuenta de La Gaceta Rock les gusta acusar a diestra y siniestra, les gusta agredir a quién los confronta, le medio meten a la misoginia, sólo saben soltar argumentos ad-hominem y asumen una postura de paladines soberbios que no me gustó nadita.
ACTUALIZACIÓN 1: La gente que maneja la cuenta @LaGacetaRock es muy poco seria, no sólo no respondieron al correo enviado sino que, como pueden comprobar al hacer clic en los links, han bajado mucha de la información que subieron. ¡Qué ridículos son! Así es imposible tomárselos en serio.
La cumbre fue este video, verdaderamente patético, en el que la banda despotrica de un evento del que fue parte el año anterior; lo hacen con pañoletas tapándoles la cara y con una incoherencia discursiva realmente lamentable. Ver este video es notar el daño que V For Vendetta le ha hecho a ciertos adolescentes de la clase media, también es comprobar que desde que salieron los mal hablados golpistas del 27 de noviembre en VTV luego de masacrar a sus trabajadores quedó enquistada en la conciencia venezolana la idea de que la única forma de inspirar respeto es fanfarroneando frente a una cámara aunque, como es en este caso, se trate de unos párvulos que ni saben usar la laptop, ni se molestaron en ensayar esta soberana ridiculez:
ACTUALIZACIÓN 2: Cómo verán, el video fue bajado del servidor donde se encontraba.
Luego de ver todo esto me (les) pregunto, ¿esto es serio, o la gente de La Gaceta Rock son gente que hasta hace no mucho estuvo ligada con quienes critica y ahora los atacan por razones personales, escudándose en una «denuncia»?
Les voy a confesar algo: aquí no vale la pena meter las manos en el fuego por nadie, especialmente por aquellos que «luchan» y «denuncian» dentro de los círculos «culturales», puesto que muchos se oponen a las roscas, sí, pero no porque estén contra ellas, sino porque les negaron la admisión, porque no les dieron el carnet de acceso. Yo conozco de muchos que «luchaban» por el cine nacional, se sentaban contigo en la barra de una tasca a descoser a todos los cineastas del país y luego se perdían, cuando tú esperabas saber de ellos, no sé, que le pusieran una bomba al CNAC, te enterabas que habían logrado entrar, que ahora trabajaban para La Villa dirigiendo algún bodrio por encargo, y ya no tenían ganas de juntarse contigo «el resentido de panfletonegro», y menos en una tasca de esas donde las birras valen 12 bolos, ya que ahora sólo beben en esos locales donde tienes que gastarte un millón para salir medio rascado.
Con el rock nacional pasa lo mismo: todos hablan pestes de la Fundación Nuevas Bandas, todos quieren cambiar las cosas y dejar de lado a «los mismos de siempre» y, sin embargo, todos los años las mismas bandas van a inscribirse, participan y sólo se quejan si no ganan. ¿Saben que sería arrecho? Alguien que, una vez aceptado por ellos, se rebelara y dijera: «sólo quería probar un punto, los odio a todos». Eso sería arrechísimo y digno de respeto. Pero me cuesta creer en un tipo que habla mal de una jeva sólo porque no lo aceptó, eso se llama despecho no rebeldía, eso es estar picao no tener algo que te incomode.
Aprovecho que esta página está cerca de su aniversario para recordar que panfletonegro ha sido la carne de cañón de mucha gente que, en pleno despecho, se identifican con el tono honesto de la publicación, con su desenfado, con su irreverencia, pero que luego, cuando reciben lo que buscaban, hacen como el apóstol aquel y nos niegan tres veces, nos hacen la cruz, algunos hasta escriben un apasionado artículo soltando las razones por las que se van, acusándonos de tendenciosos y pendencieros.
Por eso, luego de una somera revisión de quienes hacen la denuncia me permito dejar la duda abierta, sí. Igualmente, extiendo una invitación a los involucrados, de parte y parte, para que se acerquen a este espacio y se expresen libremente. Pero, les confieso: me parece una cagada todo. Un bluff de poca importancia. Esto parece la típica pelea de Freddy vs Jason: gane quien gane, perdemos todos. ¡Qué gane el peor!
Llama la atención que el Circuito Nuevas Bandas haya dejado atrás a bandas de excelente calidad que llevan tiempo rodando por ahí. No diré nombres (¿ven? yo también sé usar los recursos del anónimo) pero hay unas tres o cuatro bandas, además de una excelente solista, que merecían ese cupo al Festival mucho más que una banda que ni siquiera tiene un año formada. No hay material sobre Los Colores en internet, así que no hay cómo saber si fue merecido o no su triunfo en el circuito, pero llama mucho la atención el favoritismo desmedido que despiertan cuando, precisamente, nadie los ha oído e, INCREIBLE, clasificaron a la final del Festival en su primer toque. Y eso es algo que debería denunciarse, sí, pero con bolas pana, con nombre y apellido. La victoria de Los Colores luce como un fraude abierto y descarado.
Ahora bien, ¿Los Colores va a ganar el Nuevas Bandas? Aja, ¿y? Si de verdad quieres hacer música eso debería importarte poco. El rock nacional no está en el Nuevas Bandas, yo lo escribí hace dos años, la mayoría de las bandas que lo han ganado han desaparecido al poco tiempo. El FNB no valida a nadie, no le hace una carrera a nadie. Si eres inteligente, entenderás que todas esas plataformas son sólo eso, una plataforma y ya, pero el trabajo es lo que cuenta. Lamentablemente, aquí todos quieren ser roqueritos pero nadie quiere trabajar, como lo ha hecho La Misma Gente durante décadas, como lo hace el pana de Bacalao Men. Eso, trabajar, hacer música, tocar donde sea, participar donde sea, etc. Tú meta no puede ser recibir la bendición de Félix Allueva. Métanse algo en la cabeza: dejen de pensar en la misma rosquita de mierda, en que los dejen entrar a la fiestecita.
Ayer mismo le escribí un correo electrónico a los responsables de la cuenta La Gaceta Rock. No me han respondido. Les pedí que se identificaran y les pregunté si estaban dispuestos a sostener su denuncia en público. Cuando me respondan les diré, pero, de antemano, sé que si llega a hacerlo no llevarán su denuncia a ninguna parte, todo quedará en fanfarronería digital. Me recuerda a una cuenta de Facebook que utiliza como usario el nombre «cine venezolano» y desde ahí se dedica a atacar y agredir usurpando el nombre de un gremio que no le pertenece. Ojalá me equivoque y sea gente seria, dispuesta a dar la cara y mantener su denuncia. Soy pesimista.
Para mí toda esta payasada se resumen en lo mismo: el estado de «la movida» del rock en Venezuela. Una movida efímera y provinciana que más que ser una vitrina de músicos con propuestas interesantes, suele ser un vecindario de chismes e intereses cruzados frente a los cuales lo mejor es mantener la independencia y no convertirse en el instrumento de uno u otro grupito para su peleita personal con el grupo contrario.
PD: ¿Se dieron cuenta que en este artículo hay demasiadas comillas? Bueno, fue a propósito, no creo que ninguna sobre, esa es la única forma de escribir sobre «la movida» que cada día «crece» en Venezuela.