El diario El Universal de ayer domingo 8 de julio de 2012 (http://www.eluniversal.com/caracas/120708/el-sueno-de-urbe-socialista-es-un-lugar-fragil-y-aislado) trajo un reportaje sobre Ciudad Caribia (http://www.correodelorinoco.gob.ve/foto-dia/ciudad-socialista-caribia-a-traves-lente-correo-orinoco/). El título del artículo, “El sueño de urbe socialista es un lugar frágil y aislado”, trata de resumir de una manera que busca parecer “objetiva” lo que no puede llamarse de otra manera: un fraude cruel.
El tema de “ciudades socialistas” es complejo por las implicaciones socio-políticas del modelo socialista que pretende implantarse en el país. Por lo mismo podrían incluso excusarse los mediocres resultados de las ciudades “socialistas reales”: Como el socialismo no se ha implantado completamente, estos experimentos no pueden llamarse plenamente ciudades socialistas, ya que depende de contratistas “capitalistas” y el sistema socio-económico imperante es “capitalista”, por lo tanto la culpa de todo lo malo la tiene al final –sí, lo adivinaron- el capitalismo.
Esta “excusa” puede resultar útil en ambientes altamente polarizados y para mantener la fe de los creyentes del experimento oficialista. Por supuesto, cojea terriblemente porque, extrapolándola, implica que el experimento socialista venezolano nunca funcionará mientras el resto del mundo sea capitalista; pero también es escapista porque busca implicar que no puede juzgarse una teoría (el socialismo o su subproducto, las ciudades socialistas) por los resultados que da en la práctica. Ésta es la excusa ya clásica que busca explicar todos los fracasos de los socialismos reales experimentados por casi un siglo: La URSS no fracasó porque el comunismo (o el socialismo) no funcionase, sino porque un individuo, llamado Stalin, “pervirtió” todo el asunto. (Sustituya URSS y Stalin, por cualquier otro país y dirigente respectivamente, donde se haya querido “explicar” el fracaso de cualquier experimento socialista real del pasado.)
Quienes estén interesados en las críticas contundentes hechas a la *teoría* socialista que explican porque en última insatancia nunca funciona en la práctica, pueden consultar las obras de la llamada Escuela Austríaca; para los efectos de esta nota veámoslo desde un punto de vista común a varios sistemas, además del socialista, el análisis de la “fatal arrogancia”. Como pudo haberse hecho en otras oportunidades del pasado venezolano, en el caso de Ciudad Caribia tenemos ni más ni menos que la fatal arrogancia de la planificación central que pretendió construir por simple mandato una ciudad entera de la nada por simple voluntarismo. Este voluntarismo, que impregna la sociedad venezolana toda, considera que las cosas necesarias no se hacen por simple falta de voluntad. Y cuando hablamos de un gobierno socialista que considera que debe planificarse toda la sociedad en todos sus aspectos, tenemos el cóctel perfecto: Hágase Ciudad Caribia (carajo). ¿Urbanismo? ¿Servicios? ¿Vialidad? Ésas son consideraciones burguesas que no tienen cabida en una ciudad socialista.
Cuando entramos en la manufactura mediocre de los edificios en sí (http://www.elinformador.com.ve/noticias/venezuela/actualidad/cayo-pared-edificio-ciudad-caribia-solo-meses-entrega/59454), la cosa se pone más dramática: La ciudad se termina porque sí (carajo), y antes de poner el primer bloque ya estaba fijada la inauguración. Por lo tanto el factor tiempo manda, y si tenemos que hacer las paredes de caña brava (material endógeno que usaban sabiamente nuestros ancestros indígenas-nativos-originarios), se hará de caña brava, y como vaya viniendo, vamos viendo.
El problema con las ciudades socialistas (y con el socialismo en general), no es que están en un contexto capitalista local o internacional; su problema es que están en un contexto de escasez. El socialismo está pensado para una sociedad post-escasez, donde las fuerzas productivas, liberadas de la camisa de fuerza de la propiedad privada capitalista, crearían tal cantidad de bienes que serían casi ilimitados. Esta historia, basada en puras extrapolaciones gratuitas, nunca ocurrirá por la propiedad colectiva de los medios de producción. Todo lo contrario, en contextos de escasez, la mejor garantía de que no se pierda, desperdicie o malgaste la riqueza existente sino que se reproduzca es la propiedad privada. Aunque toda Venezuela, o todo el planeta, fuese socialista, los resultados no serían diferentes: Las malas inversiones de recursos humanos y materiales debido a la imposible planificación socialista, producirían ciudades caribias de mala calidad, tanto material como “vivencialmente”.
Pasando al aspecto más amplio, la pretensión de crear ciudades enteras desde cero no dejará de producir problemas de todo tipo. El acceso a la ciudad, cómo se transportarán los habitantes, la disponibilidad de servicios, los comercios necesarios, todo esto, aunque se planifique con antelación y usando los mejores planificadores no es garantía de nada. Puede ocurrir que la planificación se tome tanto tiempo que para cuando pueda realizarse habrán cambiado las variables originales. Y mientras tanto contamos con que el gobierno de turno tenga los recursos necesarios disponibles para el momento indicado, a la vez que este gobierno está ocupado en hacer las miles de cosas que los gobiernos actuales, no solo socialistas, se supone que deben hacer, desde determinar a qué hora deben levantarse los ciudadanos, hasta organizar el lanzamiento de un cohete interestelar. En el artículo de El Universal se habla de que la única arepera de la ciudad socialista había quebrado. ¿Cómo es esto posible si abrir una arepera es casi como pegarle un tiro al piso?… ¿O no? Es que incluso determinar que se necesita un abastos por cada X habitantes, es una variable tomada de ciudades existentes que tienen características totalmente diferentes a la ciudad probeta que pretende crearse.
¿Por qué los barrios, nacidos en medio de la mayor falta de planificación, mal que bien, funcionan? ¿Cómo determinaron cuántas bodegas (o cualquier otro comercio) eran necesarias? La ciudad, y más aún la sociedad, es demasiado compleja como para ser planificada, incluso por ángeles. Tengamos eso en cuenta cuando en una tertulia nos pongamos a resolver los problemas del país.