Pablo Conejo escribe religión,
Pablo Conejo escribe autoayuda,
Pablo Conejo llora en las piedras
Y mal se ayuda a ser literatura.
Ansioso inquiere el lector,
Con el afán de quien juega a la fe:
«¿Dónde está el prestidigitador?»;
Responde: «fabricando el de este mes».
Pablo Conejo dice que tonto es
Ulises, que solo tiene forma,
Que lo que hace es puro impresionar,
Que lo que hace es daño al idioma.
Pues por ahí un loco dijo que las formas
Dan el ser a las cosas, y sin eso,
Entonces, ¿por cuál sustancia ora
el poeta de nada: Pablo Conejo?
Pablo Conejo dice que él sí es muy
Moderno, que él sí viene con fondo;
Tanto trae que le llaman espiritual
Y le ponen sus tristezas en lo hondo
De las estanterías, como para
Sonrojar a los lectores que emprendan
El camino hasta ellas, para agarrarlas
A todos esfínteres sin correa.
Pablo Conejo ostenta conocer
Todos los mares y cielos del hombre,
Pero lo único que ha hecho el tipo
Ha sido imitar y volver al molde;
Más daño hará quien escribe por suma
Que quien lo hizo por formas y estilos:
Aquel se ha hecho famoso, sin duda,
Pero el segundo no es menos que un mito.
Este Pablo Conejo debe morir;
Que haga su plata de las señoras,
De los espiritistas que le siguen,
Pero que deje en paz las buenas obras.
Pablo Conejo envidia el talento
De quienes estremecieron el arte
Con sus increíbles experimentos,
Pero él los desecha y, reído, se cae.