No queremos mas policía porque es una porquería.

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La Urbina, Caracas, ciudad de la garra fiera del año 2012.

Durante este mes y el pasado, hemos podido constatar el nivel de pudrición que tienen los cuerpos policiales de esta zona de Caracas, y eso que no entramos a considerar los otros casos del país por no querer extendernos ya que son agua del mismo charco inmundo.

Hace dos semanas, efectivos policiales del cuerpo policial perteneciente a la alcaldía de Sucre, después de sus respectivas horas de patrullaje para la “protección de los habitantes de estas zonas”, fueron asesinados por dos polichacaos que estando fuera de servicio y portando su armamento de regla, respondieron con plomo a quemarropa contra los 2 polisucres, que en horas de descanso, intentaban despojar a sus homónimos del vehículo que les trasportaba.

Como añadidura, tenemos que estos 2 agentes del orden operaban (los polisucres-polichoros), no solo en la zona donde trabajaban sino también en la zona donde vivieron y crecieron. Con lo que se desmonta el argumento simplón que sostiene que: el crimen proviene de las zonas empobrecidas. Un argumento que se escucha bastante todavía.

Vivimos en una sociedad podrida hasta la medula como consecuencia de años de políticas demagogas y discursos progresistas el día del mitin o para las elecciones, la desigualdad como regla general, y mucho “chalequeo gracioso” pero que está cargado de una violencia verbal que se reproduce dentro de los hogares, escuelas y espacios de trabajo. Y todo esto ha dejado bien claro que el andar armado es casi la única garantía de seguridad, al mas puro estilo del lejano oeste o películas de vaqueros. Desenfunde primero y conserve lo que tanto le ha costado ganarse.

A todas estas miles de jóvenes se levantan cada día con la idea de integrarse a los cuerpos del orden, ellos ven ahí una salida laboral. Muchos de estos jóvenes han crecido viendo como una placa y una pistola, o la misma pistola pero sin la placa, son símbolo de poder y estatus dentro de la barriada. O por el contrario, algunos han sufrido la violencia asesina de los malandros/policías y encuentran en los cuerpos de acciones especiales o simplemente dentro de la policía, una venganza de los crímenes injustos y salvajes, son asesinos de malandros y asesinos de policías a la vez sin saberlo, porque las pocas estadísticas en este país son eso; pocas y confusas.

La vida, la muerte, nada importa, solo la pistola da razones que entienden los demás, solo la placa dice la verdad. Pero en sus raticos libres atiende su otro trabajito. Y en su trabajito se presentan como protectores de nosotros. Pero en verdad son nuestros verdugos.

Entonces, la sociedad pide mas seguridad y presencia policial, saltándose la reflexión sobre si todo ese armamento que circula por las calles venezolanas proviene de esos funcionarios protectores que cada año aumentan su numero en nuestra sociedad. O de si esas cifras rojas de los lunes llevan el sello del plomo policial durante su servicio o durante su tiempo de descanso. Es decir, el plomo con placa y el sin placa.

Y para terminar de sorprendernos tenemos esa imagen pretendida por la Policía Bolivariana que no son mas que los futuros (y seguro que los de hoy mismo también) cabecillas de las futuras bandas de secuestradores y desmanteladores de carros robados, lo que cobran las vacunas a los artistas callejeros y buhoneros o actuales patrocinadores de los nuevos y viejos carteles de distribución de drogas de Caracas y el país. Alguno dirá que por los menos ellos son simpáticos y hasta saludan con calidez. No se fié.

El ridículo desempeño del gobierno y las alharacas electorales opositoras dan un breve pronostico de lo que se avecina el año que viene: mas delincuencia, mas armas en la calle, mas muertos y ajustes de cuentas y sumas del gatillo alegre. Una exterminación sistemática de los malandros que no sean o no trabajen en las policías, y sorpresas, muchas sorpresas. Todo esto bajo la mesa del discurso oficialista del socialismo o empuñado con mano de hierro por los chaqueteros de la oposición  y de cualquier manera recordando la limpieza de Bogota o de Sao Paulo de no hace muchos años.

Desde aquí, le planteo al lector y a la sociedad entera una reflexión exhaustiva sobre la relación crimen-armas-policías.

Y no se quede con el miedo en el cuerpo, salgamos a la calle a denunciar este malandraje de chapa y uniforme que no son otra cosa que una patota de mafiosos que se merece todo el desprecio y la respuesta contundente de calle y de organización.

Porque mas policía son mas armas y mas armas son mas muertos; son una porquería.

B.A.

Brigadas anónimas.

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