Nuestro Populismo: Entre el Laberinto y el Precipicio

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    A través de su breve historia, el chavismo ha mostrado muchas facetas, pero si hay algo que ha revelado en su evolución, es su carácter populista. No podemos negar que  en un principio, el carisma de  Hugo Chávez captura el imaginario Venezolano, al mismo tiempo que capitaliza, en el descontento del electorado con sus lideres tradicionales. Chávez gana las elecciones del 98, contra todos los pronósticos: no tiene ninguna experiencia como gobernante, además de que  exhibe un comportamiento abiertamente hostil hacia el stablishment puntofijista. Sin embargo, paralelamente Chávez habla de progresismo, de una sociedad justa,  de convocar a todos los sectores de la sociedad, lo cual sugiere, por lo menos en teoría, una sensibilidad pluralista. Y es quizás por eso que la posibilidad populista no era tan tangible en ese momento.

Uno de los rasgos que definen al  populismo es la canalización de la causa política hacia un bloque monolítico de lucha: un pueblo unido en una lucha común reivindicadora. Este paradigma es opuesto aquel que reconoce un escenario de luchas paralelas autónomas, que tiene como formas mas conocidas de representación, la democracia parlamentaria, e incluso sistemas de participación, y organización anarquistas. Es de notar la aversión que el connotado  asesor del Presidente Chávez, el Señor Norberto Ceresole, muestra por el sistema democrático parlamentario en sus escritos. Sin embargo, debemos recordar el carácter diverso del bloque del Polo Patriótico, el cual aglutina para aquel entones, figuras de distintas inclinaciones políticas, las cuales, manifiestan su descontento con el modelo de alternabilidad planteado por Acción Democrática y COPEI. Este descontento sirve como causa unificadora, aunque paralelamente subyacen matices ideológicos  varios dentro de este conglomerado. Estas diferencias comienzan a hacerse mas evidentes durante el periodo previo al Referéndum Constituyente del 1999, y terminan sedimentándose como dos sólidos bloques polarizados a partir de los eventos del 11 de abril, y el paro petrolero.

Socialismo del siglo XXI, o Populismo?

Aunque el discurso por una sociedad justa se encuentra presente en el Chavismo desde sus inicios, además del abierto apoyo de la izquierda nacional, no es sino alrededor del 2005 que Chávez abraza la idea del Socialismo del Siglo XXI. Razón por la cual es oportuno cuestionar hasta  que punto esto ha trascendido el plano retórico. La denominación “Socialismo del Siglo XXI”, sugiere un relanzamiento del mismo, una nueva edición que desecha los viejos errores del socialismo ortodoxo, y que incluye nuevos conceptos, entre ellos : democracia participativa, el reconocimiento de luchas autónomas que se relacionan en un escenario horizontal,  a las cuales se subordina el poder. Varios críticos dentro del socialismo, entre ellos Javier Biardeau, y Roland Dennis, detectan tempranamente el claro conflicto entre la noción de luchas autónomas, y de  democracia participativa, con el perfil del liderazgo del Chávez,  quien hoy mas que nunca, revela otro rasgo populista, su carácter desicionista. (Lo que el delega se impone sobre la ciudadanía, e instituciones). Esto es cada vez es mas evidente, y frecuente, además de que reproduce un nocivo ciclo de dependencia pueblo-líder que, irónicamente, frustra cualquier posibilidad liberadora socialista.

Polarización: Quien Dice Cuanto es Suficiente?

          En un contexto populista, la  polarización de la sociedad es alentada por el discurso de un líder que mas que  subordinarse a una sociedad organizada, se aprovecha sistemáticamente del desorden de la misma. Recordemos que en teoría, la polarización de la sociedad es el producto de la aglomeración de un sector del pueblo en torno  a una causa reivindicadora única (justicia social, rescate de dignidad, visibilidad etc.) que busca monopolizar el descontento de una masa. Esta polarización puede tener como consecuencia la subordinación de otras luchas, a la cuestión principal, la cuestión del poder. No es casualidad que lucha participativas por los derechos de mujeres, niños, indígenas, derechos de la comunidad LGBT han sido puesto de lado, como lo demuestra el papel secundario que ha pasado a ocupar en el GPP (Gran Polo Patriótico) en la coyuntura electoral actual. Es qui que me atrevo a decir que cuando el chavismo ha sido mas socialista lo ha sido exhibiendo sectarismo, burocratismo, paternalismo; y muchos otros vicios del pasado que el Socialismo del Siglo XXI de Heinz Dietrich propone claramente no repetir.

La polarización se incrementa mientras nos acercamos al 7-O;  esta polarización, que no debemos entender como casual, busca coaccionar usando la fuerza del discurso normativo de lealtad al oráculo. Y así desafiando a la razón con un gastado “por ahora”, las viejas conspiraciones se  nos exhiben como fetiches de victoria. Pero no podemos negar, que esta nueva apuesta al carisma del líder, bien puede dejar el sabor amargo del ultimo recurso en los menos incautos. Y es que tanto se nos ha dicho, que lo que creemos que es real lo es, solo porque se nos ha repetido muchas veces, que terminamos no creyendo en nada. De seguir así, llegaremos a tal hastío, que la ultima conspiración será percibida como un tiro de gracia.  Pero nos llama lo de ahora,  este compromiso que sin camuflaje, el teatro de operaciones nos invita a digerir como un acto de fe, aunque es poco revolucionario eso de esperar a que el Socialismo del Siglo XXI florezca de entre  este barullo. Ante esto: como  evitar no sentir el vértigo, esa sensación de que estamos al borde de un precipicio?  O tal vez, dentro de una cueva preguntándonos, como embelesados por las sombras, “Cuanta polarización será suficiente?”

5 Comentarios

  1. Saludos, Ciudadana. Excelente texto.
    Personalmente, tengo tiempo pensando hasta qué punto no deberíamos excluir las aproximaciones tradicionales al análisis político cuando hablamos de Venezuela. Sucede que los factores de poder, la lógica intrínseca al Estado y la economía, son tan distintos de lo que se consigue en otros países, que no se permiten traspolaciones.
    Para mí, el populismo del cual hablas nace estríctamente de una concepción errada: «Venezuela es rica». Esto es muy distinto del populismo fascista de Mussolini, por ejemplo.
    Cuando hablo de «concepción errada», me refiero al disparate de creer que un país que tiene un PIB más o menos igual al de Uruguay, ande por allí ufanándose de ser «rico», y lo que es peor, una riqueza de proporciones bíblicas, donde nadie tiene que trabajar para obtenerlas.
    No conozco país alguno en el cual los ciudadanos sientan que, por el simple hecho de haber nacido allí, tienen un derecho de facto sobre las riquezas naturales. Los países desarrollados han construido sus economías sobre el trabajo y el esfuerzo, no sobre la premisa, «chicos, todo está hecho, neveras para todo el mundo».
    Porque no sólo de esta concepción perversa nace una relación mendicante entre el electorado y el poder central, sino que el hecho de disponer de todas las riquezas gracias a PDVSA hace que el gobierno no tenga que rendirle cuentas a nadie. ¿Para qué lo haría? No es lo mismo que en Europa, donde la gente puede hacer huelgas, no pagar impuestos o crear presión sobre el Estado. En Venezuela, cualquier intento de «huelga» puede ser ignorado olímpicamente como con el señor Britto, con las mismas consecuencias.
    Supongo que la diferencia, sutil, es que antes había un mínimo-mínimo de independencia entre los poderes, ya que eran tribus que se peleaban entre sí (Morales contra CAP, etc.). Esto ofrecía un mínimo de dizque decencia, una necesidad de mantener un viso de «democracia» en el cual los representantes mimaban los protocolos de manera conductista.
    Hoy en día, con el «court packing» de Chávez (que a nadie en el chavismo parece importarle) en el TSJ y el CNE, tenemos un país descaradamente parcial. Basta con ver la postura del CNE ante las propagandas de televisión, el uso de la gorra, etc., para entender que lo único que está diciendo el Estado es, «yo puedo hacer trampa y robar, y tú no puedes quejarte con nadie. Toma. Sóbate», lo cual es un ejercicio autocrático, puro y duro, del poder.
    Por eso para mí, Venezuela sufre de muchas cosas, incluído el populismo, pero el daño es sistémico y metastático. Hay demasiadas cosas que arreglar, me refiero a una cultura política, una cultura del debate y del respeto; cosas que nunca tuvimos pero que ahora están peor. Seguiremos conversando.
    Saludos,
    V.

  2. Una de las cosas que más me preocupa del chavismo, es el «forzamiento» de los pares de opuestos, de la dualidad a secas, «ellos» son los enemigos, «nosotros» somos los buenos, «si no estás conmigo estás en contra de mí», «socialismo o barbarie». De fabricar enemigos, y pelear contra esos enemigos creados, como los monstruos de la niñez. Y el no aceptar en que esos supuestos enemigos están bien insertos en sí mismos, ellos mismos son sus propio enemigos.

    Esta dualidad ha hecho un profundo daño en nuestra sociedad, de haber enemigos entre las mismas familias y bajo el mismo techo. Este daño no será curado sino dentro de muchísimo tiempo, décadas supongo. Y de esto, no hay sino un solo culpable.

  3. Muchas gracias por la participar vinz.
    No creo que sea bueno excluir las aproximaciones tradicionales, puesto que hay patrones generales que se repiten, que nos pueden ayudar como puntos de partida. Es de esta manera que podemos cuestionar la existencia o no del hecho socialista en nuestro país. Pero estoy de acuerdo cuando afirmas que nuestro populismo es una variación única, que responde a un tramado especifico de rasgos, históricos, antropológicos, culturales, sociales etc. Definitivamente que un análisis riguroso debe tomar en cuenta todos esto factores. Esa trillada creencia de que somos ricos, afortunados de no tener que trabajar, y que en alguna parte de nuestro país se encuentra esa riqueza que ya es nuestra, debe tener sin duda, consecuencias nefastas en nuestra capacidad de asumir nuestras responsabilidades como sociedad. Hace tiempo leí un libro, escrito por uno de nuestros intelectuales menos valorados, el Prof. José Manuel Briceño Guerrero, tal vez mas conocido por su seudónimo Jonuel Brigue ( a el no le gusta exhibirse mucho tampoco). El nombre del libro es, “El Laberinto de los Tres Minotauros”, puede que ya lo conozcas, si no sabes de el, te lo recomiendo. Entre muchas cosas el habla de tres discursos que conviven, y que toman turno en la mente del Venezolano. Estos discursos son producto de nuestro bagaje cultural indígena, africano, y huérfano europeo. El da unos ejemplos bastante ilustradores de cómo estos discursos se accionan. No puedo hablar mas del libro pues no le haría justicia, es mas creo que debería leerlo otra vez. Es una descripción del perfil del Venezolano que nos puede ayuda a comprender como afecta la llegada del petróleo al enmarañado tramado venezolano, cosa que se debe hacer para entender nuestro populismo, y hasta nuestro socialismo si es que algún día le vemos.

    Feliz viernes!

  4. Gracias Renji Barkha,
    Con respecto a la polarización es ciertamente de temer, es algo que nos mantiene a un paso de algo de lo que nos podemos arrepentir. En medio de esa la confrontación polarizada creo que le hemos otorgado credenciales socialistas, al chavismo de manera muy ligera, al mismo tiempo que le hacemos un daño a la idea de socialismo mas concreta. Pero cuando se trata de buscar culpables, yo honestamente no creo que haya uno solo, y es que creer eso puede ser tan nocivo como creer que la solución la tiene uno solo. Es ese razonamiento, creo yo, lo precisamente lo que nos traído a este atolladero. El punto es que la masa venezolana tiende a tener un perfil especifico que le permite a lideres como Chávez “cautivar” a las masas, que como una bola de nieve en las comiquitas crece mientras mas rueda, es decir mientras mas cautiva, mas cautiva.

    Feliz fin!

  5. «En medio de esa la confrontación polarizada creo que le hemos otorgado credenciales socialistas, al chavismo de manera muy ligera, al mismo tiempo que le hacemos un daño a la idea de socialismo mas concreta.»

    Eso me recuerda un grafitti que vi por ahí: Chávez es el opio de la izqauierda.

    «Pero cuando se trata de buscar culpables, yo honestamente no creo que haya uno solo, y es que creer eso puede ser tan nocivo como creer que la solución la tiene uno solo.»

    Sonaré simplista, pero sí creo que sí hay un solo culpable, o uno quien inició todo esto. Desde luego seremos nosotros quienes tenemos que recoger los platos rotos.

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