De qué sirve un invierno
en donde las paredes sutilmente me hablan
sobre la brisa que grita el nombre de la rosa principal.
Rosas que se me adentran en mi entierro destellado.
Rosas que entristecen la venira palabra tuya.
El amor que abrazas no lo entenderá nadie.
Eres la historia en carne viva.
Eres una sonrisa de cientos de nietos
Que siguen tus pies a paso raso.
Somos nietos de la montaña que arropa la ciudad
y tú eres el infinito, que se descubre en un cariño
Cada vez tu pensamiento será un destello, una anomalía.
Entre tantas mujeres, yo sólo quiero verte, amarte y abrazarte
Entre tantas familias, eres el principio de esta.
Te amo, y siempre voltearé a ver tu cabello blanco.
Tomaré el café que me distes una madrugada merideña.
Salomé, escribe el cielo con la imaginación que tienes
que hoy y mañana te sentarás a deletrear la mano.
Te amo Abuela