CALCOMANÍAS DE VANGUARDIA

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En el paraíso socialista tampoco hay sistema de transporte público

Es tan obvio y se encuentra tan naturalizado que a nadie se le ha ocurrido señalarlo como otro de los fracasos del Estado Venezolano. Así es. En Venezuela, el transporte público es, por encima de todo, privado. Con excepción del Metro (y un par de sistemas más – ver abajo en los comentarios), las unidades que circulan por las calles y avenidas del país son el resultado de emprendimientos individuales o cooperativos entre particulares. En Caracas abundan los minibuses, pero en el resto del país los «carritos por puesto» son automóviles convencionales, usualmente destartalados.

Es por esto que los «por puesto» despliegan sus peculiaridades audiovisuales: música a todo volumen y cualquier cantidad de ornamentos, tanto por dentro como por fuera.

Sublimando frustraciones

De más está decir que esos ornamentos, típicamente bajo la forma de calcomanías, cultivan la cursilería, el kitsch y se hacen al margen de cualquier idea del buen gusto. Es precisamente esto, su vulgaridad, la que les ha permitido desarrollar una identidad propia. Al final, resultan originales e interesantes; piezas únicas de la cultura popular venezolana.

Por eso tomo estas calcomanías como punto de partida para desarrollar las mías propias, conservando el contenido pero introduciendo una gráfica que proviene del imaginario que cultivo desde hace años. Son una suerte de integración entre los dos registros que me constituyen como venezolano; uno popular y otro, podría decirse, académico. El primero ampliamente extendido y el segundo exclusivo de una minoría, incluso dentro de aquellos pocos venezolanos que tienen una carrera universitaria.

El resultado, otras calcomanías, completamente ficticias. Chistes privados que ahora comparto con ustedes:

8 Comentarios

  1. «En Venezuela, el transporte público es, por encima de todo, privado. Con excepción del Metro»

    Una acotación, no sólo está el metro, también están los Sitssa y el trolebús de Mérida, sin contar con los metrocables. Con lo elefante blanco y lo disfuncionales que son, como de costumbre, pero ahí están, ruedan.

    Y bueno el post, pero creo que quedaste corto. Pero bien.

  2. Bueno Chamán, pero queremos segunda parte dedicada a las esotéricas tipo «escudería María Francia» o «El ánima sola» y similares.

  3. ¿Cuál es la fijación del venezolano con la envidia? ¿Por qué es un tema central de la venezolanidad eso de «los envidiosos»?

    ¿De verdad somos un pueblo envidioso, o solo una cuerda de pretenciosos que creemos o aspiramos ser envidiados?

  4. Anonymous, Venezuela es una sociedad en la que conviven sujetos cuya referencia principal para la conformación de la propia identidad personal, es externa a ellos mismos: la representación que Otros sostienen sobre ellos. En terminos coloquiales viven «según el que diran». En el imaginario de estos venezolanos el sentido del yo y la fachada social (la imagen de si que es atribuida por los otros) son la misma cosa. Esto es una caracteristica de las culturas holistas, donde el proceso de individuación (la reproducción de individuos reflexivos, concientes de su existencia autonoma y que distiguen entre su yo y la fachada social) de la modernidad no esta tan bien asentado, porque desdice ciertos valores establecidos.

    Asi en Venezuela, el yo es el papel que te asigna la sociedad, y el tema de la envidia no es mas que otro nombre para las luchas y conflictos que mantienen los sujetos sobre como son reconocidos/representados por los otros.

  5. O lo que llaman, el locus de control externo*:

    «Locus de control externo: percepción del sujeto que los eventos ocurren como resultado del azar, el destino, la suerte o el poder y decisiones de otros. Así, el LC externo es la percepción de que los eventos no tienen relación con el propio desempeño, es decir que los eventos no pueden ser controlados por esfuerzo y dedicación propios. Tal persona se caracteriza por atribuir méritos y responsabilidades principalmente a otras personas»

    Recuerdo cuando Napoleón Bravo aún trabajaba en Venevisión y se le ocurrió hacer un programa relacionado con la quema de Judas. Habían unos niñitos de un barrio quemando una figura de Chávez, porque según ellos, «Chavez era un presidente malo porque no les regalaba nada». Ese día me sentí muy mal. Así somos los venezolanos. Esperando un mesías que nos rescate (no olvidemos que así llegó Chávez al poder), o negados a perder al mesías para no tener que tomar las riendas de nuestra vida (por eso, creo yo, que aún tiene tanto apoyo).

    Y sacando un poco a Chávez de la ecuación (perdón por traerlo al tema), también en base al que dirán tomamos pésimas decisiones económicas y transtornamos las prioridades más elementales. Eso sólo es posible en el país más consumista del mundo, que además es (o dice ser) socialista. Y el país del cual decimos que es rico a pesar de ser muy pobres (además, de una manera muy evidente), incluso en relación a otros países vecinos, que sí tendrían de qué echárselas.

    * http://es.wikipedia.org/wiki/Locus_%28psicolog%C3%ADa%29

  6. El tema de la envidia ya en sentido psicológico, viene de una disposición irracional a realizar comparaciones con el otro, evaluaciones y juzgar entes que no son comparables ni de los cuales no se tiene un criterio razonable para la comparación. Finalmente, se hace de esa evaluación la definición de la identidad, del yo

    Las únicas cosas que se pueden comparar a nivel de los seres humanos, son los atributos de la fachada social, los mediadores simbólico-materiales que permiten a los sujetos funcionar en ciertos contextos sociales (trabajo, vida marital, política, etc): sus actos, posesiones, conocimientos y relaciones sociales (actitudes y representaciones de los otros hacia el sujeto).

    Como escribía el filosofo griego Epitecto hace un par de milenios:

    «Los siguientes razonamientos no son lógicos: “Soy más rico que tú, por lo tanto soy mejor”; “Soy más elocuente que tú, por lo tanto soy mejor”. Lo que ocurre es más bien lo siguiente: “Soy más rico que tú, por lo tanto mis propiedades son mayores que las tuyas”; “Soy más elocuente que tú, por lo tanto mi estilo es mejor que el tuyo”. Sin embargo, después de todo, tú no eres ni una propiedad ni un estilo.»

    En todo caso, corresponden a instrumentos (y por ello objetos externos al propio ser que los usa) cuya su posesión permite a su propietario un funcionamiento mas adecuado en un contexto social determinado (en el que tales instrumentos son valorados en tanto que facilitan diversos procesos y actividades). Y esos instrumentos en tanto que son objetos fallibles, impermanentes y cuyo uso y posesión están sujetos a la elección del individuo, y a veces ni su acceso depende de él siquiera sino de otros, es un asunto irracional definir la propia identidad por la posesión de los instrumentos. Un autobusero es mas que eso, es un ser que tiene otros atributos mas allá del instrumento «empleo: autobusero». Mañana el sujeto que hoy realiza la acción laboral de autobusero, podría estar estar realizando otra actividad como «bodeguero» o «canciller de la república» :)

    Un sujeto que hoy en día es altamente «envidiado» (es decir, reconocido socialmente aunque en un sentido negativo), mañana o meses después, podría carecer de dicho atributo/instrumento por carecer del «atributo» (en tanto que valorado por los sujetos que «envidian») que produjo esta reacción/atributo (ser envidiado) o porque a los otros sujetos la posesión de tal atributo ya no les produce «envidia», quizás porque ya poseen ese atributo que «conduce a la envidia» o ya perdió valor para ellos.

    Y como has escrito, Anonymous, la envidia (como mecanismo deforme en el proceso de reconocimiento social o peor aun para la definición de la propia identidad) es un activador de esa búsqueda enajenada por la posesión de ciertos atributos que resulta en el llamado consumismo. Allí ya no se trata de consumir un producto material o adquirir un atributo inmaterial (ya sea por sus propios medios o haciendo que otros se lo atribuyan) por su utilidad para la realización de una actividad sino porque «la vida del yo depende de eso, sino lo tengo me muero, la vida es una mierda, sin eso no puedo vivir. Si no soy mejor que el otro por carecer de x, que cagada!»

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