Los premios MTV 2012 fueron por una sola dirección desde el comienzo, cuando la vocalista de Barbados subió al escenario para inaugurar el circo.
A partir de ahí, la gala se decantó por una glorificación, políticamente correcta, de dos fenómenos prefabricados de la industria: la fórmula de las divas femeninas y el esquema agotado de la boy band.
Nuevo retroceso a la época de Take That, Whitney Houston y Britney, pero por otros medios.
Ahora las chicas del momento llevan por nombre Taylor, Katey, Rihanna y compañía.
El año pasado fue el turno de la consagracion mainstream de Perry. Ayer le tocaba a la cantante de color, bajo un modelo similar de empaque y contenido.
Pink y Alicia Keys representaron a la generación pasada, aunque tampoco ofrecieron un número diferente a su repertorio habitual.
Lo mismo ocurrió con Green Day, por lejos lo mejor de la noche. Lástima porque el público se los tragó al final. Era el saludo de la bandera con el target del rock alternativo, abandonado por la hegemonía del reality show.
Verbigracia, los cortes comerciales llenos de publicidad de las series y telenovelas juveniles difundidas por la programación de Viacom.
Los fanáticos del rap y del hip hop debieron conformarse con un deslucido perfomance de Lil Wayne, quien no sólo luce quemado por la adicción al jarabe, sino musicalmente acabado, después del éxito de «Carter III».
Nunca superará su canto del cisne, Lollipop, o sus tonadas de denuncia en favor de su gente de New Orleans. Ojalá lo tengamos de vuelta con un material menos predecible.
Los protagonistas de «Crepúsculo» proyectaron un trailer del cierre de su saga ante la notoria ausencia de «Blanca Nieves y La Leyenda del Director».
El moderador hizo explícito el corte demócrata de la velada, para reforzar la campaña de Obama. Aun así, el balance resultó siendo negativo y propio de una agenda conservadora o republicana, donde se celebra el monopolio del sabor edulcorado y la falta de auténtica diversidad.
No hay evolución, futuro y sensación de cambio.
Cero sorpresas o momentos incómodos, al margen del protocolo.
Definitivamente, el revelo se encuentra en un lugar apartado de los Premios MTV.
Búsquenlo por internet o en las letras de las Pussy Riot.
¿Y el indie? Devorado por el trendy.
No sé que tanto se esfuerzan por premiar videos, el show fuese mucho mas honesto si premiaran los desreality que tanto promocionan.
Mtv como lo conocimos – quizás la industria musical misma- murió hace años, y esta clase de eventos son el equivalente a desenterrar su cadaver para sacarlo de paseo.