En respuesta a quien tan democráticamente se expresa contra quienes a pesar de no tener una formula exacta para solucionar los problemas de la humanidad no dejamos de advertir que seguir repitiendo las formulas de siempre nos lleva a las desgracias de siempre.
En respuesta también a quien define la idiotez como la exposición de argumentos que son según él «impracticables» pero encontrando la «formula mágica» en darle el palo a otro para que nos muela a palos el las próximas elecciones.
Para todos esos académicos «brillantes»;
A ellos les digo,
IM-BE-CI-LES.
El texto:
Gracias Mi-Comandante-Presidente.
Por Pedro Pablo
Los anarquistas discrepamos entre nosotros en muchos aspectos. Ciertamente que ésta es la base que nos mantiene unidos-separados, unidos para discutir los problemas, separados en las múltiples soluciones que cada uno de nosotros ofrece y defiende con pasión en el seno de su colectivo para encontrar la mejor. Pero ciertamente que en esta diversidad hay puntos centrales en los que básicamente se coincide y uno de ellos es nuestra oposición al Estado.
Comenzando por el principio, el Estado no es algo natural entre los seres humanos sino que es una de las formas que se ha inventado supuestamente para ordenar la vida colectiva, evitar acciones perjudiciales entre sus miembros y que implica la existencia del gobierno de una minoría sobre la mayoría. En otras palabras, el Estado es una de las formas modernas en que se materializa el ejercicio del poder y que constituye el centro de buena parte de la reflexión política de nuestro tiempo. En ocasiones esa minoría justifica el poder que ejerce sobre las mayorías sosteniendo que las representa, en otras ni siquiera se ocupa de apelar a esta fantasía, porque el Estado es claramente un ordenamiento jerárquico en el que hay una oposición radical y permanente entre el que manda y el que obedece.
También es bueno señalar que hay muchas otras formas de organizarse sin recurrir al Estado como, sin ir muy lejos, la manera en que muchos nativos de nuestro subcontinente lo hicieron. Tampoco había Estado en la antigua Grecia, ni en la Edad Media, ni lo hubo en Alemania o en Italia hasta finales del siglo XIX. De hecho, el Estado tal como lo conocemos es una invención reciente que tendrá apenas unos 300 a 400 años y que se logró a sangre y fuego. Basta recordar que todos han sido partidarios de D’Artagnan y los tres mosqueteros contra el malvado Cardenal Richelieu que, precisamente, era el que organizaba el Estado francés por entonces. Y, sin embargo, en la vida real, todos apoyan a Richelieu, al Estado, su represión, sus mañas, sus policías, sus engaños, sus traiciones. La vida te da sorpresas, diría el poeta. Los anarquistas pensamos que el Estado y el gobierno acarrean más perjuicios que beneficios y hay que inventar otra cosa. Y no somos los únicos.
– ¡En qué estado nos pone el Estado!
Por otro lado, aunque hablemos de Estado y la obligatoria división entre gobernantes y gobernados que implica, también son muchas las formas en que puede constituirse internamente, desde represivos y autoritarios hasta los llamados democráticos, desde los que rotan la minoría que usufructúa el poder hasta los que una vez instalados se aferran a él como con un pegamento tipo los Hermanos Castro, con mayores o menores grados de libertad. Porque una característica del Estado es la de limitar la libertad de los gobernados en favor de la minoría gobernante, coartando su participación y capacidad de decisión para aprovecharse del esfuerzo de todos en favor de unos pocos. ¿Cree que no es así? Un ejemplo: según la Memoria y Cuenta del MinPoPo de Interior y Justicia, en el 2011 para la seguridad de la población, que padeció más de 19.000 asesinatos, el gobierno dispuso de 1,70 Bs al año por persona; pero para una sola persona, MiComandantePresidente, se gastaron 23.000.000 Bs. (de los nuevos, porque fuertes ya no son) y otros casi 11.000.000 Bs. (de los nuevos) para sus allegados. Más claro, échele agua, pero de botella no de grifo porque la de grifo oscurece.
Sin embargo, ayudados por una eficaz propaganda y un empecinamiento en el autoengaño, la gente pareciera no concebir otra forma de vida que no sea dentro de un Estado y sometida al poder del gobierno. Es como si se pensaran tan brutos que, sin alguien que los mande, que los mantenga en el corral como animales, no pudieran vivir o que han nacido para ser esclavos de los gobernantes porque no pueden gobernarse a sí mismos. De hecho, muchos conciben al gobierno como un papá o una mamá que les dan regalitos de cuando en vez y que los cuidan de ellos mismos porque no pueden desarrollar su autocontrol. Claro que esto no es así y tan no es así que todo el tiempo se protesta contra los desbarajustes e injusticias de los gobiernos. Lo ingenuo es que los que protestan contra el gobierno estiman que los defectos se deben a las personas en el gobierno pero que no es inherente al sistema. Curioso error, porque el caso es que se protesta contra todos los gobiernos y sin embargo se sigue insistiendo en que el sistema es irreemplazable. Si todos los gobiernos son malos, y algunos peores, ¿No será que la idea de que unos gobiernen a otros es mala? ¿Los que gobiernan son malos o el gobernar es lo malo? Basta recordar que con el Che Guevara en el gobierno cubano, para nombrar a un santo de la devoción bolivariana, hubo desmanes, persecuciones, asesinatos, abusos de los que él mismo formó parte. Ni faltan desfalcos, asesinatos, estafas, en el Vaticano gobernado por el Santo Padre Inquisidor, precisamente el nuevo mejor amigo de los dirigentes cubanos. Las voces del anarquismo proclaman que lo malo no son las personas sino que el sistema basado en el gobierno estatal.
– ¿Por qué agradecerle?
Entre nosotros esta posición absurda está exacerbada. Se ha protestado contra Pérez Jiménez, contra los Adecos, contra los copeyanos, contra CAP, contra Caldera. ¿Cuál ha sido la solución que hemos encontrado? Pues más Estado y más poder a un Teniente Coronel fracasado en lo único que había intentado hacer en su vida, un golpe militar. Y aquí es donde viene mi gratitud a MiComandante. Difícilmente se puede encontrar a alguien en nuestra historia que, acumulando todo el poder del gobierno, pudiera darnos un mejor ejemplo de que el Estado es la fuente de los peores perjuicios para la gente. Basta pensar que en Venezuela el gobernante puede endeudar al país, sin límites, sin controles, con su sola firma y sin tener que dar cuenta de lo que hace con el dinero obtenido. Con esta aceptada desmesura se tiene clara idea de adonde nos puede llevar la ceguera frente a lo que el Estado y el gobierno representan.
Pero además mentiras, engaños, no digo corrupción sino robos descarados, millones que desaparecen como si el presidente fuera Mandrake, abusos contra las personas y las instituciones, estímulo de la delincuencia para mantenernos atemorizados, cárceles terribles, refugiados de por vida, ineficiencia, escasez, pocos problemas resueltos y muchos nuevos, ciudades que parecen bombardeadas, sin luz, agua contaminada, economía en hundimiento, enfermedades que amenazan a cada paso, transportes que no funcionan, educación destruida, sin caminos, en fin, todo lo que el lector ya sabe.
En muchos lugares estos males se achacan a difíciles situaciones económicas, pero el gobierno venezolano ha tenido millones de millones de dólares de ingreso (con el Estado, el petróleo es del gobierno), más miles de millones de impuestos que nos saca el gobierno hasta por comprar un kilo de azúcar, y otros miles de millones más en préstamos para el gobierno, todo lo que hace una cantidad sideral de dólares. Venezuela recibe, con una minúscula población que no llega a 30 millones, más dólares de lo que reciben los 60 países más pobres del mundo juntos y, sin embargo, estamos entre los peores. La culpa ¿Es de Chávez? Como dice el refrán, la culpa no la tiene el ciego sino el que le da el palo y eso hacemos nosotros, le damos la estaca a alguien para que… nos muela a palos. Nuevamente ¿Cuál es la solución en la que muchos están pensando? Nada menos que, con el voto, traspasarle el garrote a otro. ¡¡¡Brillante!!!
Las gracias al MiComandante es por habernos mostrado de manera franca, grosera y sin ningún edulcorante, lo que es el Estado, el ejercicio sin vergüenza del poder del gobierno y todo el daño que el gobierno puede hacernos sin derecho a pataleo porque, para colmo, le hemos dado el monopolio del uso de la fuerza. Linda manera de cavarnos la propia fosa. El refrán dice que lo que está a la vista no necesita anteojos por lo que, si se quiere una solución que no sea rogar que el que nos golpee no nos dé tan duro, si lo que se busca es dejar de someternos a lo menos malo para optar por lo bueno, entonces lo mejor es ir pensando en otras formas de organización que no sea la del Estado estructurado para que unos tengan poder sobre otros. Los anarquistas tenemos algún tiempo pensando en esto, y algunas experiencias. Lo invito a acercarse y enterarse. Si después de todos estos años con Chávez sigue creyendo que la solución la tiene algún gobierno, no se queje después de que el arroz con pollo tenga arroz y tenga pollo.