…PERO EL SOCIALISMO EN SÍ NO TIENE LA CULPA

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…PERO EL SOCIALISMO EN SÍ NO TIENE LA CULPA

Y, si vamos aún más allá, el liberalismo tampoco. El totalitarismo, la explotación, la opresión, etc. son sistemas que están a la merced de una condición psicológica general (colectiva e individual) que determina la moral disponible para todo proyecto de sociedad. Más fuerza tiene, como argumento crítico contra los sistemas, referirnos la condición psico-social vigente en manos de la cual reposa cualquier sistema.

Cualquiera, insisto. Más pertinencia tiene referirnos, en relación a nuestro caso nacional, a la psicología del resentimiento en manos de la cual cayó el discurso socialista. Como he dicho en otras ocasiones, el resentido está condenado a reproducir su miseria, no puede operar transformaciones sociales más allá del simple remplazo de actores; tras su llegada al poder los mismos roles son asumidos bajo nuevas formulas artificiosas que sólo reproducen esencialmente los viejos modelos. Si aquéllos eran opresivos, éstos lo serán también.

De modo que encontrarnos frente a nuevas formas de totalitarismos no responde tanto a una falta de sistemas o instrumentos nuevos o por inventar, sino a una imposibilidad —yo hablaría incluso de discapacidad— por parte de una sociedad para trascenderse así misma. Si un país se encuentra sumido en los rencores de una polaridad circunstancial, en la cual cada bando cree luchar contra el diablo —o algo así—, la verdad es que entonces dicho país sólo lucha en realidad por el infierno en el cual alguna de sus dos partes habrá de quedar sepultada. La parte ganadora, por lo tanto, debe erigirse en opresora, facista, dictatorial.

Y, como diferencia de clases habrá mientras clases existan, nunca faltará carbón para avivar el fogón de los rencores.

Uno de los principales auspicios del discurso socialista bolivariano, tal como éste ha sido manejado por su alto mando, ha sido la reivindicación virtual de un derecho al odio almacenado por las clases sometidas.

Hablamos aquí de un odio-carburante, tenido hábilmente por motor de un supuesto cambio hacia el humanismo, pero que apenas alcanza a apropiarse y restablecer el orden del cual dicho odio proviene, el orden de la exclusión.

Una sociedad movida por tales fuerzas sólo puede avanzar en círculos, y no trascenderse a sí misma.

XPXPX

2 Comentarios

  1. En general estoy de acuerdo, ahora la pregunta es: ¿Cómo hacer para liberarse de tales fuerzas (el resentimiento, así lo entiendo yo) para no «avanzar» (que más bien diría desplazarse, ya que no hay evolución) en círculos, y trascenderse a sí mismo?

  2. Aja. Otro diagnóstico inteligentísimo y fulminante. Entonces, ¿Alguna propuesta? ¿Hay salida del círculo vicioso?¿Cuál sería?

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