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Expandiendo Nuestros Horizontes Políticos

Ya se acercan las elecciones y se nota la tensión en el ambiente. Se dejan proyectos inconclusos, a ver que va a pasar, la incertidumbre nos carcome y ni siquiera los que creen que van a tener diez millones de votos dejan de comportarse como si le tuvieran miedo a una sorpresa. En cualquiera de los dos escenarios, sin embargo, nos va a faltar mucho más que lo que los políticos nos ofrecen para sacar adelante al país. Porque no tenemos visión de país concreta, no sabemos a donde vamos. Lo que tenemos es una lista de mercado de cosas que queremos lograr y de problemas a resolver.

Incluso, si nos logramos deshacer de Chávez, su sombra política estará con nosotros un rato largo, moldeando el debate, e incluso dominándolo, si se impone la facción de la oposición empeñada en hacer lo opuesto a lo que ha hecho el gobierno, como si las políticas de la Quinta República fueran un proyecto coherente y estructurado y no un armatoste espasmódico de guisos, improvisaciones y delirios de grandeza.

Afortunadamente, vivimos en una época en la que el discurso público no es privilegio de los políticos y de los dueños de los medios, en la que los ciudadanos nos podemos organizar y debatir ideas, sin esperar que nos pongan una cámara o un micrófono al frente o nos publiquen una carta en un periódico. Y en esta comunidad de Panfleto Negro hay mentes brillantes y conocimiento enciclopédico, en el que confío más que en los análisis de Carla Angola o de Mario Silva. Hay múltiples puntos de vista, experiencias variadas y sabiduría colectiva, que no es empañada por los pocos obtusos residentes. Entre todos podemos mirar más allá de la mediocridad, más allá de un autobús progresista, ligeramente más sofisticado que un corazón de la patria. Más allá de un modelo como Cuba, que pasó de ser el burdel de EEUU a ser el burdel de España, o de EEUU, donde dejar morir a la gente por enfermedad es algo aceptable.

Existen muchos casos en el mundo de sociedades prósperas, educadas y pacíficas. Libres o no, cada una con sus propios problemas y sus propias soluciones, con sus realidades, pero habiendo alcanzado el logro básico de una población saludable. Existen otros casos de sociedades que aún en medio de la pobreza y la falta de la educación pueden enseñarnos lecciones valiosas de cómo superar problemas, cerrar heridas y caminar juntos como sociedad en pos de un futuro mejor. Hay ejemplos históricos que muestran que sistemas a primera vista despreciables o inviables han cambiado el destino de un pueblo.

Internet nos da acceso a un caudal de información impresionante, pero que nos innunda, que ninguno de nosotros puede absorber en su totalidad. Resulta absurdo, teniendo esta maravilla del conocimiento a nuestra disposición, este Alpeh y Biblioteca de Babel, repetir acá los mismos debates de nuestros políticos, estancados en sistemas obsoletos y con serios problemas, que, aunque no carecen de bondades, nublan nuestra percepción del mundo, saturan nuestra conciencia y se tratan de erigir como la única alternativa posible, como la respuesta a la barbarie. Entre tanto absolutismo doctrinario, y teniendo esta herramienta maravillosa, ¿Por qué no mirar más alla, dejar de lado los gusanos y los imperios y ver qué ejemplos podemos mirar? ¿Qué aspiramos a ser?.

Los invito a contar su visión de una sociedad ideal, un esbozo nada más. A contarnos mutuamente historias de otros pueblos y otros mundos, de otros tiempos. No sólo tenemos Internet, tenemos Historia, somos capaces de aprender de ella, así sea difícil. Hay países que lo han logrado. No hace falta haber vivido toda una vida en un sitio para saber lo bueno que alberga, ni para considerarlo un ejemplo.  Rompamos el provincianismo y empezamos a ir más allá de los senderos monolíticos, oscuros o luminosos. El rojo y el azul no son los únicos colores que mi imaginación dispone para pintar mi mundo ideal.

En pocas lineas, algunos de los países en la imagen:
Israel: Socialismo sionista, anarcosocialismo exitoso, aniquilado por su propia mano. Les duele a muchos rojos, pero los kibbutzim fueron más exitosos y menos sanguinarios que los koljos.

Sudáfrica: Reconciliación exitosa, de la mano de un santo político. ¿Sus sucesores podrán mantenerla?

Botswana: ¿Son siempre los recursos una maldición? ¿Cómo pudo un estado pobre obtener prosperidad con las transnacionales tocnado sus puertas y vecinos descomponiéndose?

Finlandia: Educación, salud, emprendimiento (Nokia, Rovio).

Turquía: Despotismo ilustrado para llevar a una democracia.

Singapur: Crueldad paternalista de la mano del desarrollo económico y científico. En 60 años alcanzaron la autonomía que nosotros no hemos podido en 200.

Cataluña Anarquista: Enemiga de soviéticos y de fascistas por igual.

Y así. Cada bandera es una historia, una advertencia, o un consejo. He puesto lo primero que me ha venido a la cabeza, poco importa. Lo que me importa es si podemos hacer un diálogo más rico y salir de las trincheras, de lo lineal y construir un discurso rico, orgánico, con grises y matices. ¿Le echamos pichón?

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