Primera jornada en San Sebastián

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LLegamos al mediodía y buscamos de inmediato las acreditaciones. El sol cubría a la ciudad de punta a punta, a diferencia del año anterior, cuando la lluvia empañó la gala inaugural. Ahora todo se veía con claridad desde el inicio.

Kursaal desplegaba su número 60 con orgullo y el Festival lucía radiante en su selección de películas, a pesar de los recortes económicos y los malos augurios de la crítica.

Pocas veces se puede disfrutar de tan buen cine en poco tiempo.

Revisamos la grilla y luce igual o mejor a la cosecha del 2012. Pronto la iremos comentando para ustedes.

De momento, el viernes solo tuvimos espacio para ver la cinta de la selección oficial, «Blancanieves», y una de las perlas de otros certámenes, «Bestias del sur salvaje», la ganadora de Sundace y de la Cámara de Oro de Cannes.

También figuraba la ganadora de la Palma de Oro en el cartel, pero preferimos dejar a Haneke para la repesca del fin de semana.

Por lo pronto, gozamos de la proyección de la llamada respuesta ibérica de «El Artista», una cinta en blanco y negro protagonizada por una intimidante Maribel Verdú y un entrañable Giménez Cacho haciendo de torero.

El argumento adapta la historia del cuento clásico y lo convierte en una alegoría de la crisis del pasado y del presente, según la óptica del cine silente. Varias ideas se conectan con el proyecto de Michel Hazanavicius: el fondo musical perenne, la puesta en escena y la estructura del libreto en ascenso.Sin embargo, Pablo Berger es superior como director, gracias a su enorme sentido del humor. No en balde, fue el creador de la gigante, «Torremolinos 73».

A nuestra humilde opinión, «Blanca Nieves» es su obra maestra, al margen de ciertos defectos menores en desarrollo y actuación. En cualquier caso, la fotografía, la dirección de arte y el clímax hacen de la propuesta un fenómeno audiovisual irrepetible y digno, mezcla entre comedia y drama bajo la senda de la cultura autóctona.

Por tal motivo, algunos periodistas no aplaudieron al final. Aun así, el trabajo parece tener un largo futuro dentro y fuera de la competencia, amén de su grupo disfuncional de enanos inspirados en el expresionismo y el surrealismo.

Llegará lejos por su emocionante moraleja a favor del renacimiento de la fiesta brava, según la óptica de una mujer en traje de luces.

Por su lado, hubo mayor consenso local alrededor de «Bestias del sur salvaje», una curiosa alegoría indie sobre el mundo de la América profunda después de Katrina y el cambio climático. El film es carne de la academia y cuenta con una serie de valores a destacar. Hay una niña, un padre al borde la muerte, y un clima de optimismo en oposición a las condiciones adversas. Los personajes navegan como náufragos al margen del sistema, mientras intentan escapar del control de la autoridad. Prefieren subsistir en su universo paralelo, comiendo pescado, camarones y cocodrilos. De inmediato, la pequeña bonanza se quiebra y el pueblo se hunde. A partir de entonces, el tono realista cede ante la presencia de un clima fantástico de metáfora melancólica, propia de la sensibilidad hipster de Sundace. Encantará en Estados Unidos y el resto del globo.

Para nosotros, «Bestias del sur salvaje» es la típica película etnocéntrica y neoloconial, con una mirada exótica y políticamente correcta de la periferia, de los tristes trópicos. Es una fábula new age con aires de documento social de la era Obama. Nos resultó esquemática, simplista y rutinaria.

Sea como sea, le encontramos una conexión con “Blanca Nieves”. Ambas giran en torno al lenguaje de la parábola. No son retratos directos del momento actual, aunque lo encarnan al pelo con sus temores, miedos, depresiones e ilusiones de superación.

Mañana veremos si se impone como tendencia.

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