Hace un par de meses a mi casa vino un amigo de mi mejor amiga, sin conocer su postura política como siempre yo comencé a hablar sin parar sobre mi amada y extrañada Venezuela; recuerdo que el novio de mi amiga que es español se reía cuando este amigo nos develo que era “chavista”, claramente fue sorpresivo pues el “amigo” se estaba lanzando un tour por Sudamérica con los dolares preferenciales pero nos estaba pidiendo asilo por unos días. El asunto fue que yo con mi mejor cara le pregunté ¿Qué hace que alguien tan joven como tú apoye el régimen chavista?, a lo que el contesto:
“El asunto es que en mi casa siempre hemos sido de izquierda, odiamos a los adecos y copeyanos que destruyeron nuestro país por más de cuarenta años”. Que respuesta tan interesante le dije con mi cara de escepticismo y agregué ¿Cual sería tu opinión breve sobre estos catorce años de gobierno?, “Bueno, a mi me parece que han sido buenos; realmente nos han integrado como venezolanos, tocando los estratos más bajos a través de las misiones, los barrio adentro, el mejoramiento de las escuelas y la apertura de la UBV, dónde yo trabajo dando clases”.
El novio de mi amiga nos veía con cara de pocos amigos, si las miradas mataran él hubiese fulminado al chavista sin darnos cuenta. Fue justo en este momento donde saqué mi mejor carta diciendo “todas tus explicaciones son buenas pero ¿que hacemos con la inseguridad, las vías que no sirven, la cesta básica por las nubes, el índice de inflación más alto de Latinoamérica, entre otras cosas? Él se quedo en silencio y solo añadió “Yo puedo decirte que gran parte de las fallas vienen de la cuarta república pero el tema de la inseguridad, con eso me desarmas porque no puedo decir nada de eso”. Yo simplemente sonreía.
Les cuento esta anécdota, que forma parte de mi gran lista de encuentros con rojos rojitos por una sola razón, reflexionar. Lo que conversé en aquella oportunidad, forma parte de las preguntas que nos hacemos todos los días. A estás alturas de la vida, aún le echan la culpa a la cuarta república, gente han pasado catorce años de eso y Venezuela esta peor que nunca. Las únicas personas que tienen dinero son los políticos chavistas, que me replique el que quiera si se ha embolsillado la misma cantidad de dinero (dólares) que Diosdado tiene en su cuenta o fue que el índice de pobreza en la pequeña Venecia desapareció y yo no me entere.
Si vamos más allá nos tropezamos con un muro más alto que el extinto de Berlín, llamado inseguridad el presidente actual no habla de esto, se esconde tras los insultos al candidato opositor, si el presidente no da respuestas quiere decir que tenemos que seguir saliendo con miedo a la calle, pensando que en cualquier esquina nos van a matar o a robar las pocas cosas que el sueldo nos deja adquirir. Estoy cansada de ofertas que nos llegan más allá de un discurso eterno de 8 o 9 horas de extensión. No hablemos de otros temas banales como lo son la luz, la basura, que el sueldo no te alcance y que veamos como a otros países le regalan nuestro oro negro.
Es inadmisible que en un país donde el barril de petroleo se posiciona sobre los 100 dólares, muera tanta gente de hambre, los servicios no funcionen en pocas palabras el país se nos este viniendo a pedazos. Es aquí donde me preguntó ¿A dónde carajo se va tanta plata? Siendo la respuesta la misma de siempre “AL BOLSILLO DE UNOS CUANTOS” mientras que mi pueblo, el pueblo mesmo se muere en la miseria.
Si leemos lo anterior una y mil veces, eres capaz de decir “Sape gato, yo no quiero que me vean la cara de pendejo nunca más” pero también puedes decir “A mi me darán una casa, mientras me la regalen a mi me sabe a mierda si el resto del país come o no come”, es justo este último pensamiento que nos mantiene anclados en este proceso gubernamental desde hace más de un década.
Gente, quitémonos la venda del engaño y las malas costumbres de venezolano achantado, que espera que nos regalen las cosas y salgamos a defender la patria que nos vio nacer y crecer, si aún mi escrito no te hace reflexionar, al menos intenta responder las preguntas que le hice al amigo de mi mejor amiga y en el tono más egoísta justifica aunque sea si eso es lo que quieres tú como ciudadano venezolano.
P.d: Salir a votar es lo mínimo que podemos hacer para que las cosas cambien, no dejes que otros decidan por ti. Date tu puesto y ejerce el derecho que nos ganamos hace años con sangre y muchas lágrimas. ¿Todo esto te lo había contado antes?