panfletonegro

Los últimos 10 días de la campaña electoral.

La mañana se pasa tranquila, el silencio es del siglo XX, tal vez del año 1912. Entre dos personas, yo, Dieter Perdomo y un panchero intentamos comunicarnos con una mujer de 31 años simpatizante del Chavismo.

¿Porque vas a votar por Chávez? Le pregunto.
Porque estoy esperando la misión hijos de Venezuela. Responde ella.

Es la insoportable levedad del ser. El panchero trae propaganda Caprilista, afiches, y papelitos. Estoy rodeado de Chavistas, un niño de 11 años me entrega un afiche de Capriles. Al frente de una casa alguien cuelga un afiche de Capriles, de inmediato una chica panchera quita el afiche de Capriles. La situación ha sido controlada. Los adultos disimulan el fanatismo, tres niñas de 8 años cada una, lanzan insultos contra Capriles, amenazan con destrozar y volver picadillo toda la propaganda Caprilista.

En una fracción de segundos se convierten en una turba, se me vienen encima y me restriegan la propaganda Chavista en mi rostro. Una de las niñas, la Pran, la cabecilla, la Lina Ron chiquita, saca un yesquero e intenta prenderle candela a un afiche de Capriles. Yo le digo que tiene que respetar las ideas de las personas. La niña parece una especie de Linda Blair interpretando al exorcista, con mirada psicótica emite unas carcajadas infernales. El yesquero no enciende, las tres niñas se van corriendo calle abajo a la desbandada.

Voy a la bodega, la bodeguera me dice que está indecisa. ¿Y si Capriles gana y quita las misiones? Me lo dice con un tono de voz gangoso y una cara de duelo nacional.

Me despido, hasta este momento todo continua en calma, desde Barquisimeto, en medio de un barrio, reportó para ustedes: Dieter Perdomo.

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