Golpeando debajo de la cintura, capítulo XXXVII (o cómo ganar una elección cueste lo que cueste)

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Hace unos años, hablábamos de la «miopía venezolana»; o el peligro de «ganar una elección» rompiendo tantas reglas y leyes que el resultado se volvía irrelevante. Allá escribíamos:

 

«Pongamos los cosas en perspectiva: (1) La opción del Sí ganó, de eso no cabe la menor duda. Pero lo que tampoco se puede negar, sin importar el partido político o preferencia sexual que se tenga, es que el gobierno violó los artículos 67 y 145 de una constitución que él mismo redactó» (Una miopía muy venezolana).

 

Tres años más tarde, este comportamiento se ha naturalizado. La transgresión, el abuso, el insulto como discurso político; todo esto se considera, en el 2012, «normal» en Venezuela. Es decir, los artículos antes mencionados se siguen violando con desfachatez: la oposición asumió, desde el principio, que se enfrentaba a un candidato que financia ilegalmente su campaña (echando mano del dinero del Estado para favorecer a sólo un partido); que volverá a romper la constitución, forrando Ministerios con su cara rechoncha; que utilizaría la extorsión emocional («si pierdo, se acaban estos regalos, hechos no por el Estado, sino por «); y la extorsión material («si no marchas, pierdes el puesto»); para lograr sus mezquinos fines electorales.

 

A esto se une la imposición flagrante de dos sistemas de justicia: un partido puede llamar «sifrinos mariconsotes«, a su contrincante, sin que esto levante la más mínima ceja. Pero si el contrincante utiliza una gorra con los símbolos patrios, ¡blasfemia!

 

Así, la nomenklatura interviene para relativizar todo: se nos explica que la democracia no es perfecta en ningún lado, que siempre hay abusos. Por supuesto. Y es por esto que la oposición venezolana ha aceptado, bajando la cabeza, escándalos como que no se les adjudiquen los escaños que son en las elecciones parlamentarias. Cuando juegas básquetbol contra un sucio, es normal que asumas que te van a dar un codazo malintencionado. Está bien. Es parte del «juego».

 

Sin embargo, las artimañas y la bajeza electoral llegaron a nuevos niveles ayer, cuando, a diez días de las elecciones, el Consejo Nacional Electoral determinó que los votos de la tarjeta Unidad Democrática, serán para Reina Sequera.

 

Sí, leyeron bien: una tarjeta mejor ubicada que la de la Mesa de la Unidad Democrática, que se llama, qué coincidencia, «Unidad Democrática», que tiene el rostro de Capriles Radonsky, representa a la candidata Reina Sequera.

 

Chapeau, messieurs. ¿Qué se puede responder a tal bofetada humillante? El contrincante ataca por detrás, y le da una patada en la entrepierna a uno de nuestros jugadores, delante del árbitro. Este dice que no vio nada…

 

 

Bienvenidos a la «democracia participativa», versión Venezuela 2012. Ah, pero se me olvidaba: acá somos un «país democrático», eh. Ni se les ocurra. ¡La gente vota! Claro, cuando rechazan una reforma, escogen a Ledezma o tienen la más mínima oportunidad de ganar las parlamentarias, no se preocupen: tenemos a todas las instituciones arrodilladas frente a nosotros para reparar tal desatino.

 

Qué cobarde y bochornoso. «Historia de la bajeza», un film de tonos Cronenbergianos financiado por todos nosotros. No deje de verlo en televisión, el domingo que viene.

13 Comentarios

  1. Más allá de lo sucio de la «estrategia», hay algo que me llama la atención y es eso de apostar por la torpeza del electorado, esa manera de tratarnos como descerebrados

  2. Vinz, tal vez diferimos auí un poco, pero creo que la analogía no es correcta. Lo de ayer es mas un caso de un árbitro que patea al jugador, desvía los pases metíendose en el medio, y patea el balón para meter gol él mismo. Como él es árbitro, realmente no hay falta.

    Cada contendor puede cambiar su apoyo, o retirarse a discreción. Todos estamos de acuerdo con eso, Yo creo. El problema mayor, la trampa, la hace directo, el CNE, si no modifica vuisualmente el tarjetón de aquí el Domingo, para que no haya ambigüedades. Obviamente no lo hará, y eso es lo que considero Yo una falta imperdonable. No me importa quien cambie apoyos con quien, el día de las elecciones, el tarjetón debería reflejar el cambio sin ningún error. Las tarjetas que ahora son nulas, deben aparecer anuladas. La tarjeta que ahora apoya a Sequera, debe decirlo, y tener la foto de la tipa. Si supiéramos que eso va a pasar, no hay mucho de qué quejarse.

    El problema es que sabemos que no lo cambiarán, y eso convierte la cosa no en delito, o falta de ética de un partido o candidato, sino en un delito directodel CNE, el árbitro.

    Y supongamos que no es práctico cambier el tarjetón, o poner adhesivos encima de las tarjetas el mismo dia, lo cual es en la práctica perfectamente posible. En este caso, el CNE no debería aceptar cambios, porque son cambios en la regulación. Volviendo al fútbol, es como si el árbitro no se hiciera la vista gorda, sino que de repente, cuando un juego va 2 a 0, dijera que quien gana es el que tenga menos goles.

  3. Ya sabemos quien será el tercer candidato más votado. Una jugada muy sucia y más efectiva de lo q uno puede pensar: «una tarjeta mejor
    ubicada que la de la Mesa de la
    Unidad Democrática, que se llama,
    qué coincidencia, “Unidad
    Democrática”, que tiene el rostro (y nombre) de
    Capriles Radonsky». Y sin suficiente tiempo para alertar a la gente de esto ( la mayoria, gente en pobreza q no tiene acceso a las redes sociales, y también otros grupos menores, como los que no quieren saber nada de partidos, marchas y politiqueria, pero desea votar por un cambio.

  4. Una jugada muy sucia. Tratando de ganarse (desde la anulación) el voto de la gente mayor y sin acceso a internet. La tarjeta esta muy bien ubicada y es la primera que cualquier elector de HCR ve en el tarjeton.

  5. Estoy de acuerdo con Cristhian De Castro, porque el CNE no tiene que cambiar millones de tarjetones sino solo tres mil y pico, tantos como máquinas de votación hay. La cuestión es que aunque esto se hiciese, no puede cambiarse la programación: aunque esté el rostro de Requena y su nombre, al presionar esa opción el comprobante imprimirá el nombre de Capriles y allí se prende el peo.

    Al final esto terminará beneficiando a Primero Justicia que es la opción en que no puede haber equivocación.

  6. Claro. Por supuesto que puedes cambiar tus alianzas políticas y reimprimir los tarjetones. Pero eso no fue lo que sucedió. La tarjeta se va a quedar así, «Unidad Democrática», con el rostro de Capriles, pero los votos irán para Reina Sequera.
    Vaya forma de atizar la llama de la incertidumbre electoral en el país, y de despegarse de las acusaciones de fraude… Me cuesta ver este hecho como un simple tecnicismo coincidental. Porque ese parece ser el argumento: es una «coincidencia» y un «tecnicismo».
    Es la lógica actual: «siempre suceden accidentes en las refinerías», «los puentes se caen tarde o temprano», «en todas partes del mundo se reorganizan las circunscripciones electorales», etc.
    Cuántas coincidencias juntas, ¿eh?

  7. Esa decisión no se puede sostener por ningún lado.

    Es tan simple y lógico como que el CNE diga: «Bueno señores, decidan lo que van a hacer porque vamos a imprimir las papeletas, una vez impresas, nadie se puede cambiar»

    Es como un diseñador gráfico pidiéndole a su cliente: «Dígame si le gusta así, porque mañana voy a la imprenta.»

    Una regla tan simple y lógica como esa: Señora Sequera, lo sentimos mucho, pero no se puede cambiar, porque ya está la foto de otros candidato.

    Tan fácil como el mecanismo de una polea. El que quiera justificar esta mediada es un caradetabla o una persona con dificultades para hacer razonamientos simples

  8. Totalmente de acuerdo contigo, Adriana.
    Aparecen acá, dos medidas diferentes de razonamiento en los apologistas del gobierno. Es decir, aquellos que en el otro artículo avanzaban argumentos disparatados y sin base sobre «no creer nada de lo que leas», y dudan de absolutamente todo, acá, aceptan la acción «face value», de entrada, sin preguntarse absolutamente nada.
    Si con el dinero del FONDEN fueran la mitad de lo escépticos que son con los media, se les podría tomar en serio, o al menos creer su honestidad. Pero sigue el relativismo, los sofismas, las explicaciones y justificaciones del poder constituido. Vaya «revolucionarios».

  9. Pues si, la verdad es que la guerra está llegando a niveles estupidos.

    Sin embargo sigo sin entender a qué vienen estas vainas. Si fuese un candidato arrecho, incluso un Pablo Perez, te digo: «Verga, el gobierno tiene miedo» pero… Bueno, digase lo que se diga Capriles no da la talla. Y todos lo saben.

    Burocracia jodiendo todo. Que raro.

  10. @chorizo «Sin embargo sigo sin entender a qué vienen estas vainas. Si fuese un candidato arrecho, incluso un Pablo Perez, te digo: “Verga, el gobierno tiene miedo” pero… Bueno, digase lo que se diga Capriles no da la talla. Y todos lo saben. Burocracia jodiendo todo. Que raro.»

    Tranquilo, que en las alturas del poder sí entienden la necesidad de esto, porque manejan números y ven la calle (sin importar que alguien de talla o no). Ver lo que hace el CNE en estos días como un problema de burocracia es, a estas alturas, una cosa increíble.

    Mira esto de Hoy. Chamo, es absolutamente imposible que cualquier cerebro llegue a pensar que esto no es ridículo, a la luz de la campaña megadimensionada, y usando al Estado, de Chávez.

    http://www.youtube.com/watch?v=45fR5_yNdWI

    Pana, ¿burocracia?…

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