panfletonegro

Eso Que Llaman Ni-Ni

/home/depr002/panfletonegro.com/v/wp-content/themes/panfleto2019/images/random/depr_06.jpg

Mañana son las elecciones y no estoy del lado de ninguna de las barras bravas que se enfrentan desde un odio que sólo se puede entender en contexto. Recuerdo en el colegio -un colegio salesiano de Caracas- pelearle siempre a los curas la idea de un Dios, y aunque creía en la existencia de Jesús como una persona que nació en el mundo, no creía en un enviado supremo, tenía la postura de que Jesús fue un ser humana con unos ideales muy adelantados a nuestra época y por eso no los podemos comprender, pero algunas de esas ideas que me contaban en el colegio, de colectividad, de comunidad, de no valorar el dinero, comenzaron a tener sentido mientras crecía y vivía en el socialismo del siglo XXI.

 

¿Que una persona pueda morirse en una clínica porque el seguro no responde? En la sociedad en la que yo crecí eso es impensable, no sólo una violación al derecho a la vida, sino que es una violación a nuestras mentes donde el dinero no está y no puede estar por delante de la vida de una persona. ¿Que un vendedor quiera vender la leche 70% más cara sólo porque le da la gana? Una idea abominable, donde yo crecí el mercado necesita estar regulado por el Estado, no podemos concebir un mundo regido por el sistema de mercado ya que ese mundo está destinado a la autodestrucción -Polanyi ya hablaba de esto y de lo absurdo de las mercancías ficticias-. ¿La posibilidad de que una persona pueda acumular tierras y tenerlas sin fin alguno o de que quiera acumular comida en almacenes para generar desabastecimiento y mayor ganancia? En la Venezuela en la que yo crecí aprendí que una persona no puede ser dueña de la tierra -porque la tierra es de todas las personas y el Estado/Nación es una invención- y mucho menos utilizarla para el bien de unos pocos cuando muchos se podrían beneficiar; y el caso de la comida es el mismo, es inconcebible que alguien busque aumentar la ganancia a expensas de un producto de alimentación básico. Todas estas ideas las comprendí en socialismo.

Nací en el año 87, y por como se lleva la historia en nuestro país, es muy poco lo que conozco de los planes anteriores, de las cooperativas que se vienen creando desde los setenta (pocas pero las habían) o de las propuestas sociales y comunitarias que se llevaban a cabo, y no son muchas las personas que rescatan lo que se hacía, quizás porque se hacía desde el miedo a parecer comunista, porque el comunismo estaba mal visto, porque una barba es de sucio, jipi, comunista, loco, sociólogo de la central. Pero así como simpatizaba con ciertas ideas de Jesús a pesar de tener en muy poca estima las religiones que le adoran, también simpatizo de las propuestas del socialismo del siglo XXI -esas que salen en el librito de Dieterich y las que Chávez cuenta y habla-. Pero simpatizar con sus propuestas no me hace chavista, a pesar de que esto sea ruido blanco para algunas personas, así como no me hace opositor criticar las maneras en que se han implementado algunas misiones, o criticar que la manera de llevar el proyecto pone todo su peso en una persona dejando un vacío ideológico y generando desempoderamiento en las mismas comunidades que se buscaba empoderar, desempoderamiento al hacerlas dependientes de unas políticas asistencialistas que además apaga las ansias de lucha con medidas populistas cuando recibe alguna crítica de las comunidades “populares” o de los sectores “trabajadores” del país.

¿Por qué le llaman ni-ni?

Esa visión de ni-ni, ni es chavista, ni es opositor. Es además como despectivo, y más en épocas de elección. Todos son felices en Venezuela hasta que llegan las elecciones. Chavistas y opositores hacen negocios juntos, salen a tomarse unas birras, brindan en partidos de béisbol y celebran a la vinotinto, se olvidan las diferencias políticas y se mantienen las diferencias de clases, sin ideologías de por medio, y todos se olvidan de los ni-ni. Me imagino que existían ni-ni en la época de los adecos y los copeyanos, y muchos de ellos asumo que estarán en el chavismo, muy probablemente si fuera de esa generación hubiera sido chavista en el 98.

Pero el hecho de llamarle ni-ni es patético, patético para los chavistas que no toleran la crítica que no sea opositora, porque la crítica no opositora es la más compleja de todas, no hay cómo abordarla porque se sale del planteamiento anticapitalista y pitiyanquista. Pero es patético para la oposición también que no puede imaginarse una política o un hacer política si no es desde el chavismo, en reacción a este.

No me gusta la etiqueta de ni-ni, también soy de esta era posmoderna donde las etiquetas son mal vistas, pero más allá de eso, el ni-nismo es visto como desinterés político, como un voto nulo, como un cero a la izquierda. Por eso no quiero y no me calo el estigma del ni-ni. Una vez hablando recuerdo que dije “yo no soy ni-nista, yo soy nihilista” y fue un simple y tonto juego de palabras, pero es un juego de palabras al cual te lleva la escena política del país. Y no es que desecho cualquier creencia sólo por ser creencia, es que yo tengo esa necesidad, ese enfoque de la teoría crítica, que va más allá de no estar conforme con lo que hay, sino que implica cuestionarse eternamente, como dice Ian Parker, la tarea de un psicólogo crítico es deconstruir por la noche todo lo que hizo en el día. Si lo dijo él o no lo dijo él, si fue así la frase o distinta, la verdad no importa, pero lo que si me importa es resaltar la idea, con L y con I minúsculas, porque es una idea más, entre otras posibles.

Así, la idea de cuestionar y pensar en lo que haces en el día no es una tarea de masoquismo o de martirio, es un trabajo que hay que hacer cuando uno se asume como una persona en el mundo. ¿Qué significa ser una persona en el mundo? Significa que trabajamos siempre desde alguna postura -por eso me preocupa tanto esa visión que está llevando la campaña de Capriles cuando hablan de limpiar a las instituciones públicas de toda ideología para lograr un trabajo objetivo y llegar al progreso, idea modernista y tan anacrónica como lo que critican- y trabajar desde una postura implica también dejarnos llevar por nuestros deseos y por beneficios personales. Pensar en la noche es saber que vamos a pensar en amigos al momento de dar puestos de trabajo desde el gobierno (amigos, conocidos, alguien con quien trabajamos o estudiamos porque hay una confianza, un efecto halo, hay toda una maquinaria inconsciente que se nos escapa porque somos humanos). Que al momento de solucionar un problema, mejor dicho, al momento de plantearnos cuáles son los problemas del país, lo hacemos desde lo que nosotros pensamos que son los problemas del país, y aquí hay que tener en claro que hay tantos problemas como comunidades o personas hayan, ¿cómo hacemos para ponernos de acuerdo en cual es el más importante sin que se le de interés al de la mayoría sólo por ser mayoría, sea una mayoría cuantitativa o cualitativa? Y esta no es cualquier pregunta, esta es una pregunta fundamental, porque todas las soluciones parten del problema y si se trabaja el problema de manera errada se va a estar construyendo una propuesta desde bases socavadas.

Esta es mi postura, que no es lo que se suele tomar como una postura de un ni-ni. E incluso, si le llegara a decir a un chavista o un opositor que me planteo votar por Orlando Chirinos del Partido Socialismo y Libertad, ¿cómo responderían? Pensarían que es lo mismo a un voto nulo, ¿qué es un voto nulo en una época de participación política como la que está viviendo el país? No es un voto nulo, ahí hay algo, ahí está una voz, y más de una, diciendo lo que está podrido en la manera de hacer política, en el odio que está casado con el voto, en el asco y los prejuicios por ese otro que quisieran eliminar de sus polipoquet TODOS los fanáticos de lado y lado.

Esas ideas son las que me gustaría votar, encontrar, en un candidato. O quizás la posibilidad de un plan de gobierno concreto, porque el plan de gobierno de Chávez es teóricamente una joya, pero falta dar a conocer, falta que se discuta con el pueblo desde dónde vienen las propuestas, que la lucha por preservar a la especie humana en el planeta no es <<la idea delirante de un loco>>, sino que hay un fundamento anticapitalista, para lo cual hay que explicar y dar a conocer la manera en la que funciona el capitalismo, más allá de lo que se dice así de boca en boca o por cadena nacional, hacer calar, hacer hablar, hacer que se convierta en imágenes, hacerlo real, hacerlo concreto, hacerlo visible, que las personas entiendan, entendamos de lo que se está hablando, que se entienda qué es eso que se está poniendo en juego, y no decir a los cuatro vientos que la falta de trabajo no importa, que la inseguridad no importa, que la luz no importa, ¿por qué no importa? Y que la respuesta no sea porque la Revolución está en peligro, porque el proyecto de país está en peligro, porque claro que esa es la respuesta, pero después de 13 años y de mil misiones de educación ¿cómo no se generaron mesas de debate sobre lo que es la Revolución y contra lo que lucha más allá del teatro anti-contra? ¿Cómo no se buscó conocer si los pobres odiaban y no querían ser millonarios sino que se les impuso lo que ellos debían querer sin descontaminar las ideas al respecto? Esa prepotencia-salvadora-mesiánica es lo que destruye la espada de Bolívar, y la posibilidad de la unión de Nuestra América, que tanto bien nos puede traer a todos, países acostumbrados al saqueo imperial, de europeos, luego de gringos y ahora también de chinos, repitiendo el abuso como una víctima de maltrato.

Pero al menos hay sustento, al menos hay una propuesta escrita en el plan de Chávez o del chavismo. ¿Leyeron el plan de gobierno que está para descargar en la página de Capriles? Es como leer una clase chimba escrita por un profesor pirata. Al menos lo es en comparación con el otro plan. Y no porque lo que dice sea de mala calidad, es que lo dice a medias, como con miedo, como si al mostrar sus verdaderas intenciones o sus verdaderas propuestas le pudiera quitar votos ¿cuáles votos le quitaría, los de la juventud progresista o los de la población adecopeyana? Espero, por esos deseos de que se haya generado consciencia en el país, que sean los de la segunda.

¿Que si mañana gana un proyecto o gana el otro? Soy partidario de la alternancia en el poder, sobretodo por la cúpula putrefacta y momial que se turna los puestos del gobierno, tan arriba de todos nosotros que ya ni escuchan las propuestas del pueblo. Pero tengo pánico de que los terrenos ganados por una visión colectiva se hayan desvirtuado a tal nivel que se de paso a las medidas más neoliberales y violadoras que hayamos vivido jamás, a manos de un montón de fachas exiliados o escondidos como cucarachas esperando a salir y devorarse lo que los otros se dignen a dejar atrás; miedo también a que vengan desde el extranjero los que apoyan a Capriles con la idea cuartorepublicana de que por venir de afuera saben lo que es “bueno” para Venezuela y decidan arreglarla sin preguntar al vecino. Miedo también de pensar que el pueblo venezolano no soportaría otro engaño sin explotar, sin implotar. Pero ¿por qué tanto miedo? Espero que en estos 13 años se haya generado consciencia en el pueblo, que se haya creado una visión participativa, de interés, de hacer comunidad, que los consejos comunales puedan funcionar en una democracia participativa que les permita ejercer el poder que ahorita se les pretende, que se haga valer la constitución, y que no se permita la privatización indiscriminada sin una rendición de cuentas y de beneficios justos, que esas empresas expropiadas sean propuestas antes que a la privatización a la idea de fábricas tomadas, fábricas que -si los obreros lo quieren, lo exigen y lo aprovechan- tengan una distribución horizontal, fábricas desde los trabajadores y para el pueblo, para los venezolanos.

 

Las mejores elecciones, a mi parecer, serán cuando el modelo de país no se juegue al votar por una persona, sino que el modelo de país esté en la interacción dinámica de todos.

Salir de la versión móvil