Musa

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Gustando como degusto ahora me desarmo,

Un  repentino vacío  me circunda.

Vacilo, pero estoy a merced de la fijación,

Llegó como un accidente, convocandome al abandono del delirio,

ese que se empeña  en protegerme:

De mi pulso, de mi nombre, del último segundo,

Tu, profetisa mensajera de artefactos familiares,

Tu, que engendras de lo domestico el amuleto,

Cuantos  espasmos de materia me aferraran a este latido tuyo?

Igual te iras sin advertir, dejando una prenda donde no había nada,

Mientras te vuelvo a ver,  me queda el pronóstico del eco.

 

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