Gustando como degusto ahora me desarmo,
Un repentino vacío me circunda.
Vacilo, pero estoy a merced de la fijación,
Llegó como un accidente, convocandome al abandono del delirio,
ese que se empeña en protegerme:
De mi pulso, de mi nombre, del último segundo,
Tu, profetisa mensajera de artefactos familiares,
Tu, que engendras de lo domestico el amuleto,
Cuantos espasmos de materia me aferraran a este latido tuyo?
Igual te iras sin advertir, dejando una prenda donde no había nada,
Mientras te vuelvo a ver, me queda el pronóstico del eco.