Budismo y sociedad

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La finalidad esencial del budismo es conocer el origen del sufrimiento y una vez conocido erradicarlo. Este sufrimiento, según el budismo, surge por una insatisfacción ontólogica, una sensación perenne que «algo falta», independientemente de las condiciones externas que se tenga. No importa si se vive en Suiza, en Chicago o en Argelia; no importa si se es gerente de Adidas, pescador de una playa caribeña o un jefe de la mafia, esa insatisfacción es esencialmente humana, que está presente en cualquier época, lugar o condición socioeconómica. Por tanto el budismo no pretende cambiar las condiciones sociales ni hacer revoluciones externas, ya que no puede haber cambios profundos en la sociedad si no hay cambios profundos y radicales a nivel individual, y el trabajo del budista será desde lo interno, desde sí mismo, porque ese trabajo no lo puede hacer nadie por él. Ningún gurú, ningún maestro, ningún libro, ninguna ideología, ningún «ismo», ninguna propuesta económica o política servirá para erradicar el sufrimiento.

Ahora bien, el budista no es un ser aislado del mundo, un ser aséptico que está más allá del bien y del mal; no es, de ningún modo, un iluminado ni un ser perfecto. El budista también padece de codicia, de odios, de ignorancia. Es bien imperfecto, es un ser humano, pues. El budista también forma parte de un entramado social, y como tal tiene sus funciones específicas dentro de la sociedad.

Como es sabido, en la India existen las llamadas castas, que lamentablemente los hindúes han malinterpretado (y digo hindúes, quienes profesan el hinduísmo, porque en las otras religiones de la India, budismo, islamismo, y algo de catolicismo, entre otras religiones menores, no está contemplado el concepto de castas). Esta división, que según para los hindúes es de origen divino, establece que hay ciertos oficios para ciertas personas, el oficio de servir (sudras), el oficio de comerciar (vaishias), el oficio de hacer política o de los guerreros (chatria), y por último el oficio de establecer el vínculo entre la sabiduría, lo divino, y lo humano (brahamanas), aparte de los parias, o dhalits, que estarían totalmente fuera de estas categorías. La idea inicial es que cada quien tiene, en la sociedad, su lugar y su oficio, y que cada quien ha de cumplirlo. A lo largo de la vida uno podría pasar por todas las castas, ser desde un paria a ser un brahmana, desde un chatria a un sudra, dependiendo de lo que le acontezca y de lo que haga en su vida. En una sociedad idealmente comunista esas divisiones no existirían, pero de igual modo cada quien debe cumplir una función en la sociedad, así sea de manera temporal.

El budista sabe, y entiende, que es un ser individual, pero también un ser social, y que debe comportarse de acuerdo a la sociedad en la que se encuentra. El budista se basa, en su comportamiento hacia lo externo, en lo social, en ciertas normas éticas. Esas normas, o preceptos, que de ningún modo se deben entender como obligaciones o mandamientos, se refieren a la pureza moral de pensamiento, palabra y acto. Se pueden asumir como reglas de entrenamiento, y que no sólo contribuiría a tener una conducta más armoniosa con su entorno sino que facilitaría la meditación. La conducta incorrecta enturbaría más la mente y haría más dificultosa la concentración.

Básicamente esas normas éticas, para los laicos, se reducen a cinco:

Abstenerse de tomar vidas
Abstenerse de tomar lo que no es dado (robar)
Abstenerse de conducta sexual incorrecta
Abstenerse de mentir
Abstenerse de tomar intoxicantes que llevan a la pérdida de plena conciencia

El cómo los budistas adaptan a su sociedad estos cinco preceptos es ya asunto de cada quien, en el budismo no existe una normativa con respecto a qué compromiso político o comunitario debe tener cada budista, por tanto, acusar al budismo, o a los budistas, como poco o nada comprometidos con la política, o la sociedad, es un error, no se puede generalizar, ya que el budismo, como dije más arriba, no pretende hacer cambios o revoluciones sociales, como otras propuestas políticas, como el socialismo, el comunismo o el anarquismo. Cada budista decide si estar o no de acuerdo con el socialismo, o con el comunismo, o con el anarquismo, con la socialdemocracia, o cualquier otra propuesta política o social. Lo ideal que cada budista, según su contexto y tendencias personales, cumpla con los preceptos, sea ético, compasivo y no-violento.

El budista entiende que debe esforzarse en ser mejor persona, en purificarse, pero que no puede asumir todos los asuntos de la sociedad, que deben existir presidentes, o primeros ministros, gobernadores, alcaldes… y que están ahí para cumplir sus deberes como gobernantes (chatrias), y que lo ideal es que estén en esos puestos los mejores gobernantes. Así que si esas personas están dispuestas a gobernar, ellas serán escojidas según las modalidades de cada nación o sociedad. En una sociedad democrática será por medio de votos o de otra manera, y el budista, como ente parte de la sociedad, participa en esa escogencia, o no participa, de acuerdo a sus propios ideales. Cada budista, de manera independiente, decide si «casarse» con alguna ideología o seguir o no a un líder político. Para el budismo en general no es algo trascendente.

Es cierto que existen quienes se hacen llamar budistas que se dejan envolver por el exotismo, ropas, actitudes, manera de hablar exóticas, o que están como en una burbuja ideal, pero no son todos. Así como existen hare krisnas que son drogadictos, pero no son todos. Así como existen católicos de misa de domingo, pero que el resto de la semana su actitud no es nada cristiana, pero no son todos. Así como existen sacerdotes católicos que han sido pederastas, pero no son todos. En estos asuntos, como en todos, no se podría generalizar, hay quienes, dentro de todos los movimientos, que están haciendo un auténtico trabajo, con sinceridad y firme determinación.

Pero como dijo aquel maestro, por su fruto los conoceréis.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

9 Comentarios

  1. Me parece un error la separación que se hace del cambio o revolución interna con el cambio o revolución exterior. Pienso que deben ser y de hecho son figuras complementarias y superpuestas. Como dije antes, pienso que pretender obtener algún tipo de resultado en el entorno a punta de introspección solo lleva a la total paralización del sujeto político, e inevitablemente a la continuidad del orden injusto que tenemos.
    Y de ahí mi interés en este asunto. Que alguien me explique si no hay un revés insalvable en conducir las acciones o la práctica con miras a detener las causas del sufrimiento, cuando las causas del sufrimiento son producto del sistema de relaciones sociales impuesto por; ayer la fuerza, hoy la sumisión voluntaria y la enajenación.
    Algunos me dirán: es que las causas del sufrimiento son lineas arbitrarias trazadas desde los niveles de sufrimiento propio o colectivo.
    Yo pienso. ¡¡¡NO!!!
    Sufrir aquí sufrimos todos, es cierto. Cada cual lleva a cuestas ese «vacio» que no es mas que la insatisfacción de saberse inserto en algo ajeno a su voluntad, o peor aun, inserto en pero sabiéndose que la voluntad fue doblegada desde los primeros años de la vida.
    La vaina es que muchas otras personas viven niveles de sufrimientos de espanto mientras nosotros nos creemos con derecho al progreso tal cual lo conocemos; mas productos, mercados fuertes, estado del bienestar. Saltándose la reflexión del donde y como esta apuntalada mi «felicidad».
    Entonces no. No es lo mismo sentir ese «vacio existencial» que por lo general se quita con un buen polvo, que saberse sumido en la pobreza extrema de por vida, en un ambiente destrozado por la contaminación de petroleras, con 15 años de presidio por haber cometido un acto desesperado.
    Ofrecer a estas personas la salvación o la disminución de sus dolencias en post de un cambio a través de la meditación o el «mirarse por dentro» (y que me expliquen que quiere decir semejante pendejada) se queda en poco mas que una ridiculez, rozando el cisnismo o el imbecilismo.

    Es cierto que los budistas no quieren cambiar el mundo y la verdad es que dicho así suena tan simplón que repatea. Aunque antes puse un ejemplo como Gary Snider se deslindaba de estos por ejemplo.

    Pero que bien que vendría una manito a quienes si lo intentan, sobre todo considerando que entre budistas, hindues, cristianos, musulmanes y santeros se encontrarían con que casualmente todos quieren acabar con el sufrimiento humano y sus causas. Pero para esto están las religiones, para dividir y paralizar.

    Quizás vendría bien dejar este debate con el clásico; religiones, opio para el pueblo.
    Pero me voy a obligar a complementarlo; religiones, creencias de la nueva era y esnobismos, paralizantes de ayer y de hoy, por su complicidad les culpamos. Sois peores que el opio.

  2. Es interesante, y corrígeme si me equivoco, como en el budismo se tiene el concepto de imperfección de la naturaleza humana, que es la base filosófica del liberalismo clásico, solo que en occidente esto dió origen al «gobierno limitado» (quienes están en el poder no pueden tener tanto como para abusar de los gobernados, es decir, se busca impedir el desbocamiento de la naturaleza imperfecta de los otros), mientras que en oriente el budismo, como dices, busca el auto-freno de esa imperfección. Por esto mismo no produce una teoría política específica.

    Saludos.

  3. V, el budismo parte de una precisiòn, hace la distinciòn entre dolor y sufrimiento. Para el budismo el dolor es inevitable a la existencia humana, mientras que el sufrimiento es evitable. Por ejemplo, es inevitable una emociòn como la tristeza ante una pèrdida, mientras que una depresiòn si es evitable. El sufrimiento proviene de la ignorancia, del mantenimiento de creencias irracionales, de envidia, odio, deseo desmedido, perfeccionismo, idealismo, extremismos ideologicos, de los «deseos» de poder y dominio sobre los demas y el entorno. El budismo invita a un cambio en la azotea, necesario para limpiar la mente y hacer que esta pueda aportar soluciones (las que se puedan dar) a los problemas que colocas como ejemplos. El budismo es la mas racionalista de las filosofias «religiosas», no propone dogmas y cada uno de sus planteamientos esta sujeto a revisiòn empirica. No plantea un cielo en la tierra, nos invita a ver el mundo tal y como es y a actuar en consecuencia, con todo lo que eso implica. No hay pecados, no hay «premios.»

  4. «Me parece un error la separación que se hace del cambio o revolución interna con el cambio o revolución exterior. Pienso que deben ser y de hecho son figuras complementarias y superpuestas.»

    De hecho es así. Para el budismo y otras tradiciones no existe nada separado de nada, todo es un entramado. El fundamento del budismo es que para que suceda B tiene que suceder A, si no sucede A no sucede B. Para que haya una verdadera revolución social debe haber previamente una revolución individual. Nunca A será consecuencia de B.

    Decir que el budista no quiere cambiar el mundo es un error, desde luego lo quiere cambiar, pero enfatiza su trabajo en sí mismo, ya que entiende que si quiere una sociedad ordenada y con ética debe iniciar en él mismo una mente ordenada y ser ético. Y sí quiere ser ético debe a su vez trabajar para que en su entorno exista la ética, ya que ser ético en un entorno no ético es muy difícil, sino imposible. Pero su énfasis no será en cambiar las relaciones socioéconómicas o políticas, sino la transformación profunda de cada individuo que está en su entorno.

    «las causas del sufrimiento son producto del sistema de relaciones sociales impuesto por; ayer la fuerza, hoy la sumisión voluntaria y la enajenación.»

    Ya habíamos entendido que el sufrimiento es inherente en el ser humano, independientemente de su entorno. Para el budismo el origen del sufrimiento son la codicia, el odio y la ignorancia (no como desconocimento sino como pensamiento torpe). Es muy importante entender esto, porque si se culpa a las condiciones externas como el origen del sufrimiento éste nunca podrá ser erradicado.

    Y como explica Juan Carlos, el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Un hombre puede suicidarse por un rompimento amoroso, pero otro puede escribir libros y ayudar psicológicamente a muchas personas luego de haber permanecido en un campo de concentración nazi.

    «mirarse por dentro» (y que me expliquen que quiere decir semejante pendejada)»

    «Conócete a ti mismo» es una invitación que nos hicieron en la antigua Grecia hace unos 2500 años atrás. El Buda, más o menos por la misma época nos hace la misma invitación. Desde luego que resulta imposible mirarse a sí mismo, o mirar la rabia, o mirar el odio, pero sí se puede observar las sensaciones que produce el odio, o las sensaciones que produce la rabia, o los celos. Para ello requiere de una profunda atención, y el mejor método de entenamiento para «afilar» la atención es la meditación.

  5. No estoy muy al tanto de las teorías del liberalismo clásico, y no podría hablar de «auto-freno», ya que en realidad no se intenta frenar nada, sino más bien de liberación (del sufrimiento).

  6. Tal vez el término correcto no sea «auto-control», pero ante de usar otro, déjame enfocar el asunto desde otro ángulo: en relación a las normas éticas, cuando se establece (o recomienda) no matar, ¿se hace por qué el budismo considera que la naturaleza humana es propensa a matar?

  7. creo que mas que un racionalismo empírico, el budismo parte de la propia honestidad humana, de saber que el ser humano puede ser muy loable, pero también puede ser bastante plasta. y que por eso hay que buscar un equilibrio entre las pasiones básicas del ser humano, los sentimientos mas pasionales y bajos, y la suspension de ese sufrimiento que te causan esas bajas pasiones. ojo, sin que por eso dejen de reconocerse a esas bajas pasiones como parte de nuestra misma humanidad. el rollo esta en no dejar que una busqueda de perfeccion absoluta, o toda tu parte pasional controlen tu vida, sino que debe haber un equilibrio, mas no un punto de quiebre. y el autor puede corregirme si me equivoco, que me gusta que me hagan crítica porque asi uno aprende.
    el mismo buda dijo una vez que no hay nada mas peligroso que los extremos, que uno debe quedarse en el medio, pero ni siquiera al medio debe aferrarse.

  8. «el mismo buda dijo una vez que no hay nada mas peligroso que los extremos, que uno debe quedarse en el medio, pero ni siquiera al medio debe aferrarse.»

    Cuenta la historia que Sidartha Gautama, cuando aún no era Buda (iluminado), luego de salir de un austero ayuno que si no hubiera sido por la advertencia de una muchacha que se preocupó por él quizá habría muerto, vio a unos músicos y uno le decía a otro que debe estar atento a las cuerdas del instrumento, que no estén demasiado templadas porque podrían romperse, pero tampoco demasiado flojas porque no sonarían, sino que un término medio y así dar una bonita música. De ahí surgió la idea del «Camino medio», es decir, nada de extremos, que mantuvo siempre en su práctica y enseñanzas. Ni la excesiva austeridad ni la excesiva complacencia, todo extremo es innecesario y resulta más bien una traba para la liberación. Ir hacia un extremo implica apegarse a un aspecto y rechazar otro, y justamente el apego y la aversión nos ata al sufrimiento. Y efectivamente, aferrarse al camino medio es también ir hacia un extremo.

  9. «cuando se establece (o recomienda) no matar, ¿se hace por qué el budismo considera que la naturaleza humana es propensa a matar?»

    Luego responderé, con tiempo, a esa pregunta.

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