Nadie tiene (porque tener) madera de mártir

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La defensa del dirigente de Nuevas Generaciones (NNGG) del Partido Popular Ángel Carromero, condenado en Cuba a cuatro años de privación de libertad por el accidente de tráfico en el que murió el destacado disidente Oswaldo Payá, no recurrirá la sentencia, han revelado fuentes cercanas a su familia. El Gobierno español quiere que Carromero viaje cuanto antes a España, por lo que la expulsión sería la mejor de las opciones. La única condición para que sea expulsado es que la sentencia sea firme y, por eso, Exteriores había recomendado a la familia de Carromero que no recurra la sentencia y evitase así la dilación del proceso.

El País: Carromero rechaza recurrir su condena para acelerar su repatriación de Cuba

Cómo saber lo que haría uno mismo en una situación extrema; no es posible. A Ángel Carromero le cayó El Destino encima (a la manera de tragedia griega) y desde entonces su vida a quedado en manos de los dioses (léase, los Estados cubano y español). No puedo juzgarlo por aceptar la situación como lo ha hecho hasta ahora (de nuevo, ¿qué habría hecho yo en su lugar?), solo queda especular con las opciones desechadas.

Por ejemplo, ¿qué sucedería si Carromero dijera que no quiere que lo extraditen? Que lo que quiere es pagar su condena de cuatro años íntegramente en Cuba. Es más, que a través de los medios disponibles llevará un diario (léase: blog) de su estadía en la cárcel cubana. Las instalaciones, las condiciones de vida, la comida, la violencia intracarcelaria. Que contará las anécdotas que otros prisioneros le cuenten, por qué están allí, que terminaron ahí porque dijeron algo indebido o porque robaron comida. ¿Qué pasaría entonces? ¿Quiénes tendrían que preocuparse porque él se quede allí y no se vaya?

2 Comentarios

  1. Chorizo, no quise poner todas las artimañas (no hay otra palabra) que tendrían que hacer Carromero y la legión de amigos necesaria para filtrar la información del blog y para subirla a la red porque son cuestiones técnicas. La fuente primaria serían las visitas a la cárcel, otro elemento más de «incomodidad» para los carceleros que se verían en el dilema de prohibírselas, además de ponerlo en aislamiento para evitar que hable con otros prisioneros.

    El resto, cómo subir todo a internet, es una cuestión técnica (normalmente resuelta con una laptop suficientemente cerca del wi-fi de un hotel para turistas).

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