No es infrecuente leer artículos en la prensa venezolana acerca de la huida de jóvenes venezolanos al exterior en busca de una mejor vida. El fenómeno de la inmigración dicen que es complejo pero para mí se reduce en una sola cosa: costo de oportunidad. Cuando, y enfatizo esta palabra, se percibe que la vida en otro país será más agradable y con mejores perspectivas la decisión de irse ya está casi tomada. Esta mejora en la calidad de vida es el neto que queda una vez que se incluyen los aspectos negativos de toda inmigración como son el dejar la familia, los amigos, las costumbres, etc. A la final funciona como el mecanismo de descubrimiento de un precio en cualquier bien o servicio. Este precio se alcanza cuando el individuo percibe que las cosas que pierde yéndose son menos que las que pierde quedándose. Recalco que el quid de la cuestión está en la percepción que se tenga de cómo será la vida afuera. La realidad, luego, puede ser muy distinta.
El punto es que en muchos de estos artículos se “invita” a los jóvenes a no irse y quedarse en este paraíso. Yo no tengo ningún problema con esto pero me consta que muchas veces la agenda no es otra que un miedo profundo a que de este país se vayan todos los jóvenes y lo que quede es puro viejo sin nadie que trabaje por y para ellos.
No en vano la mayoría de los articulistas son gente ya retirada o muy cerca de ello. Jamás he visto un artículo de un joven invitando a sus contemporáneos a no irse a menos que sea un joven político. Y los jóvenes políticos ya están de hecho un poco avejentados.
“¡No me dejen solo aquí! ¿Quién me pondrá la prótesis en la cadera?” me parece leer entre líneas en los tiernos artículos que se leen en toda la prensa opositora apelando a lo maravilloso que es este país y chantajeando emocionalmente con la familia y los amigos. Un poco hipócrita me parece hablarle así a los jóvenes cuando esta misma generación, irresponsable, vaga y sin ningún tipo de principios dejaron esta porquería de país y le prepararon todo el camino al Chavismo del siglo XXI.
“What goes around, comes around” dicen en Ingles. Bastante chuparon estas generaciones sin querer involucrarse en la “sucia política”. Le dejaron la política a los demás, voltearon la mirada y la nariz en contra de esa masa de pobres que crecía como un cáncer alrededor de las ciudades mientras se iban de compras a Miami. No me queda ahora sino decirles que se jodan.
El derecho a buscarse una mejor vida es inalienable y tan viejo como el hombre mismo. Europa, EEUU, etc saldrán de esta crisis tarde o temprano como ya lo han hecho en sus respectivas historias. Claro, dirán, es que por allá no tienen a Chávez. Precisamente porque esas sociedades, a pesar de toda la crisis, aun no han producido uno me atrevo a decir que ya la mitad del camino esta recorrido.
Lamentablemente no todo es tan simple como “salir de Chávez” y todo se soluciona. Chávez es un producto de la sociedad y hasta que esta no cambie no se saldrá de él. El mero egoísmo y cachaza de pedirle a los jóvenes que no se vayan, que se queden en esta mierda cuando otro mundo mejor es posible, ilustra que aquí nada ha cambiado.
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Que diarrea verbal.
Totalmente de acuerdo con el artículo,cada quien tiene derecho a elegir libremente el lugar en donde quiere vivir,nadie está obligado a aguantarse la situación que hay en el país.
¿Porqué tengo que desperdiciar 50 años de mi vida para que este país se arregle?(suponiendo que dentro de 5 décadas Venezuela se convierta en un país desarrollado)
La vida es corta y hay que aprovecharla,no se puede obligar a alguien desperdiciar gran parte de su vida por un concepto tan arcaico y abstracto como lo es el patriotismo.
Vivir en un país es como contratar un servicio,si la empresa falla en proveer un buen servicio,¿que se hace? pues nos cambiamos de compañia para buscar un servicio mejor.
Gordon, la verdad comparto muchas de tus ideas pero algo no funciona en todo el relato, hay una desesperanza que pareciera desconocer dos fuerzas mucho más poderosas que el hombre: el tiempo y el caos. El hombre con todo y su modernidad a veces se siente dueño y amo de todo lo que empieza a conocer y deja de notar la absoluta y paradógica dependencia en el tiempo. Hace apenas 50 años (un poco más) recibimos a media Europa en el éxodo de la 2da. guerra, la guerra civil española y demás conflictos. De igual manera recibimos gente de toda la América plagada de militares gorilas totalitarios al finales a mediados y finales del S. XX, que nos trajo mucha modernidad y civilización. Ahora tenemos a este experimento de totalitarismo tropical que cuenta con dos cosas, constitución para eternizarse y un líder en vísperas de encontrarse con su destino, ya determinado por la ciencia médica. Por otro lado el universo, incluso el político, siempre tiene esos cambios repentinos de timón que abren la puerta a posibilidades mejores. Estoy muy relacionado con estudiantes venezolanos que han partido con un sólo objetivo, volver a hacer país. Seguramente muchos no vuelvan pero hay muchos que están convencidos en volver. Y es que es lógico. Encerrados en una jaula de autómatas tipo UNEFA, es decir, civiles educados en civilidad por militares relacionados al golpismo, no serán de mucha ayuda para generar nuevas ideas de desarrollo, sin embargo hay un grupo afuera que crece, aprende y finalmente entiende la ruta de la comunidad civilizada y comprende su estructura. Tal vez la «revolución» trae un viento de cambio en su estupidez y permite que aquellas familias forzadas a ser globales hagan posible que aquí se construya una civilización, no está tan lejos, 10 o 20 años. Ese éxodo debe ser reforzado para tener futuro… creo yo.
De acuerdo Pacheco. Es verdad que cuando uno mira para atrás, en historias personales o de países enteros, en aquel momento de desesperanza cuando absolutamente todo se daba por perdido es cuando precisamente las cosas empezaron a mejorar. El caos como generador de novedades, como fuerza organizativa que escapa del control humano siempre es subestimado ya que nuestro cerebro no está diseñado para comprenderlo.
Es muy difícil para una persona que no se regocija en el optimismo ingenuo, por no decir estúpido, no ser negativo en estos momentos. Sin embargo lo que quise transmitir no es desesperanza sino mas bien rabia e ira con respecto a estos militantes de lo patriotero y lo chauvinista que muy en el fondo lo que escriben lo hacen por mero egoísmo.
La mayoría de los que se van lo hacen por necesidad, porque la vida aquí se ha hecho insoportable, pero habrá bastantes que se van porque les sale del forro. ¿Cuál es el problema con eso? Somos habitantes de un planeta, los países son construcciones arbitrarias y la patria un concepto que con no poca frecuencia atrae a los mas brutos y cerriles de cualquier sociedad. Es muy fácil apelar a estos conceptos cuando la vaina se pone chiquita y uno está a punto de retirarse y te das cuenta que la sociedad colapsara porque todos los profesionales se están yendo y lo queda es puro político y curandero. Es decir, la parte productiva desaparece mientras que la improductiva no para de crecer, como te darás cuenta esto no es sostenible por mas petróleo que haya. Hay gente que literalmente anda cagada y arrecha porque el oncólogo, el terapeuta o la profesora de yoga se han ido. No hablemos de cosas más banales como que “antes en Caracas se comía mejor”. Sí, los mejores chefs también se han ido.
La patria es aquel lugar, mental o físico, donde mejor no encontramos. El resto es pura retorica, muchas veces peligrosa.
Atajo tu idea de «la patria es donde uno vive» porque es ahí donde la gente sabe que mantiene su ilusión de tiempos mejores. Dejar la patria es dejar el terruño y pasar al exilio en la mayoría de los casos, diferencio el exilio con las muy pocas personas que conozco que queman las naves y cierran capítulo con el país. Muchas de las que cierran capítulo ya tenían vivienda en otros horizontes y no tenían gran afinidad con el país, no los juzgo, simplemente es así. Pero hay una gran mayoría, como la que se movilizó en las últimas elecciones, que están como caimán en boca de caño esperando retornar y hacer vida en el sitio que los vio nacer. Es una paradoja entender que si la gente que está en contra del sistema político se va, y los que lo apoyan se quedan, igual habrá grandes cambios. Pero es ahí donde siempre salta una chispa. En algún momento aquellos que se rasgan las vestiduras por el mandón se dan cuenta de la desastrosa utopía de la que formarán parte. Los que se quieran ir que se vayan y los que escriben que no lo hagan, que envidien. Pero si harán falta en el futuro, como lo hicieron en las pasadas elecciones. Los ciudadanos del mundo en más de 90% le harán saber al mundo que esta vaina es una farsa, una piñata de billetes dislocada y narcótica con límite en el tiempo.
Ya desde hace tiempo Europa sabe que de nuevo se salvará con ayuda de la dinámica americana, latinoamericana principalmente, como en la corona. Y de nuevo habrá un intercambio cultural que defina nuevas formas. Los años por venir serán de grandes cambios y seremos víctimas y testigos de la relatividad.
Saludos