«Nosotros, los políticos, tenemos la obligación de unir
todos los pueblos de Nuestra América»
Juan Domingo Perón (1948)
-Documental: La Caracas–
Sorprenderse ante las cosas que se han naturalizado y reificado en la sociedad no es un defecto, sino una capacidad de crítica en vigencia. Y yo todavía me sorprendo -o me hago sorprender- de la intolerancia que vive nuestra política actual.
(Después de un párrafo como el de arriba, el apoyo o el odio de la gente que lea dependerá de si digo algo que, según su criterio, me haga chavista u opositor, porque si participas «activamente» en la política actual eres o uno o lo otro, sin espacios para grises -mejor dicho para rosados u otros colores-. Por esta razón mi postura está planteada a todo lo largo del texto y no en una sola frase.)
Me sorprende la intolerancia por las prácticas a las que conlleva y por las máscaras de hipocresía o de ingenuidad o ignorancia tras las que se intenta ocultar sin mucho éxito.
Por un lado, está la postura clara del discurso oficialista que fomenta el nacionalismo en las personas que lo apoyan y no en las personas que vivan en el país, una práctica común en los nacionalismos, pero extraña en un gobierno del siglo XXI que busca rescatar a la especie humana de los vicios que nos consumen -idea que teóricamente comparto- y extraña también al momento de hablar de Nuestra América y de la unión de los pueblos hermanos en ideología, y digo que es extraña porque las prácticas chauvinistas implican exclusión y delimitación específica de un territorio en el cual no caben todas las personas. Esta delimitación de territorio, por ende, impide y choca con el discurso de «lo mío es nuestro y lo tuyo es nuestro». Pero ya esto lo deberíamos tener procesado después de 14 años de escuchar.
Ahora, no hablaré de la oposición clásica que juega en el mismo ámbito y con la misma exclusión del oficialismo, sino que hablaré de esta ¿nueva? oposición. La de los jóvenes y la que se considera la salvadora del país, que piensa que por tener una consciencia hecha en socialismo esta exenta de las prácticas de la cuarta república. Esta misma no está compuesta exclusivamente por jóvenes, sino por adultos que creen, o les hacen creer que creen, en ellos para salvar la patria que les están robando bajo un discurso que no es más que eso, palabrería, dicen esos adultos.
Esta nueva oposición reclama democracia y libertad, y ante las elecciones en las cuales quedó electo nuevamente -o mejor dicho, viejamente- el presidente Chávez, se hicieron reclamos de: trampa electoral por un lado y reclamos a la población por otro. Desde decir que hay distintas maneras de obtener la mayoría de votos por medios truchos, hasta plantear que Venezuela está poblada por personas absurdas, sin sentido y que no saben lo que les conviene mejor -y acá es donde, me parece, que se evidencia de forma contundente lo que se podía venir si Capriles obtenía los votos necesarios-.
Veo a personas que escriben en las redes sociales deseando la muerte de Chávez, para esto comento en breve al <<Profeta de América>> -Reinaldo Dos Santos- el cual no se ha equivocado en ninguna de sus visiones del futuro y preconiza la muerte tanto de Chávez como de Fidel a principios del año 2013. Si usted -compatrioto o conmatriota- lo busca por Youtube podrá ver un video que se titula «Profecía – Elecciones Venezuela 2012», y abajo de su video verás a la gente celebrando y deseando la muerte del ya expresidente, actual presidente y futuro presidente del país.
No es el punto creer o no creer en lo que Reinaldo Dos Santos diga, ni si lo dice con una intención en específico, lo que interesa acá es la perversión -mi sorpresa obligada-, el odio a tal punto de desear la muerte, y las ganas de pasar por encima de los votos de la mayoríae invocar a una fuerza divina y superior porque es lo único que podría acabar con otra fuerza divina y superior como lo es Chávez, y esta fatalidad la seguimos teniendo en Venezuela y en Latinoamérica muchos años después de que Martín Baró nació-luchó-murió en un continente más de él que de muchos de nosotros nacidos acá.
En resumen, hablar de democracia pero no aceptar los resultados, querer que respeten tu voto pero no respetar el de los demás -sea que votaron por otra opción o que no quisieron votar ya que en Venezuela no es obligatorio sino voluntario- y desear eliminar de raíz -muerte- al bando que te hace oposición ideológica, es lo menos democrático que se me ocurre. Tan poco democrático que me da pánico que llegue a ser verdad la muerte de Chávez y lo que pueda pasar en ese panorama con esta idea que tiene la oposición -y el chavismo- de que no hay chavismo sin Chávez. A esto yo digo, o pregunto porque es mejor que lo digas y lo pienses por cuenta propia, ¿hace cuánto murió Perón? Y ¿sabías que en argentina, en las últimas décadas, ni se piensa en un candidato a presidente que no se diga peronista?