«Paranorman» es una grata sorpresa. De las mejores películas animadas del año. Merecida su selección para aspirar a la candidatura del Óscar.
«Paranorman» es una delicada e irónica revisión del cine de terror de explotación y serie b. Rinde tributo a Carpenter y Romero.
Desarrolla una forma de filosofía zombie para abogar por la tolerancia y la reconciliación con los demonios del pasado.
«Paranorman» ofrece una respuesta a la violencia, la venganza, el miedo a la otredad y la pena de muerte.
Justo lo contrario al canon del cine posterior al 11/S.
Se critica el fanatismo bélico de las turbas enardecidas en busca de inquisición, sangre y revancha.
Desmontaje de las cacerías de brujas de ayer y hoy. Largometraje para grandes y chicos, lleno de buenos mensajes, vibras y secuencias de mucha potencia lírica. Clara reinvidicación del stop motion a través de su amplificación en 3D.
En síntesis, una película conseguida en forma y contenido. Muy recomendable.
Quédense durante los créditos. Son puros homenajes a la estética de los afiches del gore y la explotación de los cincuenta.
El niño vive y se comunica con los fallecidos. Es un descendiente de la sensibilidad de Burton.
Su humor es excéntrico, bizarro y no apto para un público impaciente o cerrado.
Sus creadores, se nota, crecieron viendo «Los Goonies» y las «Historias Asombrosas» de Spielberg. Es similar a «Súper 8» en su concepto de recuperar el aire casero del home movie, según la óptica alucinada de un chico freak, amante del espanto enlatado.
Con todo, «Paranorman» es más inteligente, distanciada y sugerente.
Me sentía delante de un espejo. Su capacidad de identificación con la audiencia de los ochenta, es bárbara.
Narra el nacimiento de una bonita amistad