Primero tuvo que sacar su péndulo de cuarzo para ver en dónde nos íbamos a sentar, era obvio que en la grama era más cómodo, pero en las piedras le daba más «vibra». Los que estábamos ahí, unas siete personas, quienes fuimos invitados para una «meditación», esperábamos hacia dónde iba a indicar el susodicho péndulo, que no tuvo dudas en su oscilación: el mejor lugar era en las piedras (que daba un recuerdo lejanísimo de un jardín zen).
Luego que no había un enchufe para conectar el aparato de sonido y poner el CD que dirigiría (?) la «meditación». Luego de conseguir el enchufe en una caseta de baños el aparato, o el CD, no servía. Cara de contrariedad por parte de la conductora. Plan B: usar alguno de los carros para poner el CD y sentarnos al lado. Plan B failed.
Luego de ponerse las manos en la cara, respirar hondo, la señora decidió dirigirnos en la «meditación», pero era «necesaria» una música suave, qué mejor del disco de «New Age» de otra de las señoras para tal fin.
Fue un «viaje» desde los chakras, el aura y los arkángeles, que se sentaban al frente, a cada lado y detrás, para «protegernos».
Al final todos vieron luces, se sintieron viajar por praderas, vieron a los arkángeles vestidos de tal modo… Yo no vi nada, no sentí nada, sólo un dolor de espalda que la tengo por cargar tanto peso en el morral.
La nueva era es como sardinas con mermelada, o un pasticho con crema chantilly, una mezcla de términos, conceptos, ideas, que no tienen nada que ver. Los chakras no tienen nada que ver con el aura ni con arkángeles ni con péndulos, pero está bueno usar lo que sea. Faltó en esta «sesión» un contacto extraterrestre. Debe ser que ahora no está de moda.
A mí me dio indigestión, no es trascendencia nada, es una mezcolanza irresponsable de cosas que no tienen ninguna relación, por gente muy cómoda, de perezosos espirituales, que esperan que sean los arkángeles o los péndulos los que les diga el camino, que le digan qué hacer, un autoengaño, como los niños que se creen sus propios juegos, pero ya bien grandecitos, bien inmaduros.
Llegué a mi casa a tomar un alka seltzer.
(La imagen corresponde a Helena Blavatsky, fundadora del Movimiento Teosófico, con los tres supuestos Maestros Ascendidos de los cuales recibió instrucción, El Morya, Kuthumi y Djwal Kul.)
Excelente critica
La espiritualidad se ha vuelto una mercancía, y quienes trabajan con ella son más vivos que los que trabajan con el agua, de quienes se dice que son los que más ganan. Pero por lo menos estos últimos tienen que envasar el agua, los mercaderes espirituales ni ese gasto tienen.
Hay que reconocer las habilidades teatrales de quienes se atreven a dirigir esas cosas. Una vez me infiltré en un evento de esos (gratis, por supuesto) y fue algo así como jugar rol, pero menos divertido. A menudo pienso (de algunos) que es eso, que están yendo a jugar, que no se sienten estafados, sino que sienten que los anfitriones están dándoles exactamente lo que quieren (?) y que vale el realero que pagan allí.
A los consumidores de todo esto les llamo perezosos espirituales, o inmaduros espirituales. Son unos Peter Pan.