Ya les conté una vez, que mi pana Gabriel Nuñez ha troleado, por dos años consecutivos, a los ñoños del concurso de Cartas de Amor Montblanc, mandándole cartas alborota copetes.
Partiendo del principio que existe el troleo bueno, que busca fastidiar la solemnidad del poder, y que existen troleos elaborados que requieren paciencia y talento, decidimos hacer este ejercicio a 4 manos sobre el troleo de nuestras fantasías, experiencias propias, o simple jodedera. Aquí vamos G. N. (I,II,III) A.P.B (a,b,c)
Aporten sus ideas en el foro, porque trolear en este país (al poder, bien) se ha convertido en un asunto de honor
I
La ingenuidad y la necesidad pueden traerte troleadas de cuidar
El desempleo me golpeaba fuertemente en el año 2003. A un amigo cercano también. Acordamos avisarnos cualquier oportunidad o tigre decente para rebuscarnos mientras salía algo bueno. Un tigre fijo era cazar algún focus group en el periódico, de esta manera al menos comíamos un refrigerio y nos traíamos 50 Bs. cada uno en el bolsillo. Era algo, pues.
Una tarde me llamó un poco emocionado, diciendo que había encontrado un anuncio en la prensa donde solicitaban jóvenes y adultos que quisieran trabajar en trabajos audiovisuales, como actores, usando una máscara. Ya habíamos hecho de extras un par de ocasiones, así que sabíamos que esto podía ser algo con paga aceptable.
Esa misma tarde nos lanzamos al sitio. Era una quinta azul con rejas blancas, pasando desapercibida en alguna transversal caótica entre Sabana Grande y Plaza Venezuela. A través de la reja se podía ver una larga escalera de piso de granito. Informamos por el intercomunicador que veníamos por el aviso del periódico. Desde arriba nos abrieron y nos indicaron que cerráramos la reja con fuerza.
Subimos las escaleras y apareció una pequeña sala con paredes blancas. Salió un muchacho de un cuarto y nos mandó a esperar sentados en un sofá. Regresó a la habitación y nos dejó solos. La sala tenía afiches de Bananín y Bananón, Los Teletubbies, El Pato Donald, y muñequitos extraños que no identifiqué. Al frente de nosotros había una mesa de madera con un vaso reciclado de Cheez Whiz encima. En una esquina, tirado en el piso, estaba un peluche barato de un perro con ojos tristes depresivos. Todo era muy extraño. Miramos el techo y había un par de cámaras de circuito cerrado: una apuntaba a las escaleras; otra al sofá donde estábamos.
─Posiblemente será que necesitan actores para programas infantiles ─me dice el pana intentando no mover los labios.
─O tal vez sea para animar fiestas de niños ─dije yo.
Salió el muchacho que nos recibió y nos invitó a pasar a un cuarto. Había un escritorio con una hoja en blanco encima y un bolígrafo mordisqueado; también tres sillas blancas de plástico.
─Siéntense, muchachos. ¿Entonces están interesados en la actuación? ¿Tienen experiencia?
─Bueno, experiencia como tal, no. Tan solo hemos hecho de extras en un par de series y ya ─dije yo.
─No le pares bolas, no se requiere mucha experiencia en este trabajo. Les explico de qué va la vaina: somos una productora de contenido exclusivo para adultos, pero para distribuir internacionalmente; de Venezuela pa’ el mundo, pues. Nuestros principales clientes son España y Colombia.
Con mucha naturalidad manteníamos nuestros rostros como si nada nos sorprendía, con total atención, siguiendo lo que nos hablaba el enfermo este.
─¿Tienen disponibilidad de viajar? ─preguntó.
─Sí, no hay problema ─respondimos.
─Perfecto. Les pregunto eso porque grabamos a veces en yates, en posadas de Margarita, Choroní, y otros sitios. Nuestros chicos actúan con su máscara puesta, tenemos muchas disponibles. Si tienen algún tatuaje, pues se los maquillamos para que no los reconozcan. La paga es buena, una vez que queden en el casting se les informará todo. Tenemos chicas de todas las edades, son buenas profesionales y están ricas; también están sanitas. ¿Están interesados?
Enseguida le di una patada lateral por debajo del escritorio a mi pana. No sabíamos cómo saldríamos de la quinta pedobear del mal. Nos miramos como seguros de nuestra respuesta e interés. Asentimos.
─Sí, vale, estamos interesados.
─Perfecto, para pasar a la siguiente etapa requiero que cancelen ahorita 20 Bs. cada uno. Luego pasarán a esa habitación de allá, un compañero mío les pondrá una porno. Requiero que se masturben. Tendrán una cámara al frente grabándolos; no le paren bolas a eso, mastúrbense tranquilos, que requerimos medir el tiempo que tardan en soltar la leche. En caso de quedar en el casting, pues esta misma semana serían llamados para que vengan a una segunda prueba, que es cogerse a una de nuestras chicas, a ver qué tal se mueven singando, ¿está bien?
Ya había que abortar todo esto; de lo contrario podíamos acabar sin ropa en el sofá con una bestia de estas encima disfrazado de Teletubbie.
─Estamos interesados, mi pana, pero no cargamos efectivo… ¿hay algún cajero por acá?
─A una cuadra tienes uno, pana.
─Perfecto, vamos rápido a sacar plata y volvemos para hacer el casting, ¿está bien?
─Dale, plomo, los espero.
Decidí que buscar empleo por Últimas Noticias no era muy buena idea, opté por inscribirme en empleate.com.
a
¡Oh! Suspiro de solo pensar en que alguien Trolee al Miss Venezuela, esa máquina inhumana de salchichas. Pero sobre todo, que alguien logre engañar a Osmel Sousa, aprovecharse de su presbicia y vengarnos por tanta laca, lentejuela, escenario de anime y gas, de su obsesión de ganar a cualquier costo, por permitir el bisturí y tomar ventaja en la competencia.
Y por ser el gran propiciador del mito insostenible de que somos el país con las mujeres más bellas del mundo, un estereotipo engañoso, Las mujeres más bellas no están en Venezuela, mujeres (y personas) bellas hay en todo el planeta (tampoco somos el único país con petróleo, y no quiero llantos, plis). Esos son clichés, que poco a poco, se van vaciando de sentido. Y yo creo que la organización Miss Venezuela es lo que es, por eso: necesitábamos algo de qué sentirnos orgullosos, dada la cantidad de fracasos, y haber decepcionado teniendo tanto potencial.
Para hacer este necesario troleo, necesitamos a un hermoso tranfor, y que su capacidad de transformarse sea tan sublime que logre engañar a Osmel, y no solo engañarlo, sine que se gane su favoritismo, y que se arregle todo para que este hermoso troll gane El Miss Venezuela. Y que cuando se le esté corriendo el rímel por las lagrimas, sosteniendo la corona con una mano y el ramo de flores con la otra, con su verdadera voz diga a todo pulmón:
“¡Gracias Venezuela!”
Plop
Y que además sea periodista y publique un libro sobre la experiencia de la organización Miss Venezuela de Osmel Sousa desde adentro, y que sea un best seller
II
Hace muchos años, en una época de soltería, nació una variante de la llamada troll a la exnovia.
Me reunía con dos panas que estudiaron conmigo en el mismo colegio, nos montábamos en el carro tipo 7 p.m., y a rodar por Caracas mientras se cuadraba la agenda. El modus operandi consistía en que uno seleccionaba a alguna conocida que quisiera trolear y que estuviese más o menos simpática. Se debía compartir con los otros dos (que no la conocían en persona ni nada) detalles clave: nombre, en dónde estudió, hermanos que tenía, amigos principales, sitios que frecuentaba, etc. Con esto, ya se contextualizaba a los otros dos en cómo se podía establecer rápidamente confianza en las primeras palabras y atacar con total seguridad.
Se seleccionaba quién de los dos asumiría el reto y se repasaban los datos nuevamente en el camino. Se iba hasta el edificio o casa de la víctima, se dejaba al troll en la puerta, mientras nosotros retrocedíamos y esperábamos a lo lejos en el carro, vigilando. Ocurrían cosas como:
─¿Aló?
─¡Carla! ¡Es Manuel, baja!
─¿Qué Manuel?
─El de La Salle, pues, el amigo de Esteban, tu primo; nos conocimos en The Flower, ¿te acuerdas?
─Ahh, ok, ok. Dale, ya bajo, Manuel.
En este punto, a lo lejos el pana nos hacía señas de que ya venía bajando la víctima, y pues cagados de risa poníamos atención a cuán lejos podía llegar la troleada sin ser descubierto en la conversación.
─Epa, chama, ¿qué es de tu vida, vale? ─preguntaba Manuel, estampando un beso en el cachete de Carla.
─Eh, bueno, todo bien. Coye, hago memoria y no te recuerdo… Eso fue hace tiempo, ¿no?
─Sí, un poco, yo sí me recuerdo de ti. Recuerdo que me comentaste que estudiabas en el Teresiano de La Castellana, te gustaba jugar voleibol ahí en las tardes. ¿Aún lo practicas con Norma y Daniela?
En este punto ya se la había ganado, era una nueva amiga, un posible futuro cuadre. Así íbamos con unas cuatro víctimas más, pero rotándonos en la ejecución para así tener chance los tres de sacar al menos un celular.
B
Imagínense un desfile del 5 de julio en Los Próceres. Todos los militares de alto mando, obesos y sudando el whisky de la noche anterior. Y los civiles de rojo aburridos hasta lo imposible. Y en el medio una bola blanca con charreteras y condecoraciones de múltiple colores, ninguna las ha ganado, en realidad, se las pone porque puede, las manda a hacer, las inventa, nadie les dice que no, puede ponerse condecoraciones hasta en el ruedo de los pantalones, y daría igual, porque ninguna corresponde a la gloria ni a la valentía, no valen nada. Esa bola blanca en el medio, vendría siendo el comandante presidente. Y todos, especialmente él, mueren del calor. Ese 5 de julio la temperatura rompió récord de altura. Todos están sofocados, bajo la sombra, y los colores que visten, el rojo, el verde oliva, y la absurda tela de invierno con el que fue hecho el traje del comandante, no ayudan en nada.
Todo se vuelve pesado, aburrido, larrgooo, cada vez cuesta más mantener en pie la solemnidad de cartón piedra que los hace sentir importantes, el trópico intensifica la venganza en contra de la estupidez. Y pasan y pasan pelotones mecánicos, acoplados, ausentes. Y el vapor duerme a los presentes, y ya nada tiene sentido, porque los que ven no le importa el desfile, y a quienes desfilan, tampoco.
Uno de los últimos pelotones que espera bajo el sol, que no puede tomar agua, que carga objetos pesados e inútiles, se pasa una cadena por pin. Es un plan. Y es hermoso porque nadie se raja, ni nadie lo duda, todos van a ejecutar el plan y a correr con las consecuencias. Justo en frente del toldo presidencial, lanzan los objetos con violencia contra el piso, y empiezan a desvestirse, se quitan todo, menos las botas. Y empiezan a correr en círculos. Y nadie los detiene.
III
La génesis del troleo a la exnovia
En esa época una novia que tenía me dejó porque andaba ladillada de montarse en carrito por puesto; así que me dejó por uno que tenía un Chevrolet Monza. No se lo discuto, es una evolución, a fin de cuentas. A los pocos meses el chamo la dejó a ella por una con tetas más grandes. Me volvió a llamar para volver, pero le dije con seriedad que aún seguía tomando carritos por puesto, que posiblemente en otro país y economía podríamos volver a estar juntos. Me maldijo y trancó el teléfono.
Me pareció insuficiente mi comentario, debí haberle puesto más veneno. Así que tiempo después nació un sueño que siempre he querido cumplir para trolear a alguna exnovia. Se trata de tranquilamente llamar a su celular o casa, y en el momento que conteste, saludar y hablar como si el tiempo no pasó por nosotros, como si nunca hubo rompimiento alguno. Quiero que se cuestione cuál es la realidad, quiero que dude; deseo infiltrarme y colapsar su cerebro. Salivo y me pongo ansioso nada más imaginando esto:
─¿Aló?
─Hola, mi amor, ¿cómo va tu día? ─diría yo.
─¿Quién es?
─¿Cómo que quién es? ¡Gabriel, gordita! ¿No me reconoces ahora?
─¿Gabriel? ¿Qué coño quieres, imbécil?
─¡Amor, si eres tontica, deja de vacilarme! Bueno, nada, te llamaba para decirte que te quiero mucho, que voy a salir del trabajo temprano para comprar frutas en el supermercado y así hacerte una ensaladita de esas que tanto te gustan,
para comerla juntos luego de que te haga el amor unas dos veces… ¿Te gusta ese plan?
─…
Espero que me tranque o me llame mentepollo, con cualquiera de esos escenarios estoy servido ya.
El problema de procrastinar es que pasan los años y no terminas de barrer la agenda. Actualmente estoy casado, así que debía reconfigurar el proyecto. Conociendo el espíritu troll de mi esposa, una noche me atreví a comentarle mi sueño nunca cumplido, poniéndole como ejemplo/víctima a una exnovia que ella misma conoció y trató personalmente.
Tan emocionada y comprometida está con la propuesta, que sugirió subir un nivel: tocarle el intercomunicador y grabar el desarrollo de los hechos. Estamos actualmente afinando los detalles de la ejecución este proyecto.
C
El chavismo (el grupito en el poder) es tan hipócrita, cínico y balurdo, que merece que un tipo del calibre de Sacha Baron Cohen haga explotar en mil pedazos, como hizo Bruno con el mundo de la moda, toda su podredumbre, miseria humana y fortunas mal habidas. Pero imaginar eso es muy doloroso, porque sabes que aquí sería imposible.
No solo por la censura y la jodida villa del cine, pero es que ni independientemente. Mucha postura políticamente correcta, comodidad, falta de riesgo, irreverencia domesticada. El concepto del humor critico para desenmascarar al poder está muy lejos de los venezolanos, aquí no hay de esos gimnasios.
¿Ají Picante troleando los quicenaños de la hija de un nuevo rico chavista?
¡No vale, eso eran otros tiempos, cándidos e inocentes!
¿Vieron qué triste?
Toda esta farsa se va a caer un día y nadie hará el honor de sacar los trapos sucios al sol.
Bueno, como esta fantasía trolera es tan dolorosa para mí, me consuelo pensando en que un troll, que sea la combinación de Penn Jillette y Dwight de The Oficce, empiece a desmontar, frase por frase las agendas de Paulo Cohelo. Algo así: