l. El Uno y Luna
Érase una vez, en un bucólico pueblito, digno de una estampa de los andes venezolanos, donde las casas y sus tejados, las montañas y el clima favorecen la convivencia de las brujas, los fantasmas, duendes, hadas y demás seres llenos de misticismo, misterio y hasta temor, lideres pululantes en las mentes e historias ricas en fantasía o añoranza, contadas cerca de un fogón, en la esquina de alguna plaza, o en la intimidad de un tejado. Perdón un tejado, sí leíste bien, un tejado, ya que es un gato, y a los gatos les gustan los tejados.
Éste gato, al que pueden llamar con confianza el “Uno”, acostumbraba disfrutar de la compañía de sus congéneres, gustaba ayudar con sus conocimientos y habilidades sin menoscabo del alcance, riesgos o compromisos que eso le significasen, a quien así lo necesitase, logrando alcanzar gran respeto y admiración, además de un magnetismo particular para con sus pares femeninas, lo cual compensaba con creces su poco parecido con los modelos gatunos de las películas de Hollywood…miauu¡
Pero como en todo cuento, no todo puede ser color de rosa, la buena actitud y dedicación de Uno, le hizo merecedor de la envidia, egoísmo y mala intención de “Él Supremo”, quien controlaba con su poder nefasto, ganado con base en engaños y despotismo, a todos los habitantes y seres de tan apacible población, convirtiéndola en una especie de Ghetto donde muchos debieron abandonar sus propias historias para preservar sus vidas, y poder seguir contándola.
Tal fue el caso de “Luna”, una linda gatita blanca y altiva como la luna llena inteligente y guerrera, pero más terca y orgullosa que una mula, quien decidió tratar de elevar su voz, perdón maúllo, contra la opresión de Él Supremo, hacia los nuevos iniciados, de la “Casa que Vence Las Sombras”, en el arte de llegar a los tejados. Soberana insolencia, le hizo ganadora de persecuciones e intrigas, donde “Don Gato el Junior”, padre de Luna, y hasta los miembros de su manada más apreciados participaron conspirativamente, para despojarla de algunos bienes heredados y sabiamente administrados, en una historia que nada tiene para envidiar a la novela “Dinastía” o “Los Borgias”, claro sus preciadísimas y muy bien valoradas pertenencias eran un tarro de leche, una sabanita y una borla de hilo para tejer, con la que pasaba sus ratos de soledad noctambula, y creía servía para enviar mensajes virtuales en el 2.0, mientras observaba la sombra de las montañas que se volcaban fantasmales sobre el tejado a la luz de la luna. Aaahhh perdón, olvidaba mencionar tenía un ratoncito de peluche, que hacía las veces de mascota apodado “Murciélago” por lo feo que era, pero ella lo consentía y este casi que respondía amorosamente. Cosas de fábula no.¡
Luna conoció a el Uno, en una noche que éste se encontraba en el tejado, maullando en lotes de 140 caracteres, algo así como “miau..miau..miauuuu.miaumiau…” y estos hicieron vibrar la fibra de su borla, movimiento que fue sacudiendo poco a poco sus propias fibras internas hasta alcanzar su corazón. Después de esa noche ya no podía dejar de anhelar esa fuerza que descomponía su estabilidad de manera armoniosa, dulce y sensual, la misma que le permitía soñar con otro mundo más allá de lo virtual.
ll. La Mascara
Las Mentiras pueden ocasionar heridas profundas en los corazones más nobles. Esa lección fue sufrida tanto por Uno como por Luna, ya que ésta sufría condiciones impuestas por “Don Gato el Junior”, en una maraña de falsedades y manipulaciones, creada por la ambición de poder y control de alguna parcela en el Gheto, viéndose obligada a esconder su verdadera personalidad y limitándole mostrar la verdad que tanto le requería Uno, así como obstruyendo el encuentro de ambos en el tejado, donde pudiesen unirse en ronroneos dulces y armoniosos, rebasando los 140 caracteres del 2.0.
Uno, acostumbrado a ser sincero, honrado y leal, jamás comprendió como su hermosa Luna, podía evitar el encuentro de sus miradas, el placer de percibir el aroma emanado por su piel, el contacto entre sus cuerpos mullidos y suaves, o la dulzura y calidez de un beso apasionado, y tierno a la vez, en la soledad de la noche, con solo las estrellas y una brisa pasajera como testigos de ese amor, nada virtual.
La relación fue desenvolviendo con bemoles y notas discordantes en una fiesta de carnaval, llena de máscaras e intrigas, donde salieron a relucir “La Zorra” y “La Comadreja”, entre otras disfrazadas de “Ratas” (tal vez no estaban disfrazadas…queda la duda). La primera de ellas, al ver como Uno se desvivía por Luna, decidió ser participe aunque tuviese que disfrazarse de mansa ovejita, mientras la segunda, por su naturaleza Egoísta y Envidiosa se encargaba de administrar la cizaña entre los invitados de la fiesta carnestolenda, para así tratar de separarlos. La Zorra, jamás logró engañar a Uno, pero si sembró la desconfianza en Luna quien rompió a maullar en las siguientes noches de luna llena al pie de su tejado sola y herida por una saeta, que bajo el manto oscuro de la noche virtual, logró alcanzar su tierno corazón.
Esa desconfianza, fue creciendo, gracias a las cizañas de La Comadreja, al fingir magistralmente cariño, respeto y amistad hacia Uno y Luna, quien fue sacada por “Don Gato el Junior”, del Ghetto, de manera imprevista junto a toda su manada, llevándola casi a la fuerza, hasta tierras lejanas e inhóspitas, más allá de los siete mares, destrozando su vida, tal como la conocía, sus esperanzas y sueños.
Por suerte para Luna, la fuerza del amor logro doblegar su orgullo y la desconfianza, permitiendo que Uno, se convirtiese en su soporte virtual, su compañero fiel, su hombro para descansar, la caricia en el momento de tristeza y el abrazo acompañado de un “Te Quiero” que reconforta en la soledad, todo ello usando los hilos virtuales que alcanzan los rincones más inverosímiles, aun para la mente o la imaginación, desafiando sus propias dudas y recovecos propios impuestos por la racionalidad, asumiendo el reto de creer en ella, aunque tal vez solo fuese una creación de ceros y unos en la matrix de algún sueño gatuno, que tarde o temprano le haría saborear la hiel de la realidad, en el límite de los 140 caracteres impuestos por el 2.0.
lll. La Gata del Sur
En las tierras lejanas e inhóspitas más allá de los siete mares, tan al sur del 1.0 donde seres casi mitológicos aun conviven con la naturaleza, Luna descubre la farsa que “Don Gato el Junior” y su propia manada urdieron contra ella, obligándola a enfrentarlos, así como a su propia desesperanza y frustración, lastimándola tanto que su ira y dolor alcanzaron a Uno, alejándolos una vez más, mientras éste se apoyaba en “Sibarita El Breve”, una posible creación de la matrix con avatar perruno, para proteger a su amada Luna venciendo las distancias.
Así, Luna emprende la huida con ayuda y apoyo de “Sibarita El Breve”, hacia un destino insospechado, incierto como el de las estrellas fugaces, o como el escondite del arcoíris tras la tormenta. Uno, en su desesperación trata de destruir su mundo virtual, de unos y ceros, pero Luna, lo evita facilitando así un nuevo comienzo signado por la incertidumbre, dudas y deseos, de encontrarse, más acá del 2.0, cruzar miradas, caricias, maullidos, mordiscos y fluidos gatunos. Pero la sombra de la codicia aun no cesaba de ocultar el sol, ciñendo de sombras el horizonte, más allá de altamar y el ocaso del día.
La sombra que persigue los pasos jamás te abandona por completo. La maldad de “Don Gato el Junior” es tan vehemente que destruye el intento de acercamiento de Luna en el “Día del Gato”, dejándole saber que conocía todos y cada uno de sus movimientos, lo cual conllevo a la confesión por parte de “Sibarita El Breve” que estaba siendo víctima de un posible desfalco de sus cuentas gatunas, incluyendo algunas latas de sardina heredadas, todo por ayudarla. Es así, como deciden abandonar la travesía marítima y viajar al viejo continente donde Luna había confiado a Uno se instalarían, pero para sorpresa de Uno, en un aparente acto de secuestro por parte de los socios de “Don Gato el Junior” en la Ciudad Luz, deciden regresar al punto de origen de esta historia gatuna. Al Gheto. Todo es un circulo…¡
De regreso al Gheto, Luna se comunica desesperada con Uno, quien busca por todos los medios, incluyendo pedir la colaboración de “La Comadreja” por estar cerca de la cueva donde se ocultaba Luna, incluyendo al “Murciélago”, para su ubicación, lograr mantener contacto y poder llegar hasta ella, protegerla, aun a costa de su propia vida, y el abandono de su manada. Sorpresivamente, en una jugada maestra de la Matrix, todo pasa a ser parte de un intrincado de relaciones y cruces de Bits en la autopista de la información, donde hasta “El Cartel de los Gatos” y “El Gato de la Mafia” juegan un papel determinante en la protección de Luna, su enfrentamiento con “Don Gato el Junior” y donde Uno, ya obviamente estaba de más.
No se puede obligar al destino a que se amolde a tus necesidades. Mientras Uno, continuaba con su cacería y enfrentamiento con los Ratas Rojas, que se apoderaron del Gheto, lideradas por “Él Supremo”, y apoyado por “Los Infiltrados en el Camino”, con episodios intercalados de Gato Noctambulo, observando la luna llena en busca de respuestas que jamás llegan, Luna en un aparente giro o cambio de conexiones de la red, reaparece con perspectivas de futuro y vida casi perfectas, pero con un océano de por medio, obstáculo poco importante para el mundo 2.0 y la borla que permite el encuentro vibrando a la velocidad de 140 caracteres, consintiendo así la recurrencia de la matrix y la necedad del corazón por encima de la racionalidad y la realidad del 1.0.
Las heridas duelen en mayor o menor grado, dependiendo de la mano que sostenga la daga. Por eso, de manera recurrente, y como era de esperarse, es una fábula virtual, no una historia policial, Uno decidió ponerlo todo sobre el tapete, pero la hiel de la realidad estaba servida en una copa aparentando ser vino, y Luna se volvió a esfumar entre las montañas, manteniendo un océano de por medio, aprovechando la oscuridad de la noche fría y eterna del mundo virtual, donde las siluetas de las montañas creadas por la luna llena contrastan con la imagen del Gato en la Azotea que aun busca respuestas en el 2.0 y No pueden ser escritas en 140 caracteres. No más bits…¡
Esta historia No Continuará….¡
18/11/2012
Liderunox
Nota: Los Hechos, sitios, nombres y circunstancias aquí relatadas son obra de mi imaginación, basada en mentiras virtuales que se cruzaron en la red de redes, en forma de “1s” y “0s” por lo tanto NO SEÑALAN a nadie, ya que NO EXISTEN LOS PERSONAJES. Cualquier similitud con alguien o algo, será simplemente COINCIDENCIAL. Bueno eso espero. No tengo plata para las demandas. ;-p